Impresiones de Dying Light. Zombis, parkour y cooperativo en un pack inmejorable

Dying Light

El año que viene va a haber un buen enfrentamiento por la corona a «Mejor juego de zombis» entre Dying LightDead Island 2, y a juzgar por lo que he probado en la Gamescom, está claro que la balanza se va a inclinar al primero de esos dos títulos. Tengo que reconocer que ya tenía muchas ganas al juego de antemano, ya que la mezcla de un survival de zombis con elementos de parkour es muy llamativa.

La demo de la Gamescom se centraba en la novedad que anunciaron en la feria: el modo cooperativo. Junto a un segundo jugador, teníamos que completar una misión, que consistía en hacer volar un edificio como distracción para que parte de los supervivientes cumpla un objetivo en otra parte del mapa. Eso no era lo importante en la demo, sino simplemente cumplir el objetivo que nos habían encomendado.

El jugar con otro amigo no es que varíe para nada la historia, pero es una opción, y sin duda, matar zombis con amigos siempre es más divertido. Algo que me gustó de los primeros momentos fue lo sencillo que es el control, tanto para matar zombis con nuestras armas cuerpo a cuerpo (es espectacular ver con visión de rayos X las fracturas de los huesos con ataques poderosos) como para ir saltando por el escenario.

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Lo que sí varía el jugar con amigos respecto a la experiencia en solitario es que, si los jugadores aceptan, pueden participar en retos para ver quién es el mejor de los dos, tres o cuatro usuarios. El ganador se llevará una recompensa económica, con la que comprar luego nuevas armas y equipamiento para nuestro cazador. El primer reto consistía en ver quién mataba a más zombis, mientras que otro era escapar del edificio el primero.

Esto crea dinámicas muy divertidas, ya que si bien el objetivo es ayudarse entre los participantes, entre el pique, y la tentación de dejar tirado al compañero es bastante apetitosa, ya sea por pasar de los zombis y dejárselos al compañero, o por simplemente tardar más en acudir en su ayuda.

Volviendo a la demo en sí misma, al principio era bastante lineal, ya que estamos en un edificio bastante en ruinas, y tras encontrar el mando que activa los explosivos, toca salir por patas, para lo cual hay que ir a las alcantarillas. Aquí el parkour es más útil que en un espacio cerrado, y aunque no llega al nivel de espectacularidad de Mirror’s Edge, es vistoso y útil.

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Al salir al exterior, nuestra meta ahora es volver a la base con los supervivientes aliados, pero hay un problema: se ha hecho de noche. Eso significa que los zombis se han vuelto mucho más poderosos, y que han aparecido unas criaturas más poderosas cuyo único objetivo es acabar con nosotros. La gracia está en que dichas bestias no están controladas por la IA, sino por otros jugadores, ya que pueden invadir nuestra partida para activar de una forma tan orgánica una partida de PvP.

Aquí, las bestias tienen que quitar todas las vidas a los humanos, mientras que éstos tienen que esquivar a las bestias para acabar con todos sus huevos. En la oscuridad de la noche, las bestias tienen todas las de ganar, ya que son rápidos, fuertes y tienen mucha vida. La única forma de debilitarlos es con una linterna de luz ultravioleta. Si les apuntamos durante varios segundos con la luz, entonces brillarán y se volverán vulnerables, momento que hay que aprovechar para correr o matarlos para ganar unos segundos de tranquilidad.

Si no usamos dicha luz, las bestias nos pueden atacar por la espalda para lograr una muerte casi instantánea, a no ser que nuestro compañero nos salve, lo que hace que el trabajo en equipo sea crucial.

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Al estar en unas zonas más abiertas, el parkour se convierte en nuestro método de movimiento perfecto, y con la presencia constante de estas bestias acechando, digamos que son momentos muy intensos. Lo mismo ocurre cuando llegamos finalmente a los huevos, ya que tienes que estar con mil ojos para asegurarte de que no te matan mientras acabas con ellos. Y si además de todo esto te encuentras con zombis, ahora es más complicado acabar con ellos, y uno solo puede suponer un problema mientras que durante el día se podía acabar con ellos con total tranquilidad.

Es un contraste muy grande, pero que me ha encantado. Ya no solo por lo bien implementado que está este PvP, sino por todo. Durante el día, te sentías como en un patio de recreo acabando con todo a tu paso, para luego sentirte indefenso ante la oscuridad de la noche.

Esto, unido a lo rematadamente divertido que era jugar, hace que tenga unas ganas tremendas a Dying Light. Es una pena que salga en febrero entre tantos lanzamientos importantes y pueda pasar desapercibido, pero viendo lo que ofrece en apenas unos 30 minutos de demo, no me cabe la menor duda que va a brillar con luz propia cuando se ponga a la venta.

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