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Aureole – Wings of Hope

Al pensar en un plataformas, lo lógico es imaginarse tener el control total de nuestro personaje. ¿Pero y si fueran las físicas las que se encargaran de ello? Nosotros sólo damos un empujoncito al personaje… ¡y que la gravedad haga el resto! Esto es justo lo que nos propone Aureole – Wings of Hope de Team Stargazers, y vaya si funciona increíblemente bien.

Con inspiraciones en Sonic y Celeste, el estudio ha logrado crear un plataformas 2D único, donde la velocidad, la precisión y el rezar a los ángeles que las físicas no nos manden a un barranco se combinan de manera brillante. Y esa parte angelical no es casualidad, ya que el protagonista es justo lo que siempre persigue el famoso erizo azul de SEGA: ¡un anillo! O en este caso, la aureola de un ángel. Así que preparad vuestro mejor lanzamiento de aureola, que hay un demonio mamadísimo que detener con el poder de la amistad y la velocidad.

El ascenso de los ángeles caídos

Está claro que Aureole – Wings of Hope atrae por su aspecto jugable, pero también hay una historia para justificar nuestras pesquisas plataformeras, que es sorprendentemente divertida y simpática. Tras una aparente paz, los ángeles se han vuelto blandos al no haber fuerzas demoniacas a las que enfrentarse. Pero eso cambia cuando el nuevo Rey de los Demonios, el malvado (pero carismático) Lazel aparece y da matarile a todos los ángeles.

O bueno, no a todos, ya que la despreocupada Ramila y el serio Ryleth sobreviven… A medias, que Ryleth sí ha estirado la ala. En este mundo, los ángeles al «morir» se convierten en aureolas, pero pueden volver a la vida en el templo si llevan la aureola antes de que su alma se pierda para siempre. Desgraciadamente, Ramila la de volar no se la sabe, con que les tocará ir mundo por mundo hasta llegar de nuevo al cielo, salvar a Ryleth y detener a Lazel. ¿Cómo? Encontrando los fragmentos de fé para devolver el poder a su mundo.

Entre los niveles habrá conversaciones entre Ramila y Ryleth para ver cómo progresa su amistad, se van conociendo y de paso nos hacen reír de lo lindo. La química de este dúo angelical es brutal, y aprovechar los efectos del texto para mostrarnos cómo enfatizan varias palabras es genial. ¿No os importa la historia y sólo queréis jugar a Aureole – Wings of Hope por el plataformeo? Pues estas escenas duran lo justo para que se puedan omitir rápidamente si lo queréis, y si os ponéis a leer los diálogos, tampoco se harán pesados ni cortarán el ritmo. Es un equilibrio complicado el que han alcanzado, y que me ha recordado a lo que hacía Celeste con su trama… Pero aquí apostando muchísimo más por el humor.

El verdadero motivo para coger cualquier coleccionable en un plataformas: ¡el sonidito que sueltan!

La aureola más rápida de los cielos

¿Y cómo jugar con una aureola que no tiene patas ni nada por fuera que le permita moverse? A base de impulsos y físicas. Todos los niveles comenzarán con la buena de Ramila lanzando la aureola, para luego entrar en su interior y poder hacer únicamente tres acciones, disponibles desde el principio del juego:

  • Un pequeño impulso en la dirección que queramos. Si estamos en el aire, nos quedaremos en esa posición hasta que finalmente vayamos en la dirección escogida. Este movimiento no es infinito, teniendo dos impulsos hasta que tengamos que volver a tocar el suelo, representado todo de manera visual por el color de la aureola, como ocurría con el pelo de Celeste para mostrar su energía
  • Un golpetazo contra el suelo, para controlar mejor cuándo llegaremos al suelo, y pudiendo aprovechar la inercia para pegar un rebote
  • Un turbo que se puede cargar hasta 4 velocidades, como el Spin Dash del bueno de Sonic

El game feel de cada una de las acciones de Aureole – Wings of Hope es sublime. Las animaciones junto a los sonidos y los efectos venden genial los impactos contra el suelo, los topetazos o la sensación de velocidad y estabilidad de la aureola.

Superar una cadena de pinchos con un buen turbo es una inyección de dopamina máxima

Un diseño tan redondo como un aureola

La gracia a nivel de diseño es cómo, con estas tres acciones, logran crear niveles totalmente únicos gracias a las mecánicas que se van incorporando en cada uno de los mundos. Así el primer mundo sirve más como introducción, acostumbrándonos a esta manera de ir «saltando» por el mundo, buscar los lanzadores a lo Donkey Kong o los anillos a lo Sonic para ir avanzando por los diferentes niveles.

También veremos ya pistas visuales clave para aprovechar el entorno en busca de ayudas para mantener nuestra velocidad o encontrar rutas alternativas. Por ejemplo, un pequeño pico puede servir como rampa para superar una gran zona al activar el turbo, evitando en el proceso una sección plataformera en la que ir impulso a impulso. ¿Hay una zona de pequeñas plataformas entre peligros? Nada como impulsarnos, topetazo para caer exactamente donde queremos, y así constantemente. Aureole – Wings of Hope nos va enseñando de manera dinámica, y es algo que se aplica a las mecánicas propias de cada mundo.

Ya sean suelos que se rompen nada más tocarlos, anillos sobre los que rotamos, paredes con imanes o carretillas de minas, todo se va introduciendo en entornos «seguros», ampliando el desafío poco a poco y llegando luego a mezclar todas estas mecánicas en niveles cada vez más complejos.

La burbuja inmobiliaria del cielo se rompe con facilidad… Igual es por tantos pinchos que tienen por ahí repartidos

Siempre hay que tener fe

Puede parecer todo abrumador, sobre todo recordando que no tenemos un control directo de la aureola. Pero como ocurre en un Sonic, la velocidad y la precisión se combinan de una manera estupenda. Hay zonas más automáticas donde disfrutamos del espectáculo, mientras que en otras tenemos que ajustar cada salto y contar los impulsos al milímetro, o regresaremos al último punto de control en menos de lo que canta un ángel.

Es ahí cuando aprecias más aún el diseño de niveles, viendo que absolutamente todo está puesto ahí por alguna razón. Ya sea para acceder a una de las zonas ocultas con objetos coleccionables o pistas para el puzzle de cada hub, dar con un nuevo atajo o aprovechar simplemente las físicas para arañar unos segundos más al crono. Es increíblemente satisfactorio cuando enlazamos una serie de saltos, evitando todas las trampas por mantener el timing, sintiéndonos como auténticos dioses a los mandos al hacerlo todo a la primera.

¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡Es un ángel caído metido en una aureola!

Aureole – Wings of Hope nos permite depender no sólo de la memoria muscular, sino también de la intuición. Con que pese a lo complejo que acaba siendo todo, podemos ir avanzando a nuestro ritmo sin relativas dificultades gracias a nuestra capacidad de reacción… Hasta que lleguemos al último mundo. Es el examen final, aprovechando las ideas de cada uno de los mundos para plantearnos los niveles más difíciles de todo el juego y poner a prueba nuestra habilidad.

Dicho esto, no todos los niveles funcionan igual de bien. Uno en particular tiene una zona donde debemos huir de la lava, pero la cámara es fija, obligándonos a esperar a que la pantalla se mueva y podamos avanzar, para luego ir más rápido. También hay una mecánica que aparece en el primer mundo, apenas se explota, y luego vuelve en los niveles finales casi de sopetón, lo cual queda algo raro. Son detallitos muy tontos, por ponerse en plan tiquismiquis.

Ojito con las pistas para descifrar los puzzles de cada uno de los hubs. ¿Podréis resolverlos?

Y el premio al mejor ángel es…

Gracias a cómo nos ha ido enseñando el título a lo largo de los demás mundos, es una subida de dificultad que funciona. Y uno de los motivos por los que habremos aprendido sí o sí cómo dominar cada una de las mecánicas es el límite de tiempo. Cada fase tiene unos tiempos para obtener una medalla de oro, plata o bronce, siendo ésta última obligatoria para dar el nivel como completado. Los tiempos suelen ser lo suficientemente laxos para que podamos llegar a la meta de manera exitosa incluso con varias muertes, pero también debemos ir a buen ritmo.

Esto también nos motivará a picarnos con los tiempos de otros jugadores, gracias a los leaderboards personales, de amigos y globales. Superar a nuestros colegas resulta ser de lo más adictivo, tratando siempre de arañar unos segundos al crono, hasta el punto de llegar a aprendernos varios de los niveles al dedillo. Algo que he echado en falta es un reinicio más rápido de los niveles, para esas sesiones en las que ya no nos importa llegar a la meta, sino hacerlo literalmente volando, y pasando por el reinicio muchas, pero que muchas veces.

Aquí una aureola yendo a trabajar en la mina. Que de ser divina no se vive por desgracia

Pero toda esta parte de speedrunning es opcional en Aureole – Wings of Hope. ¿Queréis participar en ella? Entonces tendréis un juego mucho más rejugable. De por sí, necesitaremos unas 5-6 horas para completar la aventura. Pero el título esconde mucho más. Cada mundo (excepto el último) esconde un puzzle cuyas pistas están repartidas por los niveles. Si conseguimos los coleccionables de cada mundo desbloquearemos un nivel con mecánicas únicas (como saltar entre dimensiones o una fase con un diseño a lo Celeste), y si resolvemos el puzzle habrá un nivel más desafiante de lo habitual esperándonos. Lo único que pido en nuestra búsqueda por el 100% es un listado de niveles, en vez de tener que ir al hub y buscarlos ahí. Una mejora de calidad de vida para los más complecionistas.

Así que hay juego para rato, y durante toda nuestra travesía por los cielos, infiernos y demás mundos, estaremos con una sonrisa de oreja a oreja. El apartado visual es una delicia, con píxel-art estupendo y con el que se logra dar personalidad a una simple aureola inanimada. La única pega es que en Switch hay zonas donde hay alguna que otra ralentización, pero no afecta apenas a la experiencia de juego. La música también es una gozada, aunque también es cierto que si se nos atasca un nivel, igual acabamos cansados de su música… Os miro a vosotros, niveles del infierno.

El nivel opcional a lo Celeste es una fantasía

Conclusión

Aureole – Wings of Hope es un plataformas imprescindible. Una mezcla de influencias con una mecánica innovadora para dar pie a un juego único de los que enganchan hasta que hayamos visto absolutamente todo y estemos en lo más alto de las tablas de clasificación. Team Stargazer ha creado un título en el que todos sus elementos funcionan como en un reloj suizo, encajando a las mil maravillas y funcionando en sincronía para ofrecer un viaje digno de los ángeles.

Da igual si sois fans de Sonic y su velocidad, buscáis la precisión de un Celeste o Donkey Kong o simplemente queréis dar unos cuantos saltos en un mundo de lo más colorido. Este es un plataformas que no os podéis perder a poco que os guste el género, y que le sienta como anillo al dedo a nuestras consolas y PCs.

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  • Una idea innovadora, «sencilla» pero que da mucho juego
  • La manera de ir introduciendo nuevas mecánicas que poco a poco se van interconectando
  • Historia sencilla pero muy simpática y con personajes muy carismáticos
  • La parte del speedrunning es increíblemente adictiva
  • Se echa en falta poder acceder a los niveles rápidamente desde un menú cuando vamos a por el 100%
  • Algún nivel o sección no es tan redonda como todo lo demás
  • Los tirones que pega la versión de Switch en ocasiones
  • Reiniciar un nivel tarda algo más de la cuenta, en especial cuando estamos a saco con el speedrunning

Análisis realizado gracias a un código para Nintendo Switch ofrecido por JanduSoft.

Ficha

  • Desarrollo: Team Stargazer
  • Distribución: JanduSoft
  • Lanzamiento: 15/05/2025
  • Idioma: Textos en Español
  • Precio: 9,99 €

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