
Me suelen gustar toda clase de juegos, pero tengo una kriptonita: las granjitas. Si es una mecánica central del juego, me suele perder, algo que me pasó con el, por otra parte genial, Sakuna: Of Rice and Ruin. Por eso, nunca me había adentrado en la saga Rune Factory… Pero sus otros dos elementos principales de amoríos y RPG son de mis favoritos. Así que aprovechando su nueva entrega, Rune Factory: Guardians of Azuma, al fin me he adentrado en la serie, y sólo tengo una pregunta: ¿cómo no los había jugado antes?
Sí, la mezcla de granjitas, acción y romances con su carismático grupo de personajes es sencillamente increíble, enganchándome sin remedio alguno desde el principio. Así que preparad vuestro dragón y vuestros mejores pasos de baile, que nos toca salvar la región de Azuma mientras encontramos a nuestra alma gemela y devolvemos el equilibrio a la naturaleza. ¡Casi nada!
El danzaterra que salvó Azuma
Hace varias décadas, el Colapso Celestial asoló la región oriental de Azuma. La magia de las runas se ha extinguido, con la corrupción expandiéndose y los dioses de cada una de las estaciones en un eterno letargo. Por suerte, ahí estamos nosotros para arreglar este desaguisado. En nuestro papel como el «danzaterra», tenemos la capacidad de devolver la magia de las runas al mundo por medio de nuestros bailes especiales.
¿Y quiénes somos? Eso lo decidiremos nosotros, al poder elegir entre el protagonista masculino o femenino. Quien no escojamos también existirá en la historia, y en nuestro caso, empezaremos la aventura con amnesia. Pero tras descubrir nuestro poder, junto a nuestro compañero Lanu, iremos de región en región salvando al Dios de turno, ayudando a la aldea principal de la zona, y descubriendo poco a poco cómo salvar toda la región.
Al ser mi primera toma de contacto con la saga, no sé lo mucho o poco que se parece la premisa a las demás entregas, pero en este caso, funciona de maravilla. Rune Factory: Guardians of Azuma va presentando a buen ritmo a los diferentes protagonistas para que capten nuestra atención, y así pasemos a lo verdaderamente importante: las escapadas románticas para intentar ligárnoslos. Porque salvar el mundo está muy bien, pero querer salvarlo por los personajes a los que vamos cogiendo cariño a lo largo de la aventura es mucho mejor.

Si hay que salvar el mundo, ¡que sea con un gran festival!
La buena rutina de todo héroe
Antes mencionaba el aspecto de las granjas, y si sois como un servidor que no os gusta este género, tranquilos, ya que la forma de presentarlo aquí es fantástica, al integrarse con los demás elementos del título de una manera muy orgánica. Rune Factory: Guardians of Azuma presenta un sistema de calendario, viendo cómo los habitantes de cada aldea tienen una rutina según la hora del día, y nosotros acabaremos creando la nuestra.
Sin entrar en spoilers, acabaremos gestionando las diferentes aldeas, pudiendo edificar en varias zonas marcadas para ello, con el objetivo de que la región vaya prosperando. Esto incluye crear edificios para que puedan mudarse más habitantes, tiendas que nos darán beneficios cada día o nos permitirán comprar nuevos objetos… Y cómo no, también la parte de granjitas. Todo resulta muy intuitivo, pudiendo crear zonas donde hacer crecer las semillas que vayamos obteniendo, y tras varios días, el vegetal crecerá si hemos ido regando el suelo.

Podemos hacer las ciudades bonitas o eficientes… No me salen las dos cosas, no me juzguéis habitantes de Azuma
Cuando la aldea tenga a los suficientes habitantes, podremos incluso llegar a automatizarlo todo, asignando a los ciudadanos que se encarguen de la recolección, plantación y cuidado de los cultivos. Así que nosotros sólo seremos los arquitectos y daremos la chispa inicial, para que luego la ciudad prospere por sí sola, y nosotros veamos los beneficios diarios del trabajo duro colectivo.
Nada más despertarse, mi danzaterra revisaba que todo iba bien, veía si tenía los recursos necesarios para hacer nuevas construcciones o ampliar los cultivos de cada aldea, con el objetivo de que vaya subiendo de nivel. Así puede haber más habitantes, se desbloquean nuevas edificaciones, los ingresos pueden crecer y a su vez ganamos ventajas para la parte rolera con cada nuevo edificio o decoración colocada. ¿Con esta labor hecha? ¡A ver a nuestros amigos!

No podíamos estar ante un JRPG sin un minijuego de pesca
Danzaterra busca espose
Mi parte favorita de Rune Factory: Guardians of Azuma ha sido sin duda la social y romántica. En cada ciudad conoceremos a varios NPCs con los que entablar amistad, para que nos puedan acompañar en las aventuras… Y cómo no, llegar a enamorarnos. Cada día podremos hablar con ellos para aumentar la afinidad, y realizar alguna de las acciones disponibles. A medida que aumente el nivel de amistad, podremos hacer más acciones, como ir a comer, viajar a la playita a disfrutar de un buen baño, compartir el paraguas en día de lluvia y mucho más.
Poco a poco iremos desbloqueando las misiones de afinidad, con las que realmente llegaremos a conocer a este variopinto grupo de personajes, ya que en la historia principal apenas los introducen, pero no llegan a profundizar en prácticamente ninguno. Esto incluye el italiano cazatesoros Mauro (ojito a su «BRAVO, BRAVO» casi constante), la arqueóloga Hina (quien ya apareció en otra entrega cuando era sólo una niña), el samurái Murasame o los 4 dioses que representan a las diferentes primaveras.

Me casaría con todos los personajes, pero aquí están mis favoritos
Su diseño es de lo más atractivo, para que nos atraigan de un sólo vistazo, y luego por suerte, tienen tanto la trama como la personalidad como para terminar de enamorarnos. Encima son muy variados, con clichés para todos los gustos y colores, desde los personajes furros, los juerguistas, los responsables… Me ha encantado ver cómo Iroha iba llevando su tetería al estrellato, Cuilang iba descubriendo las emociones y mucho más.
Las escenas cotidianas en mitad de este mundo de fantasía donde aldeanos y dioses conviven me encantan. ¿Hay muchos clichés propios del manga-anime? Desde luego, y no me gustaría que fuera de cualquier otra forma. La manera en la que cada vez más personajes van interactuando entre sí mientras se desarrollan sus historias personales es de los puntos fuertes de Rune Factory: Guardians of Azuma.
El otro gran acierto es que no importa nuestro sexo, al poder enamorarnos de cualquier personaje. Así que podemos ser todo lo hetero o gays que queramos, que nadie nos va a rechazar por ello. Incluso podremos tener nuestro harem, al poder vivir el noviazgo con todos los personajes romanceables al estar vivir cada amorío en un mundo propio. Sencillamente brillante.

Tras jugar seguro que os entra hambre como a la buena de Hina
El baile del combate
Esto nos deja con el último pilar del juego: la parte de acción. Tras gestionar las ciudades y cuidar nuestras amistades, nos toca salir de las aldeas para intentar salvar Azuma. Aquí Rune Factory: Guardians of Azuma se convierte en un RPG de acción muy ligerito pero la mar de entretenido y completo. Sólo controlaremos a nuestro personaje, pero iremos acompañado por nuestras diversas amistades, viendo cómo los otros pilares afectan a nuestras exploraciones.
Si hemos puesto los edificios correctos tendremos más vida, fuerza o magia, mientras que los aliados con mayor afinidad tendrán acceso a más movimientos especiales, por lo que serán aún más útiles en la batalla. En vez de apostar por un gran mundo abierto, cada región presenta un mapa más o menos grande que funcionan como una gran mazmorra. A su vez, habrá mapas más pequeños y lineales, donde se completarán varias de las misiones principales. Incluso mientras surcamos todo Azuma a lomos de nuestro dragón tendremos la oportunidad de entrar a mini-mapas en forma de las islas flotantes.

En los jefes finales preparaos para esquivar decenas de ataques y nunca quedarnos quietos
El resultado es un mundo bastante interconectado, con zonas a las que tendremos acceso a medida que ganamos nuevas habilidades en la historia. Esto nos anima a volver a regiones cuya historia ya hemos completado, para conseguir encontrar todas las estatuas, purificar toda la corrupción y dar con más materiales con los que fabricar nuevos edificios o crear nuevo equipo y mejorar nuestras estadísticas.
Los combates son bastante simples, pero hay un alto nivel de personalización gracias el equipo disponible, los completísimos árboles de habilidades, los roles de los compañeros y la gestión de las ciudades. Cada arma tiene sus propios combos, y al poder equipar dos entre las que cambiar rápidamente, podremos ser muy versátiles. Lo dicho, todo es bastante básico, pero hay una buena sensación de impacto para que las peleas sean siempre de lo más dinámicas y divertidas, pese a no tener mucha variedad de enemigos.
Esta mezcla entre parte social, gestión de ciudades y combate es increíblemente adictiva, estando durante horas y horas, pensando «sólo un día ingame más y lo dejo». Así hasta darme las tantas de la mañana y no poder aplicar ninguno de los bailes de mi danzaterra para apaciguar las largas horas de trabajo… Hasta volver a Azuma de nuevo. El gran ritmo en general de Rune Factory: Guardians of Azuma durante las 30-40 horas que pude durar el título si vamos más o menos a saco, y mucho más si queremos hacernos con los corazones de todos los pretendientes de la región.

Los tesoros sagrados no serán solo útiles para explorar, ¡también en el combate! Tomad danza de la muerte, monstruos
Estilo anime en su máxima expresión
Pasando a la parte técnica, había bastantes dudas con esta entrega tras el desastroso estado de la quinta parte. Por suerte, la historia no vuelve a repetirse, ya que la versión de Switch 1 es bastante estable. Rune Factory: Guardians of Factory aprovecha su estilo visual tan anime (siguiendo la estela de juegos como Genshin Impact o similares) para presentarnos un mundo inspirado en el Japón clásico que es realmente bonito. Como decía antes, los diseños de los personajes no podían ser mejores, ya que es con lo que logran captar nuestra atención y ya vayamos pensando en nuestra mente a quién nos vamos a ligar.
¿Es perfecto el apartado técnico? Ni mucho menos, ya que cuando hay muchos enemigos o efectos en pantalla, hay ralentizaciones más que obvias. Pero incluso cuando ocurran, no son tan graves como para afectar negativamente a la jugabilidad o hacerse muy pesados. Se nota, eso sí, que el título usa técnicas de optimización bastante potentes para mantener el rendimiento más o menos estable.

Próximamente en todos los televisores de Azuma: ¡Amor Entre Fogones!
Esto incluye personajes o efectos que se mueven a un frame rate muy bajo al alejarse unos pocos metros, algo muy evidente al encontrarnos a los NPCs por las diferentes aldeas, o en arenas de combate grandes si el enemigo está en el otro extremo. Es mejor eso a que el juego vaya como un PPT, aunque a veces el resultado es algo «feo». Por suerte, los tiempos de carga son muy breves y no son numerosos, permitiendo que la acción y la exploración fluyan bastante bien sin interrupciones constantes.
El sonido es excelente, destacando cómo no el trabajo de los actores de voz. Contamos con voces tanto en inglés como en japonés. En la versión probada, había un bug por el que el protagonista masculino hablaba siempre en japonés incluso cuando los demás hablaban en inglés, por lo que acabé jugando a Rune Factory: Guardians of Azuma de esta manera. Además, pega escuchar voces japonesas dada la ambientación. Los seiyuus son excelentes, y junto a los expresivos diseños, ayudan a darle mucha vida a los personajes.
También ayuda la excelente localización al castellano. Me reí durante mucho tiempo al ver que las gallinas se llaman «Turuletas», y juegos de palabras como ese son una constante. Hay alguna errata ocasional (como llamar a Lanu por su nombre en inglés, Wobbly), pero nada grave dada la gran cantidad de texto que hay. Sin duda, es un punto muy a favor del título.

Los cielos de Azuma esconden multitud de secretos
Versión de Nintendo Switch 2
Tras testear a fondo la versión de Nintendo Switch 2, está claro que Rune Factory: Guardians of Azuma se beneficia notablemente del hardware actualizado de Nintendo. ¿Los problemas técnicos que mencionaba anteriormente? Completamente subsanados. Ahora el juego se mueve a 60 FPS, con sólo tirones durante los primeros momentos en los que nos teletransportamos a una ciudad, mientras cargan rápidamente todos los elementos. Esto hace que la acción sea mucho más fluida y placentera, o que las escenas de vídeo no se vean resentidas en cuanto hay más efectos en pantalla.
Los tiempos de carga son todavía menores, haciendo que el saltar de una ciudad a otra sea coser y cantar. Explorar las ciudades o los mapeados ahora es mucho mejor, al no tener el nivel de detalle tan exagerado en las animaciones, por lo que todo se mueve de manera natural en la distancia. Sigue habiendo popping, sobre todo en las sombras, pero no es tan acusado, por lo que el título entra mucho más por los ojos.

El mejor rendimiento hace que las peleas sean más divertidas todavía
Un aspecto donde he notado esta mejoría está en las escenas sociales. Ya no van algo a pedales, ni veremos cómo las texturas cargan ante nuestros ojos durante la práctica totalidad del evento. O mejor aún, las sombras serán mejores, por lo que la estampa de nuestro prota con el interés amoroso tumbados en el bosque no es tan cómicamente horrorosa como antes. Esto permite que luzcan mejor, y claro, nos dejen embobados con sus miraditas o sus gestos de amor.
A nivel funcional, la única novedad real está en la compatibilidad del Modo Ratón cuando gestionamos las aldeas. Al poder activar este modo con sólo poner el Joy-Con sobre una mesa, es muy fácil activarlo, hacer una gestión rápida y luego seguir jugando como hasta ahora. Sin duda, Rune Factory: Guardians of Azuma es mucho más cómodo de esta manera, sobre todo cuando estamos a un nivel más granular de gestión poniendo decoraciones sin parar en el espacio limitado del que disponemos. Así que en líneas generales, una versión mejorada fantástica, con que si tenéis una Switch 2, no lo dudéis ni por un momento, y dad el salto a esta edición, que es de lo mejorcito que hay nativo para la consola.

Cuilang está contento de que Marvelous haya cocinado con esta versión para Switch 2
Conclusión
Rune Factory: Guardians of Azuma ha sido mi primera toma de contacto con la saga, y me ha enamorado tanto como su maravilloso elenco de personajes. Estar de chill gestionando las ciudades y entablando tanto amistades como robando corazones durante la mañana, antes de salir a la acción para salvar el mundo, es una mezcla tan brillante como adictiva. Siempre querremos pasar un día más en Azuma, logrando al fin enamorarnos de ese personaje que nos lleva poniendo ojitos desde que lo conocimos y explorando un poco más de este maravilloso mundo.
Los tres pilares sobre los que se sostiene el juego son excelentes, y da igual si os gustan las granjitas, los dating sim o los RPGs de acción. Rune Factory: Guardians of Azuma es capaz de conquistarnos por cualquiera de estos géneros y convertirse en nuestra próxima obsesión videojueguil. De mis juegos favoritos de lo que llevamos de año, y sólo tengo una pregunta: ¿dónde habías estado toda mi vida, Rune Factory?
Nos consolamos con:
- Elenco de personajes romanceables increíble
- Mezcla de géneros increíblemente adictiva y divertida
- Excelente localización al castellano
Nos desconsolamos con:
- Aunque va bien en Switch 1, hay varios tirones y técnicas agresivas de optimización que «afean» el juego
- Pese a lo divertido que es el combate, se echa en falta una mayor variedad de enemigos
Ficha
- Desarrollo: Marvelous
- Distribución: Marvelous
- Lanzamiento: 05/06/2025
- Idioma: Textos en Castellano y Voces en Inglés/Japonés
- Precio: 59,99 €
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