Es una pena que los plataformas 3D hayan desaparecido tanto con los años. Es un género que, cuando se hace bien, puede devolvernos a la infancia, sin importar nuestra edad. Mundos coloridos, retos para todas las edades y personajes con un carisma arrollador que enamoran de un solo vistazo. Estos son los motivos por los que Boti: Byteland Overclocked me cautivó la primera vez que lo probé durante el Digital Dragons 2023.
El equipo de Purple Ray Studio claramente tenía todos los ingredientes para un plataformas 3D memorable: un robot achuchable a más no poder, un simpático mundo que salvar y hasta la posibilidad de hacerlo con un amigo. Así preparad vuestros puertos de datos, que el bueno de Boti está aquí para transportar el resultado final por todo nuestro Sistema Operativo.
Alguien no pasó el anti-virus correcto
Como ocurre en muchos títulos del género, la historia de Boti: Byteland Overclocked está en el propio juego, al servir como excusa para ir saltando de un lado para otro. Somos el recién llegado Boti, que es el encargado de transportar correctamente información dentro de un ordenador. Este mundo se llama Byteland, pero vaya, algo ha empezado a ir mal.
Varios virus han empezado a aparecer, todo está overclocked, y encima Kernel ha desaparecido en mitad de este caos. Como podéis ver, todos los nombres están relacionados con piezas de ordenador, con un sentido del humor bastante fino en la mayoría de los diálogos. ¡Hasta hay un juego de palabras con «CoulomBOT»! Cualquier referencia al mítico Colombo hace que cualquier juego gane puntos.
¿Problema? A veces los diálogos son demasiado. No me suele importar que en los juegos los personajes hablen constantemente, pero nuestras acompañantes, Zero y Uno, son muy cansinas. También es un problema que no dejen de repetir las mismas frases mientras exploramos o al toparnos con un enemigo. Los bugs que quitan el sonido en algunas cinemáticas no ayudan. Son detallitos donde se nota que, a la hora de la verdad, estamos ante un indie… Algo que será una constante en la gran mayoría de apartados del título.
Byteland está en peligro y sólo nosotros podremos salvarlo
La satisfacción de un buen salto
En todo buen plataformas no vamos a parar de saltar, con que es clave que los brincos sean satisfactorios. En este aspecto, el juego lo clava. Tanto el salto como el doble salto funcionan a las mil maravillas, gracias a las animaciones y el arco del brinco que estamos pegando. De esta manera, superar los múltiples obstáculos que nos esperan es una delicia.
El elenco de movimientos de nuestro héroe Boti es el típico del género, representado siempre con muchísima simpatía. Al mover las orejitas como si fuera un helicóptero podremos planear para superar grandes distancias. Además, podremos golpear para reventar cajas o diferentes obstáculos del entorno. La habilidad más interesante que separa a Boti: Byteland Overclocked respecto a otros plataformas es el uso del magnetismo. Podremos atraer o acercar objetos magnéticos, lo cual se aprovecha para resolver varios rompecabezas y varias de las secciones plataformeras más divertidas del juego.
Ahora bien, hay una pega importante, también muy común en el género: el combate. No es nada satisfactorio, faltando sensación de pegada, tanto por nuestra parte como al recibir daño. Era muy habitual que al ponerme a darle a los bichos, no sabía si estaba haciendo daño, pero veía que a veces me lo hacían a mí. Cuando nos obligan a combatir, la diversión cae en picado. En serio, plataformas 3D, si tu principal mecánica consiste en saltar, no hace falta ponernos a matar bichos, porque claramente no es el foco del juego, y secciones donde la acción cobra protagonismo pierden bastante.
El mundo está lleno de detallitos increíblemente simpáticos
MBs por todas partes
Si bien el juego es funcional y tiene buenas ideas, no paraba de pensar que se podría haber hecho mucho, mucho más con este mundo y estas habilidades. Por ejemplo, todo tiene un aspecto digitalizado, por lo que los típicos muros que nos empujan son una parte «viva» de este ordenador. ¿Cómo representar que se van a activar? Con una carita que hace esfuerzos. Hay muchos detallitos así que son una delicia, poniéndonos una sonrisa en la cara en todo momento.
La pega está cuando, tras los primeros niveles, no parece que el juego vaya a más. Todo se basa en coger el mayor número de coleccionables mientras llegamos a la meta de cada nivel, que son más bien lineales. Los MBs son el equivalente a las monedas, y hay demasiados por fase. Llegaremos a pasar bastante de ellos, porque cansa cogerlos absolutamente todos. Pero claro, son esenciales para activar diversos mecanismos, con que no podemos omitir tantos, lo que hace que recoger «moneditas» llegue a ser hasta algo cansino.
¿El resto de coleccionables? Son unas monedas especiales para poder comprar mejoras en nuestra base, o Kernels que amplían un poco la historia. Su posición no siempre es muy allá, lo que hace que no sea satisfactorio recogerlos. Además, tampoco tienen mucha utilidad. Al ir de fase en fase, no pasamos por la base, por lo que igual estamos una buena parte del título sin comprar una sola mejora… Que tampoco aportan mucho más que algo más de salud o un mayor alcance de los MBs. Quizá las recompensas ocultas más interesantes son las skins.
Nada como navegar por este mar de datos
Potencial desaprovechado
Que estos coleccionables vayan perdiendo fuelle es uno de los problemas del diseño de niveles. El otro es que el juego no va a más a medida que avanza la campaña. Le falta ritmo, incluso en las partes donde deberíamos estar al borde de la destrucción del PC o cuando estamos en una trampa mortal. Se repiten demasiado las secciones de una fase a otra, lo que las acaba volviendo formulaicas. ¿Siguen funcionando? Sí, pero van perdiendo la chispa.
El magnetismo no llega a aprovecharse mucho, e incluso los potenciadores que cogemos de vez en cuando están muy desaprovechados. Sólo amplían la velocidad o nos permiten saltar más durante unos segundos, pero su posición a veces parece arbitraria, sin aportar algo novedoso al nivel. El propio magnetismo se podría haber usado mucho más, aunque fuera en rutas alternativas más desafiantes.
Al menos, de vez en cuando meten algún momento nuevo. Cada fase tiene deslizamientos «musicales», consiguiendo una recompensa si logramos tocar todas las notas. En otras partes pilotaremos unos vehículos, e incluso hay un par de jefes finales… Bastante desastrosos, todo sea dicho. Vamos, que durante las 4 horas que nos dura Boti: Byteland Overclocked, al juego le falta algo de chispa. Innovar más para sorprender en cada nueva región o explotar más las mecánicas que ya tiene el juego de por sí.
El cooperativo es de los grandes aciertos del juego
Uno de los posibles motivos de este diseño más «simple» es quizá la inclusión del modo multijugador. Todo el título puede disfrutarse con un amigo, con la posibilidad de entrar o salir de la partida en cualquier momento. Por eso a veces habrá dos tiradores, o dos caminos, pese a llegar al mismo punto. Esto, por otro lado, es un plus, ya que no es nada habitual tener un plataformas 3D donde hay un cooperativo en el que ambos jugadores están en igualdad de condiciones. Además, lanzar al compañero o atraerlo con los poderes magnéticos es muy divertido, para qué negarlo.
El ordenador más simpático de la historia
Donde Purple Ray Studio sí lo ha hecho realmente bien es en la parte audiovisual. El juego es muy atractivo, ofreciéndonos un equivalente de TRON infinitamente más familiar. Todos los bots son simpatía pura, hay gatetes robóticos y la manera de representar tantos elementos habituales de un ordenador desde este prisma es una delicia.
La música también funciona bien, con elementos más tecnológicos para componer los temas que nos acompañarán durante nuestro viaje. Dicho esto, aquí se vuelve a notar que estamos ante un juego indie, con que por ahora no es el juego más pulido del mundo. Algunas partes tienen peor rendimiento (sobre todo al haber más reflejos), las físicas de las cajas o sus hitboxes fallan bastante, o incluso algunos enemigos se vuelven invisibles pese a seguir ahí dando por saco. Son muchas cosas arreglables, con que es cuestión de tiempo que la experiencia se vaya puliendo más.
No se puede acariciar al gatete, ¡pero sí llevarlo sobre nuestra cabeza!
Conclusión
Boti: Byteland Overclocked es un plataformas 3D divertido. Un primer proyecto de Purple Ray Studio que hace muchas cosas bien… Y otras tantas no tan bien. Se nota que es el primer acercamiento del estudio al género, con que la obra se queda lejos de los grandes, pese a sus fantásticas intenciones.
El mundo que nos plantean es simpático a más no poder y da gusto saltar por él. Los controles principales son geniales, y la implementación del cooperativo es mejor que incluso en los grandes AAA. Por contra, al diseño de niveles le falta chispa. Terminar de aprovechar sus buenas ideas para confeccionar el gran plataformas 3D que podría haber sido.
Pero estamos ante un primer intento encomiable. Ojalá hubiera más plataformas 3D con mínimo esta calidad. Porque pese a sus defectos, Boti: Byteland Overclocked no deja de ser la mar de entretenido. Espero que Purple Ray Studio vuelva a la carga con una secuela en la que Boti viaje a internet, por ejemplo. Donde todas estas grandes ideas se terminen de materializar en un juego más redondo.
Nos consolamos con:
- Un mundo colorido, simpático y que invita a explorarlo
- Los controles a la hora de saltar son precisos y muy satisfactorios
- El cooperativo funciona muy bien. ¡A saltar con un amigo!
Nos desconsolamos con:
- Diseño de niveles que podría haber dado más de sí
- El combate es muy, pero que muy mejorable
- Varios bugs que no rompen el juego, pero sí la empeoran
- Demasiados coleccionables que no llegan a ser relevantes
Análisis realizado gracias a una clave para Steam proporcionada por PiratePR.
Ficha
- Desarrollo: Purple Ray Studio
- Distribución: Untold Tales
- Lanzamiento: 15/09/2023 - Próximamente en consolas
- Idioma: Textos en Español y Voces en Inglés
- Precio: Por determinar
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