El silencio de FromSoftware respecto a sus nuevos proyectos sigue siendo doloroso, lento y muy doloroso. Desde la publicación de Dark Souls III: The Ringed City, Hidetaka Miyazaki y su equipo se cerró en banda para centrarse de lleno en este proyecto que ya se llevaba cocinando desde 2015 tras la finalización del único contenido extra de Bloodborne titulado Antiguos Cazadores. Nada más se supo del estudio hasta los pasados The Game Awards del año 2017 donde solo se mostraba una parte del brazo protésico del protagonista y el lema “Shadows Die Twice”. Internet convulsionó y poco tardó en crear teorías locas y muy elaboradas que situaban esos pocos segundos de tráiler con una hipotética secuela de Bloodborne. En pos de no poner en riesgo la creatividad de su equipo, la que para mí es una de las mentes más creativas de las dos últimas generaciones de consolas hizo caso omiso del populacho y se dedicó en cuerpo y alma a crear algo totalmente distinto de lo que nos tenía acostumbrados.
Sekiro: Shadows Die Twice se presentó en sociedad el pasado E3 2018, en la conferencia de Microsoft de la mano del mismísimo Hidetaka Miyazaki; se desvelaron los primeros detalles, los remodelados cimientos de los que se sustentaría esta aventura y su nueva ambientación, localizada en el Período Sengoku nipón. A partir de aquí, solo era cuestión de tiempo disfrutar, o no, de una de las mejores obras del estudio junto a un “publisher” totalmente inédito para ellos: Activision. Junto al equipo de desarrollo habitual de Dark Souls, se unió la hermosa Yuka Kitamura, la cual se ganó, por derecho propio, el privilegio de componer en solitario la banda sonora de Sekiro y todo gracias a sus excelentes aportaciones en títulos anteriores como Dark Souls III o Bloodborne.