9

Kingdom Come: Deliverance II

Aunque hay muchos RPGs de corte medieval, todos suelen basarse en la fantasía. Un héroe imparable alrededor del que todo el mundo gira y donde todo acaba yendo a nuestro favor. Por eso destacó tanto Kingdom Come: Deliverance en su momento, al ofrecernos un retrato realista de la Edad Media. Ni somos el elegido de turno ni nos van a tratar con algodones. La dureza de la época en todo su esplendor mientras vivíamos toda clase de intrigas y aventuras en la Bohemia del Siglo XV. Pero las pesquisas de Henry no acabaron, así que es el momento de retomarlas con Kingdom Come: Deliverance II.

Pese a sus grandes ideas, está claro que el original no era un título para todo el mundo. Muchas asperezas que pedían a gritos limarse poco a poco en una secuela… ¡y deseo cumplido! El equipo de Warhorse Studio ha sabido encarar el feedback de la comunidad para crear uno de los juegos de rol más adictivos e inmersivos que he probado nunca. Así que preparad a vuestro fiel corcel, una buena espada, y ¡y a viajar a la Edad Media!

Audentes Fortuna Iuvat

Esta secuela arranca justo donde nos dejó la primera entrega, y aunque nos ponen en situación rápidamente para refrescarnos la memoria, no viene mal revisarse algún resumen como este oficial para tener bien todo el contexto de la historia de Henry. De manera resumida, Henry y Hans Capon van a una nueva región de Bohemia para intentar formar una alianza entre los nobles de la zona contra el rey Segismundo, y así mantenerse fieles al rey Wenceslao.

Si no os suenan estos nombres, es normal, porque esta parte de la historia auténtica de la Bohemia del Siglo XV no es la más conocida del mundo fuera de la República Checa. Es ya uno de los elementos que hacen tan únicos a Kingdom Come: Deliverance II respecto a otros RPGs, ya que todo el contexto socio-político es auténtico. Si sois fans de la historia, hay montones de documentos y registros que nos permitirán transportarnos a la época de una manera fantástica. Y cómo no, todo se aprovecha al máximo para ir planteándonos la siguiente etapa del viaje de Henry.

Sin entrar en spoilers, las cosas no van a empezar muy bien para Henry y Hans, lo que justifica que suframos el «efecto Metroid» para volver a ser un mindundi. Esto nos complicará nuestra tarea, poniendo a prueba nuestra amistad con Hans, pero al mismo tiempo, dándonos la oportunidad de poder culminar nuestra venganza por lo ocurrido en el primer juego. El nuevo y excelente doblaje al castellano hará que estemos todavía más dentro de la narrativa, que como siempre debe ocurrir en un juego de rol, es uno de los aspectos que más nos engancharán del juego.

Bromance entre Henry y Hans… ¿o romance?

Benditas distracciones

Pese a que la trama principal está genial, creo que el verdadero atractivo de Kingdom Come: Deliverance II es todo su mundo y cómo nos lleva de una actividad a otra sin que nos demos ni cuenta. Porque en vez de plantarnos montones de iconos en los mapas que visitaremos, todo en el juego se va descubriendo de manera natural. Igual estamos en la taberna de un pueblo y escuchamos a la dueña quejándose de unos cumanos que la han liado parda, lo que nos da pie a hablar con ella, preguntar por el tema y activar una misión.

¿Queremos saber qué se cuece por la zona? Nada como hablar con los dueños de las posadas, para que nos digan que «por la zona suroeste unos leñadores dicen haber encontrado un tesoro único», o cosas así. Nada súper concreto, pero muchas cositas pequeñas que van alimentando nuestra curiosidad para que cojamos el petate y echemos millas para ver si ese rumor es verdad. Por el camino contad que nos encontraremos con bandidos que nos asaltarán o están atacando a otros ciudadanos, viajeros que nos animan a echar una partida a los dados en un campamento improvisado o unos simpáticos trovadores que necesitan de nuestra ayuda para poder difundir nuevas hazañas heroicas.

Lo mejor es que los mapas de Kingdom Come: Deliverance II no son sólo enormes, sino increíblemente densos. Es imposible empezar a jugar, plantearnos un objetivo principal y no distraernos con montones de estas actividades y misiones secundarias. Así conoceremos personajes la mar de interesantes, nos meteremos en rencillas entre familias que llevan décadas causando estragos y muchísimo más. Desde The Witcher 3 no me encontraba en una situación como esta, porque todo acaba resultando tan sumamente interesante, que es imposible no alejarse del camino principal para vivir todas estas pequeñas pero grandes tramas.

Nada como una partida a los dados con un viajero para ganar unos groschen

Un simulador inmersivo medieval

Algo clave de todas estas misiones, ya sean principales, secundarias o de estas dinámicas que irán ocurriendo, es la variedad de formas que tenemos para afrontarlas. No todo consiste en liarnos a espadazos, porque lo más probable es que además nos muelan a palos, sobre todo al principio. Recordad, no somos un cazador de monstruos legendario ni el héroe elegido por el dios de turno. Somos un escudero que encima vuelve a empezar casi sin nada, por lo que hay que tirar de ingenio más que de fuerza bruta.

Y es por eso que, Kingdom Come: Deliverance II creo que es no sólo un RPG muy completo, sino también un simulador inmersivo al estilo de Deus Ex o similares. Nos dirán lo que debemos hacer, pero cómo logremos depende enteramente de nosotros. Un ejemplo muy sencillo: para una misión tenemos que obtener un perfume. En la tienda no lo tienen porque la dueña de la taberna lo ha comprado todo. Podemos comprar la receta, usar nuestras habilidades de alquimia para frabricarlo nosotros, y listo. O igual podemos intentar regatear con la señora para que nos venda un frasco. ¿No tenemos dinero? Pues sacamos nuestro lado más ladronzuelo para llevárnoslo en mitad de la noche. ¿Queremos ser legales? Pues nos vamos de caza, apostamos en los dados o nos unimos a un club de la lucha para obtener el dinero y comprarlo con el sudor de nuestra frente.

Este es sólo un objetivo dentro de una misión principal, pero lo podemos aplicar a absolutamente todas las misiones y actividades. Lo mejor es cómo se retroalimenta este amplio abanico de posibilidades jugables con los elementos roleros. Igual no nos gusta combatir, por lo que podemos intentar resolver los conflictos mediante el diálogo. ¿Lo conseguiremos? Depende de nuestras estadísticas, la ropa que llevemos o lo limpios que estemos. ¿Es posible robar un objeto clave en vez de comprarlo? Igual sí en caso de haber practicado las habilidades de robar bolsillos o cerraduras.

¿Cuánto hay que liarla para que todo el pueblo nos mire así en mitad de la noche?

Toda acción tiene su reacción correspondiente

Pero la cosa no acaba ahí, ya que como ocurre en un buen simulador inmersivo, fracasar no es el final, sino una nueva oportunidad para probar otro enfoque. Si no podemos desescalar el conflicto familiar que comentaba antes mediante el diálogo, la misión no se marca como fracasada, sino que ahora nos obliga a tomar acciones más drásticas. ¿Nos convertimos en un paria en un pueblo por haberla liada pardísima pegando a la gente, una decisión o nos han pillado muchas veces robando? Si tenemos que hablar con alguien u obtener un objeto de dicha aldea, no se hace imposible, sino que ahora tenemos un reto adicional. O todo lo contrario, si tenemos una buena reputación o nos hemos ganado las amistades correctas, nos será más fácil movernos como Pedro por su casa.

Así se consigue vender la idea de que el mundo es dinámico, obligándonos a afrontar las consecuencias de nuestras acciones, éxitos y fracasos incluidos. Eso por no mencionar cómo todos los sistemas se retroalimentan constantemente. Al volver a empezar casi desde cero, Kingdom Come: Deliverance II nos motiva a probar todas las mecánicas y actividades para que Henry crezca de manera que todo acabe siendo viable. Porque igual llega una situación en la que tenemos que usar el sigilo, pero nos hemos centrado en el diálogo y las tortas, que al infiltrarse casi parecemos tan torpes como Leslie Nielsen en sus míticas películas.

Es rol en su estado más puro, y me encanta. Pero hay que destacar que no estamos ante un personaje vacío, sino que Henry tiene su propia personalidad. Sí, podremos hacerlo más matón o más escolar, pero su ideología está más o menos fijada. Esto nos lleva a todavía más momentos dinámicos durante los diálogos fantásticos. En un encuentro con un noble, cuando no tenía casi nada de equipamiento de calidad, éste dijo la realidad: que el rey Wenceslao era un pringado y que sería mejor tener a un rey eficiente como Segismundo. Eso es una ofensa contra nuestro rey, y Henry no podía permitirlo… Así que acabé en un duelo que era casi imposible ganar. Así que esto no es Baldur’s Gate III o Skyrim, sino más bien The Witcher o Mass Effect, con nuestras decisiones y las propias de Henry llevándonos de una increíble aventura a la siguiente, y alterando cómo no el desenlace de la historia y múltiples misiones.

Al poder derrotar al imposible jefe de las cerraduras del original, el sigilo ha sido mucho más útil en esta secuela

La dura vida en el medievo

He mencionado varios RPGs enormes y que son muy populares. Todos abrazan al máximo su vertiente videojueguil y de fantasía. En el caso de Kingdom Come: Deliverance II, abraza el realismo al máximo… quizá demasiado. Es uno de los factores diferenciales del título, y también algo que puede tanto atraer como repeler a partes iguales. La parte positiva de este realismo está en la parte del diseño del mundo, con las rutinas diarias de los personajes, los diferentes estamentos sociales, roles en los pueblos, el tema del equipamiento, etc.

Incluso me gustan los momentos en los que, a lo Shenmue, nos tenemos que poner a cargar costales u objetos de un lado a otro. ¿Es aburrido? Sí, pero es tan tedioso para nosotros como para Henry, lo que nos pone más en situación tanto a nivel personal como del mundo o la época. Así era el día a día de los trabajadores en el medievo, y lo estamos viviendo de manera directa.

Por contra, los elementos de supervivencia me sobran por completo. Tener que cuidar a Henry como si fuera un Tamagotchi para alimentarle, vigilar que la comida no se pudra y similares, creo que introduce más impedimentos en la diversión que otra cosa. Veo bien el tema de aplicar vendas sobre heridas sangrantes y similares, pero todo lo demás me parece excesivo.

Como se nos olvide afilar la espada, se puede romper en mitad de un combate… ¡y no queréis que eso ocurra!

Misma filosofía de diseño, pero algo más accesible

Lo mismo pasa con no poder guardar la partida cuando queramos… A medias. Al contrario que en casi todos los RPGs, no hay guardado rápido. Hay uno automático cuando avanzamos en alguna misión importante, pero por lo general, para guardar a placer tenemos que ir a dormir a nuestra cama, o usar un schnapps redentor. Vamos, ir a mimir o emborracharnos, lo cual crea obvios problemas si no hemos podido hacerlo o se nos ha olvidado. ¿Nos matan y la última partida guardada es de hace dos horas? Pues mala suerte, y me ha pasado muchas veces. Demasiadas. Creedme que cuando no se tiene mucho tiempo para jugar, mandar a la porra toda la sesión por una muerte imprevista al ser asaltado en el camino mientras usaba el viaje rápido es frustrante a más no poder.

¿La solución? Usar el guardado de cuando salimos al menú. Sólo tenemos una ranura de guardado, pero así podemos guardar la partida a placer. Es cierto que esto nos obliga a que la partida vuelva a cargar, pero afortunadamente, «sólo» lleva unos pocos segundos. No me avergüenza decir que he aprovechado esta funcionalidad al máximo durante mi partida, para crear mis puntos de control propios cada poco tiempo. Entiendo que Warhorse Studios no ha añadido un guardado rápido para no abusar de él y que afrontemos las consecuencias de nuestras acciones… Pero en un juego tan masivo y grande como Kingdom Come: Deliverance II, donde encima la muerte acecha en cada encuentro, tener al menos una ranura como esa de cuando salimos al menú, me parecería lo más óptimo posible. El sistema actual me parece tosco por el hecho de serlo, porque la dureza o el realismo no deberían de ir en contra de la accesibilidad.

Igual sobrevivimos a un único bandido… Si nos atacan en grupo y llevan armadura, ¡corred!

Todo esto ya ocurría en la entrega original, donde Henry era todavía más parguela y pardillo que aquí. Hacer algo tan básico como meternos en una pelea era un dolor de muelas, y eso no pasa en esta secuela. El realismo y esa tosquedad se mantienen, pero ahora todo resulta más accesible y directo a los mandos. El sistema de combate, por ejemplo, me ha gustado mucho. Sigue siendo desafiante, pero me lo he pasado en grande aprendiendo combos con los diferentes profes de la región, aprovechando los contraataques y bloqueos, y gestionando la resistencia para tener duelos la mar de interesantes. ¡Hasta he podido abrir las cerraduras en mi faceta de ladrón! Sólo las sencillas al principio, pero es lo normal cuando hay una progresión, animándome a practicar esta habilidad en vez de repudiarla por completo.

Ahora bien, no penséis que esta mayor accesibilidad hace que el juego sea un paseo por el parque. Nada más lejos de la realidad. Preparaos para densísimos menús con tropecientas opciones y pestañas, todo con múltiples estadísticas, etc. Esto hace que no sea un juego ideal para sesiones cortas, ya que es increíblemente denso. Así que, pese a lo completo que es y las similitudes con otros grandes RPGs, todas estas particularidades hacen que no sea un título para todo el mundo.

Subirnos a nuestro corcel y simplemente viajar es una verdadera delicia

La vida Bohemia es la vida mejor

Donde cuesta encontrarle pegas al juego es en su apartado audioviosual. Warhorse Studios vuelve a usar el motor CryEngine, siendo de los pocos títulos que lo emplean, y se nota que lo han dominado muchísimo más que en la anterior entrega. Los mapas son más amplios, el nivel de detalle es superior, y el rendimiento es infinitamente mejor. En PS5 todo se mueve con soltura, ofreciendo una estampas memorables casi a cada paso que damos. Ya sea viendo un precioso lago, viendo el devenir en el pueblo de turno o en mitad de un frondoso bosque.

Kingdom Come: Deliverance II entra por los ojos a lo grande, siendo los gráficos un elemento clave para ofrecer esa inmersión constante que el juego busca por todas sus mecánicas. También es sorprendente lo pulido que está todo, pese a lo inmenso que resulta el juego. Y aun así, nos encontraremos pocos bugs o zonas con tirones. De vez en cuando habrá algo menor, como personajes sentándose en el aire en la taberna, o agarrar el aire en vez de un objeto, hasta que éste se teletransporta a sus manos a los pocos segundos. Son bugs visuales muy puntuales y pequeños, que para nada rompen la magia del título.

Lo que más quiero destacar es el doblaje al castellano. Creo que no hay muchos juegos de esta envergadura que cuenten no sólo con voces en nuestro idioma, sino de encima de tal nivel. Hay montones de actores para que no suenen siempre las mismas voces, y absolutamente todo está doblado. ¿Esa conversación aleatoria de varios aldeanos? Perfectamente localizada y doblada, sonando todo de maravilla. Como decía antes, el doblaje ayuda mucho a meternos más de lleno en este mundo, al no obligarnos a leer subtítulos, y sencillamente, sentir que formamos parte de esta particular visión de Bohemia. Y cómo no, la música vuelve a ser excelente, para redondear el conjunto.

Ni Gretel va a reconocer a Hensel tras la somanta palos que le vamos a dar

Conclusión

Kingdom Come: Deliverance II es una secuela de manual: más y mejor que el original en todos los apartados, pero siguiendo su misma filosofía de diseño. ¿El realismo a la hora de mostrarnos la Bohemia del siglo XV? Sigue más que presente, pero ahora el juego es más divertido a los mandos, para que no haya tantos impedimentos a la hora de disfrutarlo… Sin por ello reducir el realismo ni un poquito, claro.

El mayor triunfo del juego es, desde luego, lo mucho que nos engancha por cómo nos plantea todas sus misiones y actividades. Todo de manera orgánica y natural, con total libertad de afrontar cada encuentro como queramos, y así forjar nuestro propio camino para el bueno de Henry. Un híbrido de simulador inmersivo y RPG fantástico que esta vez sí, logra alcanzar todo el potencial que claramente demostraba el original.

Es cierto que no es un título para todo el mundo. Porque hay que estar preparados para todos los desafíos y obstáculos que nos quiere poner. Pero si los superamos, Kingdom Come: Deliverance II se ganará un hueco en nuestro corazón. Si la idea del original ya os gustaba, pero se os hizo bola, dadle una oportunidad a esta secuela, ya que posiblemente, os acabe por conquistar como me ha pasado. No hay ningún otro RPG actual como Kingdom Come: Deliverance II, y pese a que el 2025 acaba de empezar, está claro que va a ser uno de los juegos más memorables del año.

9

  • La mezcla de RPG con simulador inmersivo
  • La manera tan orgánica de ir planteándonos sus numerosas actividades
  • Todo un espectáculo audiovisual
  • Fantástico doblaje al castellano
  • El énfasis en el realismo lo hace único dentro de los RPGs…
  • … Aunque a veces se pasan con el exceso del realismo
  • Las limitaciones para guardar cuando queramos siguen siendo un dolor de muelas, pese a la nueva opción
  • Perder horas de progreso de un plumazo por un pequeño error es frustrante al máximo
  • Los menús son muy, muy densos y algo toscos

Análisis realizado gracias a un código para PS5 ofrecido por PLAION.

Ficha

  • Desarrollo: Warhorse Studios
  • Distribución: PLAION
  • Lanzamiento: 04/02/2025
  • Idioma: Textos y Voces en Castellano
  • Precio: 69,99 €

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *