La gente de Tango Gameworks, con el mítico Shinji Mikami a la cabeza, siempre suele saber lo que hace. Ya lo demostraron con la saga The Evil Within, y por eso había ganas de ver qué nos ofrecían con Ghostwire: Tokyo. Esta nueva franquicia nos ha dejado intrigados desde su anuncio, y por fin ya estamos probando el juego para saber qué esperar de él.
Mientras que el título se pone a la venta el próximo 25 de marzo para PS5 y PC, ya podemos hablaros de los dos primeros capítulos del juego. Algo así como unas primeras impresiones, que ya os voy adelantando, son realmente positivas. Preparad las manitas para lanzar toda clase de hechizos, que los Yokai no nos van a dejar visitar la ciudad de Tokio con mucha calma.
Como os podréis imaginar, sólo con dos capítulos no podemos hacernos una muy buena idea de cómo será la historia de Ghostwire: Tokyo, pero al menos, todo comienza bastante interesante. En resumidas cuentas, controlaremos al joven Akito, que se encuentra en Shibuya cuando ésta es atacada por una niebla sobrenatural. Todo el que la toca acaba desapareciendo al más puro estilo de «La Guerra de los Mundos», y nosotros nos «salvamos» al poseernos el detective KK. Cuando el causante de todo este embrollo secuestra a nuestra hermana, tendremos que colaborar con nuestro «huésped» a regañadientes para salvar la ciudad, a nuestro familiar y detener al villano.
El inicio es bastante potente, al poder ver de primera mano toda esta masacre, y estar tan confundidos como el pobre Akito. ¿Funcionará la trama a largo plazo? Está aún por ver, ya que en estos capítulos iniciales estamos todavía en el planteamiento. Eso sí, ya está claro que la dinámica entre Akito y KK es fantástica. Tienen un constante rifi-rafe, comentando alguno de los dos siempre lo que está ocurriendo en pantalla. Así, aunque estemos en un escenario bastante espeluznante, siempre tendremos compañía.
Eso no quiere decir que el juego no dé tensión. ¿Llega a ser un survival horror? No necesariamente, aunque algún que otro jumpscare hay. Lo que Ghostwire: Tokyo clava es la atmósfera, y es ahí donde provoca muchas veces un mal rollito muy conseguido. Los enemigos serán los llamados «Visitantes», que son espíritus que se manifiestan en nuestro mundo como elementos cotidianos. Por eso parecen hombres trajeados con paraguas (que sirven de escudo) o colegiales en su mayoría.
Cuando estén cerca, escucharemos como un ruido de estática, cada vez más fuerte a medida que nos acerquemos. A esto hay que sumar los propios ruidos de los espíritus, por lo que incluso cuando nos acercamos por detrás a ellos, sentiremos algo de malestar.
Esta atmósfera llega a su culmen en el interior de los edificios. Los espíritus son muy juguetones, por lo que irán cambiando el entorno constantemente. Paredes que se convierten en un mirador de la ciudad, puertas que se abren y se cierran, elementos de la cocina que se mueven solos, etc. Es ahí donde el toque de terror más destaca, sobre todo al combinarlo con la presencia de estos espíritus malignos.
Me ha recordado en este aspecto a FEAR, al ir mostrándonos momentos en los que el escenario sólo pretende asustarnos, con unos efectos sencillamente fantásticos. ¿La diferencia? Que aquí absolutamente todo está basado en el folclore japonés, lo que deja todo con un origen más claro, y da pie a los desarrolladores a usar más trucos.
Esta genial ambientación también se traslada al mundo abierto, con que consiste en el barrio de Shibuya. Todo se ve increíblemente bien, siendo una delicia explorar los rincones que hemos visto en otros juegos como The World Ends With You o Persona 5, pero ahora con un nivel de detalle fotorrealista. Eso sí, tengo que reconocer que, por ahora, el mundo abierto de Ghostwire: Tokyo es quizá lo que menos me ha gustado de todo el conjunto.
Por lo general, hay misiones secundarias muy básicas, que brillan cuando nos mandan a algún escenario cerrado para que jueguen más con nuestra perspectiva. Sin embargo, luego es el típico sandbox que parece para rellenar. El segundo capítulo básicamente introduce todas las mecánicas que nos ofrece, que son las ya conocidas en el género: bases que sirven como punto de teletransporte (las puertas tradicionales Torii que debemos purificar), las tiendas, la presencia de coleccionables, etc.
Y aunque me parezca lo más flojo, también es donde he estado más tiempo gracias a un elemento demasiado adictivo: recoger espíritus. Como si fueran las esferas de Crackdown, hay miles de almas de civiles que debemos recuperar, por lo que constantemente nos vamos a encontrar con espíritus a recoger en nuestros papelitos katashiros. Cuantos más devolvamos al mundo real a través de las cabinas de teléfono, más puntos de experiencia y dinero nos darán.
Me he distraído demasiado al jugar yendo a por los espíritus. Mi mente estaba centrada en el objetivo principal, porque oye, hay que salvar a nuestra hermana… Pero justo ahí hay un espíritu. Y luego otro. Bueno, en esa azotea cercana hay un par más, así que, ¿cómo voy a dejarlos? Así me he tirado horas y horas en este segundo capítulo. Con que estoy un poco dividido con el mundo de Ghostwire: Tokyo, al no ofrecer tanta intensidad o espectacularidad como las zonas cerradas, pero al mismo tiempo tenerme enganchado dando brincos para explorar hasta su último rincón.
Esto nos lleva al combate, que me ha recordad a lo visto en Far Cry. Así que, podemos usar el sigilo para ir aniquilando a los enemigos por la espalda, o empezar a pegar tiros. La gracia es que en vez de usar armas de fuego, tendremos diferentes hechizos de viento, agua o fuego. También habrá una serie de talismanes que serán el equivalente a las granadas.
Aunque suene a un simple cambio de skin, Ghostwire: Tokyo logra ofrecer unos combates muy divertidos. Ir bloqueando los ataques (es posible hacer un parry), gestionar los diferentes tipos de espectro, y noquearlos para arrancar el núcleo de varios es increíblemente satisfactorio. Los gestos de las manos hacen todo mucho más divertido, lo cual me tiene haciendo demasiado el tonto mientras juego al imitar al bueno de Akito.
Tengo muchas ganas de seguir jugando para ver si hay más poderes, y sobre todo, ver qué más enemigos nos esperan en capítulos posteriores. En estos capítulos iniciales ya van introduciendo enemigos a un buen ritmo (jefazo incluido), y seguro que estas geniales mecánicas se usan con acierto en grandes jefes finales.
A nivel técnico, Ghostwire: Tokyo me está sorprendiendo mucho. En PS5 el juego nos ofrece tres modalidades: rendimiento, calidad (que incluye RT) y un modo intermedio. El primero nos permitirá jugar a 60 FPS, que es lo ideal para la mejor experiencia de juego. Sin embargo, me he visto tirando del modo Calidad, ya que si bien está capado a 30 FPS, hay tantos charcos en Shibuya, que el efecto del Ray Tracing hace que el juego se vea mucho, mucho mejor. El modo intermedio no lo recomiendo en absoluto, ya que ahora mismo provoca un tearing descomunal, por lo que espero que lo mejoren de aquí al lanzamiento del juego en unas semanas.
En general, esta primera toma de contacto con Ghostwire: Tokyo está siendo la mar de positiva. Me he visto enganchado explorando la ciudad de Tokio, y la ambientación es sencillamente perfecta. Estamos claramente ante la mejor y más fantasmagórica versión de Shibuya jamás hecha en un videojuego. Tengo muchas ganas de seguir avanzando en la historia, ver cómo siguen aprovechando el folklore japonés, y cómo no, ir conociendo a este dúo protagonista. Puede que el diseño del mundo abierto sea muy estándar, pero cuando el título se centra en lo que mejor hace, es sencillamente increíble.
Muy atentos a las próximas semanas, que será cuando os podamos traer el veredicto final de esta joya, que estará a la venta el 25 de marzo en PS5 y PC.
Avance realizado gracias a un código para PS5 proporcionado por Bethesda Softworks.
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