Al ver una gran obra, ¿quién no ha pensado alguna vez lo mucho que molaría controlar una gigantesca excavadora? Poder demolerlo todo a nuestro paso, excavar grandes hoyos o recoger pesados objetos como si estuviéramos en una máquina de gancho de las recreativas. Con la moda de convertir estos trabajos en experiencias de lo más relajantes y adictivas, tenemos nuestro deseo cumplido, sin tener que sacarnos licencias ni buscar un gigantesco garaje donde aparcar la maquinaria. Porque con DIG VR tendremos la experiencia de conducir una gran grúa sin salir de casa.
Como ya ocurrió en su momento con el excelente PowerWash Simulator VR, aquí nos encontramos ante una mezcla de simulador con arcade. Vivir la fantasía de una manera idealizada sin por ello todos los pormenores que le pueden quitar la magia. Pero todo con la inmersión de la Realidad Virtual de por medio para estar ante un nuevo come-horas de máximo relax, un movimiento de pala tras otro.
¿Para cuándo unos bolos con excavadora en el Grand Prix?
Excavando que es gerundio
Desde el primer momento, se nota lo bien que entiende el estudio de Just Add Water la VR a la hora de plantear tanto los menús como las propias mecánicas al ofrecer una gran fisicidad en absolutamente todo. Al empezar cada nivel tendremos que bajar la palanca de seguridad de la excavadora y darle al botón de encendido. ¿El menú? La tableta que podremos colocar en diferentes partes de la máquina para que estemos más cómodos. ¿La música? Todo a partir de la radio, que cómo no, tendremos que gestionar mediante sus botones físicos.
Esto se lleva a su máxima expresión, cómo no, con los controles de la propia grúa-excavadora. Tendremos un total de cuatro palancas para controlar el movimiento de la máquina, su rotación y el movimiento del brazo. Suena complejo, y en cierta medida, lo es. Al principio nos costará horrores hacer algo «básico» de manera precisa, siendo los primeros tutoriales algo muy necesario para que aprendamos a dominar a esta gran bestia mecánica.
Para ello, podremos usar estas palancas físicas, que es claramente lo más inmersivo. O también podemos usar los sticks de los mandos, alternando entre un set de palancas u otras con una breve pulsación de botones. Es quizá algo más rápido, y a veces lo he usado, pero lo dicho, si queremos vivir la fantasía al máximo que DIG VR tan bien nos quiere vender, lo ideal es «toquetearlo» todo en nuestra máquina.
El humor tan British y absurdo ayuda a que nos importe menos si nos cargamos algo… ¡adiós flamenco cantoso!
El relax de excavar
Pese a esta barrera inicial, muy pronto nos sentiremos con una gran soltura gestionando la grúa-excavadora y haciendo crecer poco a poco nuestra empresa. A lo largo de las misiones que nos plantea el juego, iremos acometiendo trabajos cada vez más complejos y también tendremos acceso a máquinas cada vez más grandes.
Las misiones son bastante variadas, y sobre todo, muy divertidas. DIG VR presenta un gran sentido del humor, tanto por los objetivos a completar, como por los mensajes que iremos recibiendo a medida que completamos las acometidas. ¿Unos niños quieren recuperar sus juguetes perdidos? Entonces nada como talar los árboles. ¿Unas bolsas de basura en mitad de la obra? La solución más obvia es usar nuestra máquina para quitarla de en medio.
Gracias a las diferentes herramientas a las que tendremos acceso, la variedad de escenarios y objetivos, la campaña se mantiene fresca y divertida. No exagero al decir que la percepción del tiempo nos engañará. Estaremos tan centrados en las tareas, yendo con cuidado para no salirnos de las zonas de excavación o cargarnos el entorno, que a lo tonto se nos irán pasando las horas en un suspiro. Así excavando de la manera más relajada posible hasta que el cuerpo o la batería de nuestras Quest aguante.
Hay que usar la excavadora para solucionar una catástrofe… ¡los patitos maleantes se han escapado!
De feria con la grúa
Si lo vuestro es relajaros desatando el caos, entonces tranquilos, que también podemos jugar a DIG VR en el «Modo Zen». Aquí no se nos penaliza por nuestros posibles fallos, pudiendo ir como un elefante por una cacharrería si así lo deseamos. ¿Problema? Entonces tocamos la progresión del juego. En función de lo bien que lo hagamos (o mejor dicho, cuántas penalizaciones suframos), obtendremos más o menos dinero con el que comprar nuevos elementos estéticos… Los cuales se desbloquean en base a la calificación obtenida.
Así que, para desbloquearlo todo, tenemos que jugar con cuidado, aunque a veces, pueda ser algo molesto en determinados niveles o se nos puedan hacer bola, y lo que nos apetezca es ir un poco más acelerados. Estos momentos más «molestos» pueden aplicarse, por ejemplo, cuando parece que ya no cogemos la poca tierra que queda en el hoyo que debemos hacer, o tenemos que ir casi con precisión de cirujano para alisar la tierra sin chocarnos con el entorno.
Entiendo que es el escalado de dificultad que ofrece DIG VR, y todos estas decoraciones son totalmente opcionales… ¡pero quiero pintar la grúa de formas más absurdas aún! Si algún nivel se nos atraganta, tenemos varios modos adicionales, como unos minijuegos en la feria (bolos, coger pelotas y patitos de goma), o una búsqueda del tesoro la mar de simpática. Eso sin olvidarnos del modo sandbox para hacer lo que queramos, e incluso un modo multijugador. Por tanto, hay maneras de volver a ese plan de relax que el juego nos puede dar, aunque no es tan constante como en PowerWash Simulator VR al exigir algo más de precisión por parte del jugador.
Luffy encontraría antes el One Piece con una buena excavadora. No tengo pruebas pero tampoco dudas
La belleza del trabajo bien hecho
En la parte visual, DIG VR tiene un aspecto algo simple, pero muy estilizado y atractivo para ser muy resultón desde nuestro visor. Vale, no explota al máximo Meta Quest ni está entre lo más potente del visor, pero tampoco lo necesita. En su lugar, se centra en ofrecer entornos atractivos que tienen vida de una manera muy simpática. Veremos a transeúntes fuera de los jardines donde estamos trabajando, obreros en la obra yendo de aquí para allá, gente animándonos en la feria, etc.
El sonido también me ha gustado mucho. Tenemos 8 estaciones de radio, ofreciendo una selección musical variada perfecta para relajarnos mientras jugamos, y de vez en cuando, escuchar algún que otro chistecito inglés. Es otra herramienta más para darle tanta personalidad a DIG VR, y vaya si funciona. ¿Alguna canción adicional o implementación con Spotify habría estado bien? Puede, pero ya he añadido unas cuantas canciones a mi lista personal para que me acompañen, excavando o no.
Conclusión
DIG VR es otro éxito en este creciente género de «juegos de trabajo que nos dan más relajación que cualquier trabajo posible en la vida real». Algo largo y seguramente tenga otro nombre, pero ya me entendéis. La manera en la que Just Add Water ha clavado la inmersión y la diversión de controlar estas grandes excavadoras, pero con el toque más simplificado y arcade justo para que sea divertido en vez de excesivamente frustrante o complejo.
Aunque creo que no alcanza el nivel de zen de PowerWash Simulator VR, DIG VR aprovecha de manera magistral la Realidad Virtual para darnos un come-horas que excavará hasta lo más profundo de nuestra mente para ofrecernos una experiencia zen como ninguna otra en VR.
Nos consolamos con:
- Diseño 100% pensado para la VR magistral
- Presentación muy resultona entre la música y el estilo visual
- Gran variedad de objetivos a lo largo de las misiones
- Logra ser increíblemente adictivo y hasta relajante…
Nos desconsolamos con:
- … Aunque con varios momentos que pueden ser ligeramente frustrantes o pesados
- No poder desbloquear todas las opciones de personalización en el Modo Zen
Análisis realizado gracias a un código para Meta Quest (jugado en Meta Quest 3) ofrecido por Wired Productions.
Ficha
- Desarrollo: Just Add Water
- Distribución: Wired Productions
- Lanzamiento: 14/11/2024
- Idioma: Textos en Castellano y Voces en Inglés
- Precio: 19,99 €
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