Los juegos cooperativos han ido ganando en importancia en los últimos años. Al fin y al cabo, jugar con amigos es siempre más divertido. Por eso hay algunos juegos que han sido todo un éxito como la saga Left 4 Dead, que se olvidó de todo el drama de un apocalipsis zombie para que nos pusiéramos junto a otros tres amigos a matar a los no-muertos (valga la redundancia) para trabajar como un reloj suizo.
Ha habido varios intentos de ofrecer una experiencia cooperativa similar, pero no ha sido hasta este Warhammer: End Times – Vermintide que tenemos un sucesor espiritual de calidad y que nos hará olvidarnos de la obra de Valve para abrazar con ganas la de Fatshark Games. Preparad vuestras armas, que nos esperan cientos de Skaven dispuestos a morir.
Al igual que en Left 4 Dead, la historia es lo de menos. Somos uno de los 5 héroes que ha llegado a un pueblo y ven que está arrasado por los Skaven, una especie de ratas gigantes. Así que nos tenemos que poner manos a la obra para intentar proteger este poblado. Lo bueno es que, tanto seamos fans de la franquicia como no (algo que ocurre en mi caso), no estaremos perdidos para nada. La personalidad de los héroes la iremos descubriendo por los diálogos que tengan los personajes durante la partida.
Los héroes son los que podéis ver en la imagen con la que empieza este artículo: un enano, una maga, un caballero, una ladrona y un cazador. Cada personaje tiene sus propias armas tanto cuerpo a cuerpo como a distancia. Por ejemplo, el enano va con una ballesta y hachas, mientras que el cazador puede usar pistolas junto a una espada. La maga, por otro lado, podrá usar su báculo para disparar y golpear a los enemigos.
A medida que vayamos jugando iremos desbloqueando más equipamiento para todos los personajes, ya que podremos cambiar entre ellos en cualquier momento. Lo bueno es que todos se controlan de una forma similar, pero gracias a sus diferencias se pueden tener equipos que puedan con todo, con fortalezas en algunos aspectos y debilidades en otros.
Algo que me ha gustado es que no hay pantalla de lobby, sino que al empezar a jugar empezaremos en una posada, desde la que podemos cambiar nuestro equipamiento, elegir la misión o mejorar nuestras armas mediante la forja. Si nos unimos a una partida apareceremos en dicha posada todos los jugadores, lo cual es bastante curioso y divertido.
Lo que son las misiones como tal, hay dos tipos. Unas son principales, que pueden llegar a durar unos 45 minutos fácilmente, mientras que otras duran bastante menos, unos 15 minutos. Lo importante es que, independientemente del tipo de misión, la dificultad es bastante alta, ya que si fallamos y mueren todos los miembros del equipo de 4, tendremos que empezar la misión desde el principio. Así es, no hay puntos de control, para bien o para mal.
Esto fortalece el trabajo en equipo, pero al mismo tiempo puede frustrar que tras una misión muy larga acabemos muriendo por un error hacia el final de la misma. Pero bueno, es una de las armas de doble filo de este Warhammer: End Times – Vermintide, por lo que ahí ya dependerá de los gustos de cada uno de si os gustará o no.
Lo que es la jugabilidad, las sensaciones de estar ante una evolución de Left 4 Dead es muy evidente. Hay Skaven normales que nos atacarán en grandes grupos, teniendo que usar nuestras armas cuerpo a cuerpo y a distancia para hacerles frente. Junto a los normales habrá tipos especiales que nos agarrarán y solo nos podremos liberar con la ayuda de un amigo, como unos que nos asaltan con unas garras, u otros que nos empalan con una especie de lanza. Otros son más nuevos, como un Skaven que lanza ataques de gas, otro que nos dispara con una ametralladora que destroza todo lo que se pone por delante, o una especie de tanques que soportarán muchos impactos.
Lo bueno es que la presencia de estas ratas especiales es pseudoaleatoria, por lo que no habrá dos partidas exactamente iguales, lo que fomenta la rejugabilidad. Y como son tan diferentes, primero nos obliga a trabajar en equipo si queremos salir airosos, y luego, buscar la mejor estrategia para cada Skaven. No se fomenta tampoco la individualidad, ya que la única forma de obtener nuevo equipamiento es al final del nivel por medio del azar en un minijuego de dados.
Todo esto por no mencionar ratas normales pero que van acorazas y que aguantan mucho más daño, o las que tienen armas especiales con las que nos dejan bien tocados. Vamos, que incluso en la dificultad estándar estamos ante una experiencia muy complicada.
Por suerte, el combate cuerpo a cuerpo y el a distancia es muy satisfactorio. Me encanta ponerme a dar espadazos y hachazos a las ratas, viendo cómo salen volando sus cabezas o extremidades. El uso de los bloqueos o los derribos cuando estamos rodeados para empujar a las ratas, o usar las armas a distancia para acabar con los Skaven especiales y así liberar a nuestros amigos es esencial.
Los niveles, a pesar de estar en una constante oscuridad (es el fin del mundo y no van a estar de palmas), ofrecen una buena variedad, y tienen un diseño genial. Además, aunque el juego se podría hacer repetitivo al poco tiempo, gracias a las variadas oleadas de ratas que nos atacarán, la forma de los escenarios o los objetivos a los que nos enfrentaremos (llevar objetos, esperar a que se abra una puerta, destruir estructuras, etc), tenemos una experiencia muy divertida. Además, técnicamente estamos ante un juego bien optimizado, que incluso jugando con todo al mínimo puede llegar a ir fluido y ser vistoso, como le pasa a un servidor.
Sin embargo, no es perfecto el juego. Para empezar, hay varios bugs que nos hacen repetir niveles sin motivo aparente, o la inexistencia de migración de host hace que si el host de la partida se vaya, todos nos veamos forzados a salir de la misma. También hay otros fallos menores que no afectan tanto, pero que empañan la experiencia global.
También hay que pegar un pequeño tirón de orejas a la IA de los aliados. Aunque podemos jugar solos o en equipos que no lleguen a ser de 4, los bots rellenarán los huecos libres. Pues bien, los bots son bastante tontos, a veces no yendo a un ascensor en el que tenemos que estar todos para poder avanzar, o simplemente quedándose quietos. Huelga decir que estamos ante un juego que debe ser disfrutado con más gente para obtener una experiencia óptima. Por suerte, mi experiencia con desconocidos no ha sido del todo mala, habiendo pequeñas ayudas visuales para ir avisando a nuestros compañeros sobre varios objetos o enemigos especiales.
Conclusión
Warhammer: End Times – Vermintide es una de las sorpresas de este año. Pese a que a simple vista parece un clon de Left 4 Dead, gracias a varios tipos de enemigos nuevos, el mayor énfasis en el cuerpo a cuerpo y una dificultad brutal, tenemos una experiencia imprescindible si tenéis a unos cuantos amigos con un buen equipo.
Si no es así tranquilos, que próximamente llegará a consolas, pero la verdad, hacía mucho que no me lo pasaba tan bien en un juego cooperativo, siendo una de las experiencias que tenéis que probar sí o sí. Además, matar ratas siempre desestresa, y eso es algo en lo que Vermintide lo borda. Quizá se podría haber hecho algo más a la hora de contar la historia, o haberse pulido más en cuanto a bugs, pero tal y como está, estamos ante uno de los claros «sleepers» de este 2015.
Nos consolamos con:
- Tremendamente divertido con amigos.
- Rejugable gracias a la pseudoaletoriedad con la que aparecen las ratas especiales.
- Genial diseño artístico y de niveles.
- Muy desafiante…
Nos desconsolamos con:
- … Pero un checkpoint en los niveles más largos no habría venido mal.
- Varios bugs molestos.
- La historia está más como excusa para matar ratas que otra cosa.
Ficha
- Desarrollo: Fatshark Games
- Distribución: Fatshark Games
- Lanzamiento: 27/10/2015 - 2016 para PS4 y Xbox One
- Idioma: Español (textos)
- Precio: 27,99 €
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