Barro, multitud de vehículos, música cañera, gráficos de infarto y mucha destrucción. Ésas son las características que han carectirazo a la nueva franquicia de Evolution Studios (autores de la saga World Rally Championship en Playstation 2) que ha cosechado un gran éxito con sus dos entregas en Playstation 3.
Ahora, con el resurgir de PSP gracias alnuevo modelo «Go» y los numerosos juegos anunciados, Sony ha empezado a trasladar numerosas franquicias de su última consola de nueva generación al sistema portátil. De momento nos hemos encontrado con títulos de una gran calidad, como Rock Band Unplugged o el imprescindible Resistance: Retribution.
Sin embargo, con cada nueva adaptción nos preguntamos cómo serán capaces de trasladar la esencia de juegos tan tecnologicámente avanzados en una consola portátil. Y esa es la gran cuestión que se nos plantea con MotorStorm: Arctic Edge, una versión completamente nueva llevada a cabo por Big Big Studios (creadores de Pursuit Force) para las consolas PSP y Playstation 2, estando esta vez centrada en las carreras más peligrosas en Alaska, contraponiéndose al desierto y la isla tropical de las dos primeras entregas. Como el juego fue inicialmente desarrollado para la portátil, nos centraremos en esta versión de las carreras más brutales de la consola.
El modo de juego principal vuelve a ser el «Festival». En él nos encontraremos con cerca de 100 pruebas diferentes. En cada una de ellas nuestro objetivo es conseguir una medalla de bronce, plata u oro. Dependiendo de la que consigamos obtendremos una serie de puntos, con los que iremos subiendo nuestra clasificación. En total hay 8 niveles, y cuanto mayor sea más pruebas desbloquearemos, y por supuesto la dificultad será cada vez mayor.
Sin embargo, habrá algunos eventos que solo estarán accesibles si ganamos estrellas. Estos premios solo los podremos conseguir en ciertas pruebas específicas, y para lograrlo tendremos que superar un tiempo específico o estar varios segundos en cabeza. Dependiendo del objetivo podremos acceder a una prueba de velocidad o de puntos por posición.
En «Velocidad» tendremos que pasar por unos puntos de control dentro de un tiempo específico, depediendo del tiempo que nos sobre al final obtendremos una medalla. «Puntos por posición» es lo que os imagináis: ganaremos puntos dependiendo de nuestra posición, consiguiendo más si vamos los primeros, y la prueba se acaba cuando un piloto llega a los 999 puntos
De esta forma llegamos a uno de los problemas que lleva arrastrando la saga desde sus inicios, y es la falta de variedad en las pruebas, ya que solo nos encontraremos con las carreras estándar y los dos eventos especiales anteriormente nombrados.
Lo bueno es que, al igual que en Pacific Rift, en la mayoría de pruebas podremos elegir entre varias clases de vehículos. Es cierto que todavía hay algunos eventos en los que es imprescindible un tipo específico de medio de transporte, pero esto nos «obliga» a aprender a controla cada vehículos, con sus pros y sus contras (ya nos centraremos más adelante en este aspecto).
Además, según vayamos consiguiendo puntos en el «Festival» iremos desbloqueando diferentes vídeos, para que no solo nos quedemos con la espectacular secuencia de inicio.
Afortunadamente, aparte de este modo de juego principal disponemos de «Diversión Violenta», una especie de carrera rápida. Aquí podremos seleccionar cualquiera de los tipos de prueba disponible, con el añadido del «Contrarreloj». Por supuesto, podremos elegir el circuito y vehículo a placer, por lo que será el modo en el que practicar tranquilamente nuestras habilidades en los tramos más complicados de Alaska.
Dentro de este apartado podemos acceder al modo online del juego, y os garantizamos que se encuentra entre los mejores de la consola. Los que hayáis jugado a las versiones de sobremesa os enontraréis exactamente lo mismo en esta versión portátil, lo que ya es de por sí un gran logro para la consola.
De esta forma podremos competir un total de 6 jugadores simultáneos en cualquiera de los circuitos disponibles, ya sea en sentido normal o contrario. Los modos de juego serán los dos del festival en el que hay competidores: las carreras y las de puntos por posición.
Lo mejor de todo es que encontrar o crear partidas es de lo más sencillo, y además no tendremos que esperar mucho tiempo para entar a cometir. Por si esto fuera poco, el lag será todo un mito dentro del juego, ya que no habrá apenas diferencias en la fluidez de las competiciones entre las partidas en solitario y las del multijugador.
Dependiendo de nuestra posición obtendremos puntos, y con ellos aumentaremos nuestra clasificación online entre los cinco rangos.
Por si esto fuera poco, el modo contrarreloj también tiene un papel importante en las funciones de red, ya que podremos descagar los mejores tiempos para «correr» contra los fantasmas de otros jugadores. Sin duda, esto fomentará considerablemente los piques para obtener los mejores tiempos del mundo.
En el aspecto jugable, MotorStorm: Arctic Edge se mantiene fiel a la saga, por lo que nos encotraremos con una excelente mezcla de realismo y arcade.
Como ya sabréis, en el juego contaremos con diferentes clases de vehículos, ocho para ser exactos, entre los que nos encontramos a dos grandes novedades: las motos de nieve y los quitanieves. Estos dos nuevos vehículos se asemejan a las motos normales y a los camiones estándar, pero se agradece que una versión portátil tenga estas novedades.
En el resto de clases no nos encontraremos con ninguna novedad, por lo que seguiremos pilotando camiones, quads, motos, buggys, 4 x 4 (aquí llamados buggys de nieve) y los coches de rallys. Cada uno tiene sus pros y sus contras. Por ejempo, las motocicletas son muy rápidas y giran con mucha facilidad, pero son muy frágiles y una buena embestida nos puede destrozar.
De hecho, los diez circuitos disponibles (y sus inversos) tienen muy en cuenta las particularidades de cada vehículo, por lo que habrá diferentes trazados recomendados para las diferentes clases. Esto demuestra el gran diseño de niveles, que nada tiene que envidiar al de las consolas de sobremesa.
Además, otro factor importante es la interactividad con los escenarios, que afectan de lleno en la jugabilidad. Esto se debe a los puentes de hielo y a las posibles avalanchas, que pueden ser destruidos o provocadas por los vehículos de mayor tamaño, haciendo la vida imposible a los demás corredores. Y os aseguramo que molestarnos es algo que la IA hará cada dos por tres. Por lo menos, la dificultad de las carreras se ha visto algo reducida respecto a las versiones de sobremesa, lo cual hace más accesible y menos frustrante al juego.
Las novedades añadidas en Pacific Rift se mantienen, por lo que nuestra barra de turbo puede enfriarse al pasar por riachuelos y la nieve más espesa, lo cual nos permitirá utilizar este impulso durante más tiempo, antes de que nuestro vehículo salte por los aires por el recalentamiento del motor.
La personalización vuelve a estar a la orden del día, lo que nos da la posibilidad de modificar el aspecto de nuestros vehículos. Así podremos cambiar las luces, la pintura y el tubo de escape. Las opciones no son muy numerosas, pero son las suficientes para cambiar un coche a nuestro gusto.
También podemos escoger a uno de los 24 pilotos disponibles, aunque solo 7 estarán desbloqueados en un principio. A estos personajes no se les puede modificar, pero son muy variados y seguro que encontráis el que más se adecúe a vuestros gustos.
En cuanto al apartado gráfico, no tenemos más que elogios, ya que el trabajo realizado por Big Big Studios es una maravilla.
Para empezar, el diseño de los 24 vehículos disponibles (tres por clase) es muy bueno. Hay algunos que son nuevos en la saga, mientras que otros son rediseños de modelos anteriores, y todos logran llegar a un gran nivel. Lo mismo se puede decir de los pilotos, que nos han sorprendido en otro aspecto: la física.
Como recordaréis, en las entregas de Playstation 3, los pilotos sufren las consecuencias de las colisiones en absolutamente todos los vehículos, y aquí vuelve a pasar lo mismo. Pero no solo saldrán volando en las motos, sino también en los coches, moviéndose y reaccionando ante el impacto con un realismo que supera a algunos juegos de las consolas de sobremesa.
Y hablando de los choques, su efecto vuelve a ser espectacular. Cuando tengamos un accidente la cámara se pondrá a cámara lenta, y podremos visualizar los efectos de este impacto de una manera brillante. Quizá existe la pega de que las deformaciones no son excesivamente buenas, pero la física en estos momentos sí que lo es, y unida a la explosión que hay si el accidente es por el uso del turbo no tiene precio.
En cuanto a los circuitos más de lo mismo. El número de efectos gráficos que tienen lugar es apabullante, ya que veremos simultáneamente una nevada, un avión pasando cerca del circuito y las marcas que van dejando los vehículos en el circuito.
Respecto a esto último, es sencillamente impresionante que las marcas que van dejando se mantengan durante toda la carrera, ya que hay muchos juegos que incluso de la next gen no lo hacen.
Por si esto fuera poco, la sensación de velocidad al usar el turbo es impresionante. A esto se le suma el hecho de que las secuencias CGI son prácticamente perfectas, demostrando todo el poderío gráfico de la portátil de Sony.
Si el apartado gráfico exprime la consola al máximo, el sonoro no se queda atrás, ofreciéndonos todo lo que nos podíamos esperar de una entrega de la saga.
De esta forma la excelente banda sonora está compuesta por temas rockeros y techno, y he de reconocer que es una pasada correr mientras se escucha la canción «Tick, Tack, Boom».
El sonido de los motores de los vehículos también está a un gran nivel, aunque, y como siempre, éste no es el punto fuerte de la franquicia.
Pero nos dejamos algo en el tintero, y son dos opciones que alargan la ya de por sí larga vida del título. La primera es el modo «Foto», en el que podemos pausar el juego y tomar la fotografía de la acción, con múltiples opciones para mover la cámara. Sin duda, hará las delicias de los más creativos. Por último, el juego tiene un sistema de medallas, que simula a los trofeos. De esta forma, para conseguirlos todos tendremo que tirarnos muchas horas al volante.
En definitiva, MotorStorm: Arctic Edge es simple y llanamente el mejor juego de conducción actualmente para PSP, ya que lo tiene todo. Desde gráficos de infarto a una jugabilidad endiabladamente divertida, pasando por un espectacular modo online que hará las delicias de los usuarios.
Sin duda alguna, se nota que Sony está apoyando a la consola al máximo, y con juegos como éste asistir al resurgir de la portátil será todo un placer.
Así que si os gusta la velocidad no os podéis perder este juego, y más si sois fans de la saga o de la conducción off-road más arcade y destructiva.
cristia says
un analisis muy comletito
Ares says
Felicidades por la review!!! esta muy chula, la verdad que esta bastante bien el juego aunque pierde algo del motorstorm de la play3 😉