Sonic Unleashed es casi el Sonic 3D perfecto

Sonic Unleashed Almost the Perfect Sonic 3D Game

Después de ver Sonic 2 La Película y disfrutar como un crío, el cuerpo me pedía jugar a Sonic. El erizo azul ha sido uno de mis personajes favoritos, aunque normalmente me he saltado alguna que otra entrega. Por ejemplo, no jugué a Sonic Colors por completo hasta su reciente remasterización, y todavía tengo pendiente Sonic Lost World. ¿Qué tienen en común estos juegos? En efecto, son en 3D.

No pienso volver a soltar lo típico de «Sonic ha tenido una dura transición al 3D», porque creo que hay muy buenos juegos de la franquicia en este estilo. De hecho, es como me enganché a la saga. Sonic Heroes fue uno de los juegos de mi infancia, y hasta disfruté con Shadow The Hedgehog. Aún tengo por jugar los Sonic Adventure, pero en esta fiebre por el erizo, ya me he quitado una espinita que tenía clavada: Sonic Unleashed. Lo probé algo en su lanzamiento, pero por algún motivo, no lo completé.

Aprovechando su subida a 60 FPS en Xbox Series X, he gozado al máximo esta entrega, convirtiéndose en una de mis favoritas de la franquicia. Como me quedé con las ganas de hablar de todo lo que hace bien (y lo que no), aquí estamos. Preparad vuestras mejores zapatillas para correr sin parar y vuestros brazos elásticos para arrear mamporros, porque hay mucha tela que cortar.

Lo bueno - ¡Esto sí es velocidad!

Sonic Unleashed

En Sonic Unleashed se introdujeron varias mecánicas que acompañaron al erizo en sus siguientes entregas principales. La principal es la mecánica «Boost» o «Turbo». Básicamente, tenemos un medidor que nos permite acelerar al máximo, para que así podamos ir a toda pastilla por los niveles. Es la evolución natural de una mecánica similar introducida por Dimps en los geniales Sonic Rush (¿para cuándo un remaster en consolas de sobremesa SEGA?), y traslada a la perfección la sensación de velocidad de los Sonic en 2D al 3D.

Es algo que notaremos desde el primer nivel del juego. Movernos a toda pastilla por los entornos mientras arrasamos todo a nuestro paso es sencillamente increíble. Los saltos de los momentos 2.5D al 3D son geniales, ofreciendo un gran dinamismo en cada una de las fases diurnas del juego. Como vamos muy, muy rápido, tenemos que recorrer grandes escenarios, y es ahí donde estamos ante algunas de las fases más potentes de los Sonic recientes.

Son bastante más extensas que en Colors o Generations, pudiendo durar fácilmente unos 6-10 minutos. Siempre en función de lo mucho que nos atasquemos. Esto les permite introducir mucha variedad tanto de escenarios como de eventos. Por ejemplo, en un mismo nivel empezaremos en las calles de la ciudad, para luego ir por sus azoteas y acabar tanto subiendo como bajando a toda velocidad por una gran torre del reloj. Se aprovecha al máximo la temática de cada mundo para que haya espectáculo y velocidad a partes iguales. Todo sin perder el control del personaje, porque el «Boost» no es una forma de ganar automáticamente ni mucho menos.

Sonic Unleashed

En este aspecto, el diseño de los niveles me parece todo un acierto. Están llenos de rutas alternativas que nos pueden hacer ir más y más rápido. Es precisamente lo mismo que en los Sonic tradicionales, donde ser hábiles nos permiten saltarnos partes que nos frenarían más. Por ejemplo, encadenar unos saltos complicados nos permiten saltar a un raíl que omite una zona con enemigos. ¿Que fallamos? Seguimos yendo rápido al ir rebotando de robot en robot y no pasa nada. Cojamos la ruta que cojamos, Sonic Unleashed nos permite ir muy rápido para disfrutar al máximo del juego.

Eso sí, hay que reconocer que ciertos aspectos de esta mecánica principal se mejoraron en títulos posteriores. El derrape no funciona muy allá (algo que notaremos en una fase opcional de Mazuri que es un infierno), y el cambio de carril no está bien medido en ciertos escenarios.

Que el botón del «Boost» sea el mismo que para lanzarnos a los enemigos también puede ser problemático. Si el juego no ha fijado al robot de turno, nos lanzaremos al vacío con un buen empujón. Pero vaya, detallitos que no nos impiden disfrutar de unas fases de velocidad increíblemente divertidas.

Lo bueno - Sonic, el nuevo Willy Fog

Sonic Unleashed

La historia de Sonic Unleashed nos lleva por toda la Tierra, visitando las versiones ficticias de varios países. ¿Por qué? Básicamente porque Eggman rompió el planeta para liberar a Dark Gaia, un ser de energía que habitaba en el núcleo de la Tierra. Así que ahora nos tocará recomponer el planeta visitando los Templos de Gaia repartidos por el globo para además devolver la energía a las Chaos Emeralds.

Por un lado, se consigue ofrecer así una gran variedad visual al título en los diferentes niveles. Podremos estar en el equivalente a EEUU para pasar a África, a China, al Polo Norte u Oriente Medio. Cada zona tiene además un hub con sus ciudadanos. Su estilo cartoon hace que peguen mucho más que los modelos excesivamente realistas de Sonic 06, y por eso no me molestó su presencia.

De hecho, hablar con ellos es hasta divertido. Así veremos historias secundarias que dan mucho encanto a la narrativa global. En las tiendas podremos comprar recuerdos para dar al Profesor Pickles (un experto en todo lo de Gaia), nos toparemos con un hombre de negocios que se intentará animar a los niños de las ciudades que visita. Un vendedor increíblemente tímido con una marioneta de un Chao se irá abriendo poco a poco a nosotros con cada interacción. El líder una tribu africana empezará su periplo por el mundo al ver que puede dar paso a las nuevas generaciones. Así hay muchos ejemplos, que nos animarán a ir interactuando con los NPCs.

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Al mismo tiempo, nos incita a conocer nuevas culturas al igual que estos ciudadanos. Ya sea mediante la comida (que podremos tomar nosotros para conseguir experiencia o dársela a nuestro amigo Chip), los coleccionables, los diferentes tés y un largo etcétera.

Pese a que la trama de Sonic Unleashed pone todo en una situación de vida o muerte, pero cómo los ciudadanos siguen con sus vidas como si nada es hasta curioso. Bueno, sí se preocupan por la noche, pero eso es porque la influencia de Dark Gaia les afecta. De nuevo, le da un toque muy entrañable al juego que no me esperaba en absoluto.

Como encima estas ciudades son más bien pequeñas, nunca se hacen pesadas. Tardamos poco en llegar a la parte donde realmente accedemos a los niveles o en hablar con todos los NPCs. Ver en la pantalla del mundo nuestro progreso también es genial. A medida que vayamos recomponiendo el planeta, lo iremos viendo al viajar, sabiendo rápidamente que lo que hacemos, claramente sirve para algo.

Lo bueno - El día que Sonic se convirtió en God of War

Sonic Unleashed

Aquí va una opinión que igual no es compartida por muchos: me gusta Sonic The Werehog. ¿Es algo que asociaría con la franquicia a priori? No, y claramente es «el gimmick» de esta entrega. Es algo que siempre intentan meter un poco con calzador en cada juego, ya sea para innovar, aportar variedad o el motivo que sea. La cuestión es que las fases nocturnas de Sonic Unleashed me han gustado mucho más de lo que esperaba.

Aquí toda la velocidad del día se desvanece para encontrarnos con un sucedáneo de God of War. Esto se traduce en combates contra decenas de enemigos, sencillos rompecabezas y hasta zonas de plataformas. De nuevo, el concepto no me desagrada lo más mínimo, al aportar muy bien un cambio de ritmo respecto a las fases diurnas.

Obviamente, no estamos ante unas fases a la altura de lo visto en Devil May Cry, pero es más que competente. Cuando vamos desbloqueando combos, se consiguen movimientos devastadores y que nos permiten controlar cada vez mejor el campo de batalla. Las plataformas también tienen muy buen ritmo por lo general. ¿Recordáis la torre del reloj que comentaba antes? Pues con The Werehog la escalaremos desde su interior, usando los engranajes y mecanismos para escalar.

Claramente no es una parte perfecta. Las zonas de balanceos nunca me han gustado en ningún juego, y Sonic Unleashed no es una excepción. También le vendría bien una mayor variedad de enemigos, para que en los últimos compases de la aventura sigamos llevándonos sorpresas con los enemigos.

Lo bueno - Para sorpresa de nadie, la música

Algo en lo que Sonic nunca decepciona es en la banda sonora. Incluso en sus peores juegos cuando casi nada funcionaba, ahí estaba la música para tirar del carro. No os voy a mentir: cuando un título tiene buena música, me es fácil engancharme. Por muy malo que sea, si puedo escuchar un nuevo temazo, entonces voy a seguir con el mando en la mano.

En el caso de Sonic Unleashed tenemos una selección musical de una gran variedad y calidad. La temática de viajar por el mundo no sólo afecta a la parte visual, sino también a los instrumentos principales de los temas de cada región. Además, el ritmo cambiará notablemente entre las versiones diurnas y nocturnas de cada tema.

Como vamos a toda pastilla como The Hedgehog, las canciones serán rápidas y frenéticas. Perfectas para la velocidad a la que jugamos. Por la noche, el ritmo decae, al igual que hace la velocidad de The Werehog. Algunas de mis composiciones favoritas están en esta parte del juego, como Arid Sands. Una pena que el tema de combate sea igual en todas las regiones, pudiendo llegar a cansar un poco. Eso sí, el tema principal, Endles Possibilities, es fantástico a todos los niveles.

Lo bueno - Jefes finales que dan espectáculo y diversión

Sonic Unleashed

Muchas plataformas 3D suelen fallar con los jefes finales, pero por suerte, Sonic Unleashed no es uno de ellos. Casi todos no sólo ofrecen un nivel de desafío aceptable, sino que son muy espectaculares y divertidos. En vez de intentar algún «gimmick» extraño, todos aprovechan lo mejor de cada estilo de juego.

Con The Hedgehog, los jefes nos mantendrán siempre en movimiento. Iremos moviéndonos en arenas circulares, evitando patrones de ataques cada vez más complejos. Así se aprovecha la mecánica «Boost», el frenetismo de Sonic, y se mantiene un espectáculo visual constante muy llamativo.

En el caso de The Werehog, los combates suelen ser puzzles dinámicos. Normalmente tenemos que lanzar algún objeto para dar con el punto débil del enemigo. Esto puede ser lanzar agua para apagar unas llamas, empujar unos bloques mientras evitamos trampas o congelarlo para que no se mueva. De nuevo, se aprovecha el repertorio de movimientos al máximo, ofreciendo variedad en estos encuentros.

Lo mejorable - ¿Dónde están los amigos de Sonic?

Sonic Unleashed

Aunque antes he mencionado cómo he acabado disfrutando la historia por su temática global, no podía evitar preguntándome dónde estaban los amigos de Sonic. Nuestro compañero principal será Chip, un personaje nuevo que no ha vuelto a aparecer en la saga. No llega a ser un desastre, teniendo un buen arco y ofreciendo a nuestro querido erizo de muy buenos momentos que potencian los mejores aspectos de su personalidad.

Más allá de Chip… Están Tails y Amy. Pero eso, están. Tienen un par de escenas, pero no aportan absolutamente nada. ¿Por qué no aparece Knuckles? ¿O Shadow? ¿O por qué no Silver? Estamos hablando de un planeta que ha sido destruido por completo. ¿A ninguno de los personajes que conocemos les importa lo más mínimo? Aquí se inició la tendencia actual de reducir la importancia de los compañeros de Sonic, y no es algo que me guste mucho.

Lo mejorable - Mucho brilli-brilli, pero la pelea final es un muermo

Sonic Unleashed

El concepto de la batalla final de Sonic Unleashed es brillante. Obviamente, spoilers en esta sección. Si no queréis saber cómo es este combate antes de jugar al título, entonces pasad a la siguiente parte del artículo. Chip resulta ser Light Gaia. Tras una divertida pelea con The Werehog contra la máquina maestra de Eggman, toca combatir contra Dark Gaia. ¿Cómo lo hacemos? Usando una especie de mecha gigante formado por Chip al combinar todos los templos.

Lo malo es que la pelea se acaba resumiendo en unas secciones insípidas, unos QTE, y la parte que sí es divertida: controlar a Sonic en una frenética sección contrarreloj. Después somos Súper Sonic (con una versión orquestral de Endless Possibilities brillante), pero sólo destruimos un escudo… Y otro QTE. Visualmente atractivo, pero con muy poca chicha jugable.

Al igual que el resto de jefes aprovechaban los puntos fuertes de las mecánicas de Sonic Unleashed, aquí se manda todo a la porra. Esto deja una sensación agridulce a la conclusión de la aventura. Por ejemplo, en Sonic Forces muchos jefes son muy básicos, pero en el final lo clavaron. Aquí es justo todo lo contrario, y ojalá se pudiera acabar por todo lo alto.

Lo mejorable - ¿En serio toca visitar tantas veces al Profesor Pickle?

Sonic Unleashed

Ya empezamos con los problemas estructurales, pero esta es la parte menos mala. En cada región tendremos que ir accediendo a los niveles, que no estarán en una simple lista. Éstos hay que irlos desbloqueando… Yendo a ver al Profesor Pickle. ¿Que hemos completado una fase en un mundo y nos queda otro? Da igual que ya estemos allí, porque nos tocará viajar a la universidad, hablar con el profesor, y luego regresar.

Es un proceso absurdo, que añade pasos innecesarios y cortan el ritmo de juego. En Xbox Series X no supone tanta molestia, porque los tiempos de carga son muy, muy breves. Pero en PS3 o en la Xbox 360 original, tragarse 6 pantallas de carga porque sí es bastante frustrante. Una llamadita habría ayudado mucho a Sonic Unleashed, eso está claro.

Lo malo - Las medallas son un auténtico desastre

Sonic Unleashed

El coleccionable principal a conseguir en Sonic Unleashed no son anillos rojos. En su lugar, están las medallas de Sol y las de Luna. Mientras que en otros juegos estos objetos serían opcionales, aquí no. Son algo totalmente obligatorio para poder seguir avanzando en el juego. Al conseguir un número determinado, subirá nuestro nivel de día o de noche. Para acceder a cada fase, necesitamos un nivel determinado.

No estamos hablando de unas pocas medallas ni nada por el estilo. Si sólo nos centramos en completar las fases, en la segunda mitad del juego nos encontraremos faltos de medallas a lo grande. ¿La solución? Repetir fases, completar niveles opcionales más complicadas (que tampoco dan muchas medallas) o acabar misiones secundarias que están más bien ocultas, además de ser repetitivas.

Esto es lo que claramente se carga el ritmo del juego. Si somos The Hedgehog, entonces podremos ir a toda velocidad… Para frenar en seco porque nos ha parecido ver una medalla. ¿He dicho también que se camuflan demasiado con el entorno? Pues eso, a pararnos, ir lentamente para recogerla, o comernos los mocos al no ser nada. Con The Werehog ocurre algo similar, ya que nos obsesionaremos con explorar hasta el último rincón para no dejarnos ninguna medalla. Esto nos lleva al siguiente punto de la lista…

Lo malo - ¿No está durando la noche demasiado?

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Uno de los motivos por los que The Werehog tiene tan mala fama es que sus niveles duran mucho. Demasiado incluso. Hablamos de fases que se pueden ir fácilmente a los 20-30 minutos. Se podría acortar este tiempo, pero claro, entonces no exploraríamos en busca de las dichosas medallas. El ritmo en general de estas fases podría ser mejor. Igual si no nos encerraran en las salas con tantos enemigos, podríamos ir más rápido.

Todo esto se lleva a la máxima expresión con el nivel final del juego. En Eggmanland nos iremos cambiando entre el lobo y el erizo. Primera y única vez que lo haremos en todo el título, por cierto. Aquí nos lanzarán nuestro mayor desafío hasta la fecha… En una fase que se va a los 45 minutos. Una fase de Sonic. Es de locos, y claramente habría sido mejor dividirla en dos.

Parece que Sonic Unleashed tiene cierta obsesión por alargar su duración de forma artificial. Ya sea con combates demasiado largos, niveles que se alargan más de la cuenta, o cómo no, las medallas.

Lo malo - DEMASIADOS QUICK TIME EVENTS

Sonic Unleashed

Acabo el artículo con cierto aspecto que claramente se debe a la época en la que se lanzó Sonic Unleashed: su uso excesivo de Quick Time Events. Las ejecuciones del lobo son mediante QTE. Como el erizo tendremos que pulsar una serie de botones para elevarnos en ciertos saltos especiales, o directamente no morir en varias secciones. Incluso las secciones con el Tornado (el avión de Tails) son dichosos QTE.

Están por todas partes en el juego, y encima, son de los que no me gustan: poner el botón en grande y ya. ¿No se podía poner el dibujito el esquema de los botones de acción para que sea más fácil pulsarlo? Encima no son siempre sencillos, dándonos a veces centésimas de segundo para reaccionar. ¡Hasta la batalla final está plagada de estos QTE!

Sé que God of War y Resident Evil 4 los popularizaron, pero ahí no me parecían tan exagerados ni molestos. Su implementación aquí es tosca a más no poder. Si fueran algo súper ocasional como en Sonic Forces no me importaría tanto, pero aquí, de nuevo, acaban perjudicando el ritmo de la partida.

Pese a todo, de lo mejorcito que nos ha dado Sonic

Sonic Unleashed

No quiero acabar de bajón el artículo, porque vaya si no me ha gustado Sonic Unleashed. Sí, tiene ciertos problemillas, pero también lo he disfrutado una barbaridad. Ahora en Xbox Series X tenemos la mejor forma para disfrutarlo, que es lo más cerca de un remaster que vamos a estar. Personalmente, hubiera preferido que SEGA hubiera hecho una «Definitive Edition» de Unleashed antes que Colors.

Eso sí, no podría ser sólo un simple remaster de subida de resolución. Habría que ajustar los aspectos más negativos para que el juego brillara tanto como se merece. Simplemente eliminando las medallas, la experiencia sería mucho mejor. Ajustando encima un poco los QTE, tendríamos fácilmente, el Sonic 3D moderno definitivo.

Cruzo los dedos para que Sonic Frontiers coja lo mejor de este título. No sé cómo funcionaría en el mundo abierto, pero ojalá. Quizá mezclar niveles más lineales basados en la velocidad con exploración y combate más pausada en el mundo abierto. Es al final esta combinación de plataformas, velocidad y acción son lo que hacen de Sonic Unleashed una auténtica delicia a los mandos.

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