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Cloudlands: VR Minigolf

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La Realidad Virtual gana enormemente en inmersión cuando es posible usar nuestras manos de forma intuitiva y natural. Futuretown aprovecha esta posibilidad en Cloudlands: VR Minigolf, un título para HTC Vive que nos entretendrá durante 18 hoyos con un palo virtual de minigolf. Lo bueno, es que dentro de la «realidad», la «virtualidad» nos situará en un creativo circuito de minigolf que, aunque físicamente creíble, el algo a lo que probablemente nunca lleguemos a jugar bajo el sol. Al fin y al cabo, quién ha jugado al minigolf en las tierras de las nubes.

Aparte del ya típico molino cuyas aspas bloquearán la pelota si somos desafortunados, en Cloudlands encontramos, entre otros, mecanismos como cañones que lanzan nuestra pelota por los aires, bloques giratorios o una especie de «bumpers» que en ser golpeados envían la pelota en otra dirección. Los hoyos pueden ser bastante extensos, con formas que permiten varas aproximaciones. ¿Seguimos el camino natural o intentamos el toque casi sobrenatural que nos permitirá alcanzar el hoyo?

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El reto, si jugamos individualmente, es el de superar nuestras puntuaciones intentando terminar el recorrido bajo par. Esto es más complicado de lo que parece ya que la forma de los hoyos y los nuevos obstáculos harán que tengamos que usar el ingenio y la precisión de nuestros golpes. Sin embargo, aunque nuestros ojos nos lo harán creer no hay que olvidar que el palo que tenemos en nuestras manos es virtual, su peso no lo es -hasta que no fabriquen controladores de HTC Vive de hierro- por lo que no siempre será fácil estimar bien la fuerza con la que golpeamos la bola. Es algo que acabaremos mejorando a prueba y error.

Los hoyos son más grandes que el área sobre la que jugamos, así que dependiendo del tamaño de nuestra zona nos podremos mover de forma natural alrededor de la bola, algo que se agradece y mejora la experiencia. Para desplazamientos más largos, siempre tenemos la posibilidad de pulsar el gatillo del mando del HTC Vive (solo necesitamos uno de ellos para jugar) y esto nos situará justo encima de la pelota, allá donde esté. Si nos va algo «más natural» y como ya empieza a ser algo común en esta nueva etapa de Realidad Virtual, siempre podemos teletransportarnos al punto que indiquemos con el mando.

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Uno echa en falta que tanto la pelota como el palo de minigolf tengan presencia física, ya que mas de una vez puede que le demos a la pelota por error al desplazarnos o cambiar de posición, para lo que tendremos que usar uno de los limitados Mulligans si queremos repetir el turno sin ser penalizados.

Cloudlands: VR Minigolf también tiene un modo multijugador, ya sea local hasta cuatro jugadores turnándose por ver quien es el mejor en un hoyo, u online, con el que no hemos pudimos encontrar a nadie con quien jugar cuando lo intentamos probar. Obviamente, jugar con gente convierte el minigolf en algo más social y divertido.

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Jugar solos puede ser un poco… solitario, ya que la música es repetitiva y aburrida e igual le vendría bien una pasada de pulido sobre los efectos de sonido, que por alguna razón parecen desconectados del entorno. Es importante tener en cuenta que cuando estamos inmersos en la Realidad Virtual, cualquier cosa que produzca una desconexión entre lo que vemos y lo que procesa nuestro cerebro puede acentuar la sensación de que hay algo más.

Los 18 hoyos que vienen de serie no son para nada sencillos. Especialmente los últimos, pueden resultar largos y complicados, incluso frustrantes. Algunos de los hoyos parecen depender más de la suerte que de nuestra destreza ya que hay tantos obstáculos a superar que es difícil ver cuál es la mejor solución. Conseguir terminar bajo par es todo un reto y hay que tener en cuenta que muchos hoyos son mucho más grandes de lo que estamos acostumbrados en un minigolf real.

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Por alguna razón también nos hemos enredado más con el cable de HTC Vive en este juego. Por ejemplo, ya simplemente empezar nos sitúa como «al revés», con nuestra frente hacia el ordenador, cuando lo más natural es siempre tener el PC detrás para que el cable baje de forma natural por la espalda. Igual algunos de los cambios entre hoyos también se pudieran haber diseñado teniendo en cuenta este factor.

Futuretown está desarrollando también un modo de creación de hoyos, que podría dar más variedad al juego, pero aún no está terminado. Pero cuando la comunidad se ponga a construir más hoyos que los 18 disponibles hasta ahora, será mucho más fácil justificar el precio de este juego.

Es bueno poder jugar a experiencias más tranquilas en esta primera tanda de Realidad Virtual de consumo, para descansar de juegos mucho más intensos. Aunque Cloudlands: VR Minigolf es visualmente es colorido y variado, el juego individual me parece un tanto «apagado» por el pobre acompañamiento sonoro y no me veo jugando una y otra vez si es que no es en compañía. Es entretenido y no tiene ningún problema de raíz, pero puede llegar a cansar con su dichosa melodía una y otra vez. En todo caso, es la experiencia que más se acerca al minigolf sin serlo realmente y en Futuretown están determinados en mejorar sus aspectos más débiles.

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Nos consolamos con:

  • El minigolf de siempre con los hoyos más imaginativos
  • Divertido de jugar en compañía

Nos desconsolamos con:

  • Le falta un poco de chispa, especialmente con el audio
  • Es fácil enredarse con el cable de HTC Vive, siendo a veces incómodo.

Ficha

  • Desarrollo: Futuretown
  • Distribución: Futuretown
  • Lanzamiento: 05/04/2016
  • Idioma: Inglés
  • Precio: 19,99 €

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