Visitamos el OXO Museo del Videojuego de Madrid

    El pasado 4 de diciembre abrió sus puertas en Madrid el OXO Museo del Videojuego tras su exitoso paso por Málaga, donde todavía se puede seguir visitando, para llevar a la capital el amor por la cultura del videojuego. Y de paso, tener un plan videojueguil ideal para repasar la historia de esta industria de la manera más divertida posible.

    Situado en pleno centro de Madrid, al lado de Callao (sí, los fines de semana está todo muy concurrido, y en periodo navideño ya ni digamos), desde OXO han hecho una gran labor para rehabilitar un edificio claramente antiguo para albergar el museo. De paso, se convierte en un lugar idóneo para eventos o presentaciones, como ya ha ocurrido con el libro de Los PC Fútbol de Dinamic Multimedia hace poco. Así que, la visita era más que obligada, y por aquí os cuento qué podéis esperar del OXO Museo del Videojuego.

    Una historia que se puede tocar

    El museo está dividido en tres plantas. La baja es por donde se accede, y sirve también como tienda con muchos elementos geek. Esta tienda es de libre acceso, sumándose por cercanía a la «zona friki madrileña» de la cercana Calle Luna, por lo que ya es un buen motivo acercarse para buscar algún regalito o simplemente bichear. Además, en esta zona tenemos el monumento realizado por Domino’s Gaming usando montones de periféricos antiguos o incluso cuenta con cámaras para hacer el idiota mientras vemos cómo se nos distorsiona de manera distinta en las múltiples pantallas.

    Aun así, es sólo el inicio, ya que el verdadero espectáculo lo tenemos en la primera planta. Esta es la zona fija del OXO Museo del Videojuego, y donde se hace un repaso a toda la historia de la industria. Gracias al diseño circular del edificio, nada más subir por las escaleras veremos los inicios del medio, antes incluso de ser una industria, y yendo en orden, acabaremos de nuevo en las escaleras para seguir con la exposición en la siguiente planta.

    Pero antes de avanzar, me quiero centrar en esta planta, ya que es una delicia ver cómo se empezó a plantear la idea de crear videojuegos con un osciloscopio para simular el jugar al tenis allá por 1958. Eso sin olvidarnos del mítico Pong, la famosa era de Atari o las primeras consolas de Nintendo. ¿Lo mejor? Poder toquetear muchos de estos dispositivos. Junto a los diferentes letreros que nos van explicando la historia de los videojuegos, podemos ir trasteando con los dispositivos expuestos.

    Esto es genial una vez entramos en la época donde nos introdujéramos en el medio, ya que es una inyección de nostalgia máxima. Volver a ver una PSX conectada a una tele de tubo con Destruction Derby fue mágico, al igual que echar unas partidas a Sonic Adventure en una Dreamcast auténtica. O como amante de la VR, poder probar al fin Virtual Boy fue una fantasía. ¡Incluso hay un Nokia gigante para echarse unas partidas al Snake!

    Gracias a lo táctil que resulta todo, la visita al OXO Museo del Videojuego resulta de lo más entretenida además de educativa. Poder experimentar de primera mano la evolución del medio, sentir la nostalgia del pasado, entender cada una de las etapas de la industria y ver el punto en el que estamos actualmente da casi vértigo, y vivirlo en el transcurso de una hora es prácticamente mágico.

    La magia de los recreativos

    En esta primera planta también hay una sección con recreativas, donde claramente la estrella es Luigi’s Mansion Arcade. Siempre estaba lleno, con todo el mundo (sobre todo lo más peques de la casa) deseando aspirar fantasmas con aspiradores de verdad. Hay otras máquinas que van desde las modernas joyas musicales Wacca o MaiMai, a clásicos como Silent Scope o Out Run. Todas se pueden jugar sin coste alguno, y dado que no todos los recreativos madrileños tienen algunas de estas increíbles máquinas, casi merece la pena visitar el museo por echarse unas partidas.

    Ahora bien, esta sección tiene muchas máquinas desconectadas y otras ya presentan algunos problemas (una de las MaiMai tenía un botón roto), además de estar en una sala bastante pequeña por la que cuesta moverse a poco que haya bastante gente. No sé si el tema de los problemas fue algo puntual del día que visité el museo, o si todavía hay máquinas que no terminan de funcionar, pero espero que lo solucionen pronto, ya que poder probar estas joyas es una auténtica delicia. Y de nuevo, una inyección de nostalgia si ya habíamos probado alguna de estas máquinas.

    A nivel de decoración, esta zona incluye una sección con cuadros preciosos o un letrero de neón fantástico. La presentación general del museo es fantástica, con mucho cuidado puesto en las vitrinas, el uso de múltiples estatuas de los juegos más icónicos, etc.

    Una celebración del legado PlayStation

    La segunda planta es donde el OXO Museo del Videojuego tendrá las exposiciones temporales, por lo que irán rotando con el paso de los meses. Ahora este piso está enfocado en celebrar el 30º Aniversario de PlayStation, por lo que podemos tener un recorrido más pormenorizado de todo su legado. Nada más llegar, es genial encontrarse un mando gigante con el que poder jugar a Crash Bandicoot 3: Warped… ¡y no es nada fácil! Como ejercicio cooperativo con alguien usando la cruceta y otra persona saltando/girando igual se puede hacer algo, pero es cuanto menos muy divertido.

    De ahí pasaremos por todas las consolas de Sony, desde la primera PSX con algunos de sus juegos más icónicos disponibles para probar o expuestos (como Silent Hill o Metal Gear Solid), pasando por PS2 (ojito al SingStar para cantar un poco), las portátiles PSP y PS Vita, y llegando hasta la actual PS5 Pro. Entre las consolas expuestas (incluyendo múltiples ediciones limitadas) y los carteles, podemos empaparnos de todo el legado de la compañía. Y aunque no pare de repetirme, volver a sentir una buena dosis de nostalgia si hemos ido creciendo junto a estas consolas.

    En esta planta también hay diferentes exposiciones inmersivas, incluyendo una zona de Realidad Virtual similar a una montaña rusa o una sección de LEGO para los más peques. También destaca una recreativa de Star Wars, que dado lo bien que recrea las batallas espaciales, está en el lugar perfecto.

    Puntos de mejora

    Aunque la experiencia general del OXO Museo del Videojuego es genial, creo que hay varios puntos donde el museo podría ser mejor. El principal es la limitación del espacio que da el edificio donde se localiza. Aunque su diseño circular es genial, hay partes que piden a gritos más espacio, como los recreativos o ciertas zonas de las exposiciones. Esto se puede ver por cómo algunos carteles no casan del todo con la zona en la que estamos, pero que siguen siendo importantes, con que en algún lado tenían que estar.

    Después está el tema del estado de los dispositivos. Aunque muchos se encuentran en perfecto estado y da gusto poder jugar a máquinas clásicas que cuestan encontrar, había bastantes otras que no funcionaban, estaban desconectadas o apenas eran usables. Muchos de los televisores de tubo de la exposición de PlayStation apenas mostraban una imagen visible. Eso por no hablar de las arcades apagadas o que ya tenían desperfectos, cuando no llevaba ni un mes abierto el museo.

    Por último, el aspecto que igual puede tirar para atrás: el precio. La entrada individual son 21€, con packs familiares para aligerar la carga económica, pero está claro que es un museo caro. Quizá un poco más de la cuenta, sobre todo al compararlo con la versión malagueña del evento. Imagino que son las «ventajas» de estar en la capital, que todo es más caro.

    OXO Museo del Videojuego Madrid

    Una visita obligada en la capital

    Pese a estos problemillas, la visita al OXO Museo del Videojuego me encantó. Poder tocar la historia del videojuego, volver a sentirme como un crío al ver algunos de los juegos o arcades con los que he crecido, y disfrutar en general del medio de esta manera, es sencillamente increíble. Hacía falta un museo así para reivindicar la parte cultural de nuestra industria, abogar por la preservación del medio para que todo el mundo pueda conocer los orígenes del medio… ¡y encima todo es divertidísimo!

    Así que, si estáis en Madrid (o en Málaga si el museo es igual), no dudéis en visitar el museo. Es una fantástica experiencia, y ya estoy deseando volver para la siguiente exposición.

    Artículo realizado tras una visita al OXO Museo del Videojuego mediante invitación.

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