La película de Borderlands es un desastre que no capta la diversión de los juegos

    Llevábamos una racha muy buena de adaptaciones de videojuegos al cine o a la televisión. Ya sea la brillante Fallout, la desternillante saga de Sonic o incluso Halo, que defenderé hasta la muerte. Todas ellas sabían que debían funcionar primero como serie o película, trasladando al nuevo medio la esencia del juego de turno. Pero todo lo bueno se acaba, y ahí tenemos Borderlands para recordarnos lo desastrosas que pueden ser esta clase de obras.

    Los tráilers no es que pintaran muy allá. Noticias como que Craig Mazin (series Chernóbil y The Last of Us) quisiera quitar su nombre de los créditos del guion no eran muy halagüeñas. Pero aun así quería tener un mínimo de esperanza de que saliera algo entretenido. Aunque sea sólo para ofrecer una película de acción divertida que abrazara la locura de los juegos. Pero incluso eso era mucho pedir. Borderlands es una película sin alma alguna que no entiende qué hace divertidos los juegos, y se queda en una película tan olvidable como decepcionante.

    Pero vayamos por partes, porque al menos, el film da loot legendario de crítica negativa, y hay que usarlo para desfogarse tras semejante desastre.

    Claptrap, el héroe inesperado de Pandora

    Antes de empezar con lo muchísimo malo que tiene Borderlands, quiero dar crédito donde toca, porque hay un par de aspectos que sí me convencieron, y me dejaron más con la idea de que toda la película era un potencial enorme desaprovechado. Lo primero: Claptrap. Sé que a mucha gente le parece cargante, que no tiene gracia alguna y ojalá se callara un poco… Y es cierto. A medias. Porque es el típico personaje al que te gustaría mandarlo al infierno por no cerrar la boca, pero cuando no está, se le echa de menos. Es un equilibrio que no siempre sale, pero personalmente, siempre me ha hecho gracia.

    Esto es lo que han clavado en la película. Claptrap aparece desde casi el principio y no nos abandona hasta el final. Es una metralleta constante de chistes, muchos no hacen gracia, pero hay muchos que sí, y es el único personaje que logra hacernos reír. Cómo está ligado a Lilith, a quien detesta porque la considera una persona horrible, se usa bien para varias bromas la mar de entretenidas. También ayuda que Lilith sea un personaje muy malo para llevar el protagonismo de la película, pero no nos adelantemos. Claptrap tenía que hacer el idiota, y lo hace, así que objetivo cumplido. Craig (Floarian Muntenau) y Tiny Tina (Ariana Greenblatt) también están bien planteados, aunque con la locura desmedida de ambos bastante reducida.

    El diseño de escenarios, arte y demás aspectos también me ha parecido bastante sólido. Todo en Borderlands recuerda a los juegos. Es cierto que a veces, cuando empieza la acción o mucho movimiento todo parece de cartón piedra o el CGI es horrible, pero por lo general, el look está ahí. Los psicópatas, las armas, los vehículos, las diferentes corporaciones, algunos personajes secundarios como Moxxi (interpretada por Gina Gershon)… Se nota la intención de replicar la estética de los juegos, pero por desgracia, se queda sólo en eso, ya que la esencia no está, ni se le espera.

    Claptrap es lo mejor de la película y la adaptación de sus chistes al castellano es genial

    ¿Qué hace Kevin Hart haciendo cosplay de Roland?

    Empecemos ya con lo malo, que esto va para largo. Lo primero y más obvio: el casting. Kevin Hart como Roland es un desastre absoluto. Se supone que es un soldado de élite y además es el «serio» del grupo, pero no da la sensación de lo uno ni lo otro. Cuando empieza la acción, no impone lo más mínimo, y al hablar, parece querer soltar una de sus típicas bromas, pero como si se tuviera que contener, resultando en un cascarón vacío que no da ni para medio personaje. Es como si se aburriera Kevin Hart en su casa, se hubiera colado en el set de Borderlands mientras hacía cosplay de Roland, y se pusieran a grabar con él porque no habían encontrado a nadie todavía.

    Cate Blanchet me encanta como actriz, pero como Lilith no parece que encaje en ningún momento. Ni el personaje quiere estar en la película, ni la propia Cate. Lo mismo de Jamie Lee Curtis como Tannis. Parecen fuera de lugar de manera constante, lo que te saca por completo de la película.

    Esto es un problema cuando Lilith es la protagonista de Borderlands. Todo el rato se está quejando de que no quiere ir a Pandora, no quiere ayudar a Tina y no quiere convertirse en una Buscacámaras. Así que va dando tumbos de una escena a otra, pegando algún tiro o poniendo su pose de tipa guay, pero no exhibe ningún carisma ni control sobre la trama. Es la peor clase de protagonista posible, ya que no toma decisiones y todo ocurre por conveniencia del guion. Y cómo no, la parte emocional que intentan meter al final parece forzada a más no poder, ya que no logran que nos importe lo más mínimo el personaje.

    Imposible ver a Kevin Hart como un soldado de élite

    ¿Dónde están los montones de armas?

    Como os podréis imaginar por todo lo anterior, Borderlands es una película que intenta mantener nuestra atención metiendo referencias. ¿El motivo para que cojamos cariño a los personajes? ¡Están en el juego! Ya está. Eso hace que como producto individual fuera de los juegos, sea infumable. Pero bueno, al menos la acción estará interesante, ¿no? Tampoco, y es lo que termina de matar la película para mí.

    En estas adaptaciones puedo medio-perdonar que todo sea cutre o malo como aquí, pero si al menos la acción es llamativa o divertida, apago el cerebro y disfruto de los fuegos artificiales. Es por lo que he disfrutado con las desastrosas películas de Resident Evil o la reciente Mortal Kombat. Es cine de acción palomitero, sin buenas historias ni personajes, pero entretenidas. Y aquí también falla Borderlands.

    En Borderlands sólo hay pistolas, ¿verdad? ¿¡VERDAD!?

    ¿La idea de aprovechar la comedia para la acción? Nah, que eso es demasiado trabajo. ¿Las armas loquísimas de los juegos? Ni una se ve en la película. Sólo usan revólveres, pistolas y fusiles estándar, y ya. Ni siquiera usan los personajes sus habilidades, a excepción de Lilith en el tramo final, pero es bastante chustero. Todo lo que se podía aprovechar de la saga para ofrecer escenas de acción únicas se queda en el tintero, ofreciendo combates insulsos y cutres a más no poder. La batalla final, en vez de ser épica, parece salida de una serie del Arrowverse, e incluso peor. Ese es el nivel.

    Sólo se medio salva una escena con los psicópatas, pero no es nada que podamos ver en infinidad de películas y muchísimo mejor planteado. Así que, lo que hace a Borderlands único no se utiliza. Me parece absurdo que en Tales from the Borderlands, que es una aventura narrativa con animaciones cutrongas, ofrezcan combates infinitamente más imaginativos por su planteamiento y que además abracen el humor absurdo típico de los juegos para que sean memorables.

    Pero usa el bazooka. Quien lo saca para enseñarlo es una parguela

    El regreso de la maldición de las adaptaciones de videojuegos

    Borderlands intenta ser Guardianes de la Galaxia, con un grupo de inadaptados viviendo una gran aventura… Pero acaba siendo Escuadrón Suicida, la versión mala, la de 2016 de David Ayer. Una película de acción donde el humor escasea, los personajes y los actores parecen fuera de lugar y no se aprovecha lo que hace grande a Borderlands para al menos ofrecer cine palomitero entretenido.

    El mejor cumplido que puedo hacer a Borderlands es que parece una película de Netflix. Estas que te las pones, las ves y cuando acaba, te has olvidado de ellas. Tiene sus puntos buenos aquí y allá, pero eso no quita que en su conjunto, sea muy mala. ¡Y el potencial estaba ahí! Eso es lo que más me fastidia, ya que no pedía gran cosa. Sé que Borderlands no es una saga que destaque por su historia, pero al menos quería algo divertido. Acción loca que sólo me pudiera dar una película basada en esta franquicia, y ni eso.

    Hace unos años se decía que había una maldición que hacía que todas las adaptaciones de videojuegos salieran mal, y Borderlands es el regreso de esta maldición. Por suerte, parece un caso aislado, pero es un claro recordatorio que tener una licencia reconocida por detrás no es suficiente para crear una buena o exitosa película. Así que si queréis visitar Pandora, coged el mando y olvidaos de las palomitas.

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