Cuando en cualquier juego me pones la música como uno de sus elementos centrales, ya me tienes ganado. Puede ser parte del lore, del universo, en las mecánicas… ¡o en todo! Este es el caso de Fretless, un juego que descubrí en Gamescom, pero que ya se ha convertido en uno de mis indies más esperados de 2024.
¿Cómo os suena un RPG por turnos donde todo gira en torno a la música? Los ataques son acordes, las armas son instrumentos. Todo siempre sincronizado al ritmo de la melodía que suena de fondo, cómo no. Desde el primer momento Fretless me robó el corazón, pero el juego tiene mucha miga más allá de su rocambolesca idea. ¡La parte RPG también funciona! Id afinando vuestra guitarra, que las grandes corporaciones necesitan una lección.
A salvar el mundo mediante una Batalla de Bandas
La demo que tenían disponible era básicamente el inicio de la aventura y luego una parte un poco más avanzada. Así se podía conocer más de este mundo, donde la magia y la música van de la mano. Absolutamente todo produce una melodía. ¿Pasamos por unos juncos en el lago? Cada uno producirá una nota, siendo una delicia simplemente pasear y toquetearlo todo. ¿Acariciar o jugar con nuestro perrete? Al ritmo de la música, o nada de caricias para nuestro mejor amigo.
La premisa es muy sencilla a la par que simpática. Va a haber una Batalla de Bandas, y gracias a ella vamos a acabar con una malvada organización que está dejando el mundo desafinado. Esto produce que haya más criaturas pululando por el mundo, por lo que no es seguro salir del poblado. A menos, claro está, que vayamos con una buena guitarra.
En Fretless cada instrumento es un arma, por lo que el equipo son los accesorios para el instrumento. Afinadores, pastillas adicionales, pedales, cuerdas especiales, etc. Todo se representa de manera visual en los menús de personalización. Al contrario que en otros RPGs, aquí no iremos consiguiendo nuevas guitarras. En su lugar, contaremos con varios arquetipos de armas, y serán los accesorios los que vayan modificando sus estadísticas. Así, contaremos con la guitarra acústica, el bajo, un sintentizador o una guitarra eléctrica.
Es la hora del duelo musical
Como en los RPGs clásicos, Fretless nos animará a explorar. Los secretos estarán a la orden del día, lo que se traducirán en múltiples recompensas o atajos. Ya en esta sección inicial me topé con un minijuego de pesca (musical, cómo no), la posibilidad de encontrar con un hueso para jugar con nuestro perro y un par de atajos para volver al pueblo rápidamente. ¿La recompensa? Nuevos acordes a equipar… O dicho de otra manera, ¡cartas!
Sí, los acordes funcionan como cartas, por lo que al combatir, los ataques a realizar en cada turno serán aleatorios. Nosotros tendremos una capacidad para hacer acordes, que se irán ejecutando en el orden que los hayamos escogido. Esto da lugar a muchas tácticas interesantes, como empezar con ataques que nos dan algo de escudo, para finalizar con uno que amplifica nuestra ofensiva en función del escudo que tengamos acumulado.
Cada instrumento tendrá su propia baraja/conjunto de acordes, y esto es lo que aún tienen que equilibrar. En la demo también tuve acceso al bajo, que hace ataques de grupo potentes, pero a cambio, nos absorbe vida… Lo que hace que sea a priori menos útil que la guitarra inicial. Espero que más adelante haya motivos de verdad para ir rotando entre nuestros instrumentos o que las barajas nos ofrezcan siempre tácticas interesantes. ¿Lo mejor? Las animaciones de los ataques son brillantes. El pixel-art de Fretless derrocha carisma, pero ver encima estos disparatados golpes siempre sincronizados con la música es una verdadera delicia.
Es peligroso ir sólo, ¡mejora tu ritmo!
A medida que se van lanzando acordes, se va cargando el ataque especial de nuestro instrumento. Es básicamente el golpe definitivo, que viene acompañado de una animación increíble, además de un minijuego rítmico. Si lo acertamos, nuestro daño aumentará a lo grande, recompensando así a los usuarios que son más expertos en los juegos musicales. Si no lo sois, tendréis que depender más de la estrategia a largo plazo, ya que para nada es un requisito.
Dicho esto, los jefes finales también podrán hacer estos ataques especiales. En esta ocasión, la parte rítmica sirve para reducir la efectividad de su golpe definitivo. Esto nos da dos opciones: tanquear el daño si no somos hábiles con la parte rítmica, o intentar derrotarlos antes de que puedan cargar su habilidad especial. De nuevo, Fretless quiere que la música sea un factor clave de todo su diseño, pero no algo que impida que mucha gente que sencillamente no tiene ritmo no pueda disfrutar.
En mi caso, el combate fue un paseo por el parque. A otro compi de otro medio, le costó algo más, pero acabó derrotando al jefe pese a fallar la mitad de las notas en los minijuegos musicales. Dicho esto, la música es espectacular. En la exploración derrocha simpatía, pero luego al combinarse con el combate es incluso más llamativa. ¡Una verdadera delicia!
RPG musical de primer nivel
Cuando confirmé mi cita en Gamescom para probar Fretless sólo sabía que la música era un elemento fundamental en su diseño, y nada más. Ahora estoy totalmente enamorado del juego. La forma en la que está integrado el ritmo en el mundo, la simpatía del píxel-art o lo divertidos que resultan sus combates hacen ver que todo sencillamente encaja.
Un RPG por turnos musical. Suena absurdo, pero eso es justo lo que nos va a ofrecer Fretless el año que viene, y lo va a hacer por todo lo alto. Será mejor que vayáis sacando entradas para este concierto rolero, porque en 2024 Ritual Studios va a por el mando de platino.
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