Esta generación hemos tenido varias IPs completamente nuevas que han querido funcionar como servicio más que como juego único, y uno de los que inició esta tendencia fue Destiny. El hype por la nueva franquicia de Bungie era muy palpable, al querer ofrecer un FPS MMO para consolas, con planes para 10 años. Por desgracia, las expectativas eran demasiado altas, y el producto final, si bien era tremendamente divertido, decepcionó mucho. Personalmente, fue una de las mayores decepciones de esta generación, al no ofrecer una historia interesante, tener misiones repetitivas y otros problemas serios.
Por suerte, el juego fue mejorando poco a poco, llegando a su mejor momento con la expansión de El Rey de los Poseídos, ofreciendo por fin una historia, personajes divertidos y misiones épicas. Por todo esto, era algo escéptico sobre Destiny 2. Desde Bungie repetían una y otra vez que habían escuchado el feedback para ofrecer una secuela memorable, pero la duda siempre estaba ahí: ¿estaremos ante otra decepción, o ya podemos decir que este universo ha despegado para atraparnos sin remedio? Sólo hay una manera de averiguarlo, Guardianes.






