El mundo del cómic y el cine están más unidos que nunca, como demuestran las numerosas adaptaciones. El último tebeo en llegar a la gran pantalla es «X-Men», con su cuarta entrega cinematográfica, pero centrándose esta vez en los orígenes del que ha sido el protagonista de la trilogía: Lobeno.
Y como ya es habitual, con cada gran taquillazo viene un videojuego basado en dicha película. Sin embargo, lo que no es normal es que el título presente algo de calidad para tratar de conseguir más ventas, ya que por el simple hecho de llevar un nombre específico y aprovechando el tirón del film se han conseguido auténticos éxitos comerciales.
Afortunadamente, este es el caso de X-Men Origins: Wolverine, enésimo juego protagonizado por este conocido superhéroe que por fin recibe una adaptación digna a su personaje y sus superpoderes.
La forma de contar la historia se asemeja bastante a la de la popular serie «Perdidos», ya que el juego empieza en el futuro con un vídeo introductorio que sirve para presentar al personaje, y luego va intercalando flashbacks de la misión «Firestorm» de África y lo que acontece en el presente.
La operación «Firestorm» tiene lugar tres años antes de lo que ocurre en el presente, y en ella participa el escuadrón formado por el Coronel Stryker, y está integrado por Logan (Lobezno), Victor Creed (conocido como Dientes de Sable, además de ser el hermano del protagonista), Wraith (personaje de color que tiene el poder de teletransportarse), Deadpool (un as con las espadas), el Agente Zero (todo un maestro en el uso de las armas de fuego) y Fred Dukes (normalmente conocido como «Mole» ).
Esta misión empieza con este particular escuadrón yendo en helicóptero hacia una aldea por alguna razón, pero en el trayecto somos derribados por un misil y el equipo se separa.
A partir de este momento nuestra misión será encontrar dicha aldea, y por el camino nos encontraremos con los diversos miembros de la patrulla.
Cuando demos con Victor por primera vez saltaremos al presente, donde empieza el verdadero guión del juego y la película.
En el presente Lobezno ha dejado el ejército, y ha encontrado el amor de su vida: Kayla Silverfox. Cuando creía que su vida era perfecta, Victor hace acto de presencia y asesina a sangre fría a nuestra amada.
De esta forma, Stryker le induce a meterse en el proyecto «Arma X», donde conseguiría el poder suficiente para vencer a Dientes de Sable y así poder ansiar su sed de vanganza.
Así es como los huesos de Logan son recubiertos con adamantium, consiguiendo así las garras metálicas que tanto gustan a los fans del personaje. Sin embargo, dadas una serie de circunstancias acabaremos huyendo del ejército, comenzando así las aventuras de Lobezno.
De esta forma conoceremos los orígenes de este héroe, pero siempre dentro de la historia del cine. Por esta razón, el guión solo se centra en el proyecto Arma X y no en las conocidas misiones de Logan en Japón.
Y como se siguen los pasos de la película, también nos encontraremos con los mutantes de las películas. Junto al escuadrón de Lobezno nos veremos las caras con Gámbito (conocido personaje que por alguna razón no había aparecido en las anteriores películas).
Respecto a los personajes extraídos de los cómics, los dos personajes añadidos son Mística y los robots elimina-mutantes llamados Centinelas.
Algo muy divertido de este aspecto es cómo el nivel exclusivo del juego (evidenciado porque es Mística la que nos guía hasta allí y en el film no aparece) tiene una verdadera conexión con la primera trilogía cinematográfica al nombrar al Senador Kelly.
Si antes os comentábamos que la forma de contar la historia se asemejaba a «Perdidos» por intercalar presente y pasado, también encontramos elementos que nos recuerdan irremediablemente a Bioshock. Esto es así porque en el presente nos encontraremos con algunos portátiles. Si los activamos escucharemos un archivo de audio en forma de diario de diferentes personajes, y que darán algunos detalles más de la historia.
Sin embargo, a pesar de este detalle, el juego falla en el guión. Creemos que es así porque apenas se nos muestran las motivaciones de los personajes ni sus propias historias. Simplemente están ahí y ya está. Y la historia en general tampoco está muy trabajada. Eso de «Orígenes» apenas se puede aplicar, porque tanto la historia en el pasado como en el presente tiene muchos puntos incompletos, ya que no se nos llega a explicar cuál es la misión en África y las motivaciones de Logan son demasiado simples. También choca bastante que el nivel inventado sea el que más conexión tiene con las primeras películas. Para finalizar, el desenlace es demasiado precipitado, con una temática que nada tiene que ver con la película y el resto del juego.
X-Men Origins: Wolverine usa el motor gráfico más usado en esta generación: el Unreal Engine 3. Cuando se anunció se podía ver desde dos puntos de vista. Por un lado, se sabe la calidad que se ha conseguido en otros títulos como Gears of War o Mirror’s Edge. En contra, si no se usa sabiamente se pueden conseguir resultados nefastos como ocurrió con Turning Point.
Dicho esto, nuestras dudas eran infundadas y nos encontramos con un título muy bueno gráficamente hablando.
Por un lado, las escenas CGI tienen una calidad altísima, en especial en la que introducen en Logan el Adamantium.
El modelo de Lobezno es muy bueno, con un gran parecido físico al actor Huck Jackman. Sus animaciones de combate, junto al del resto de los enemigos y personajes, son excelentes y tienen una fluidez bastante buena.
Algo novedoso en el juego es el sistema de regeneración a tiempo real. Como todos sabréis, Lobezno es conocido por sus poderes de regeneración, y este es el primer juego que nos muestra este poder en todo su esplendor. Cuando seamos dañados veremos cómo la camiseta se va dañando de forma realista, siendo este efecto acorde a los ataques que recibimos.
Una vez la camiseta haya desaparecido por completo, será cuando el verdadero espectáculo empiece. Esto es porque veremos cómo las cicatrices se van quedando en nuestro cuerpo, y cuando pase un tiempo se curarán en tiempo real tal y como hace este personaje en los cómics y en las películas.
Aunque no penséis que este efecto se trata sólo de unos cortes, ya que podremos llegar a ver los huesos de nuestro protagonista si somos quemados o recibimos el impacto de una explosión. Cuando esto ocurre es increíble cómo luego se van regenerando los músculos y luego la piel, tapando poco a poco los huesos expuestos. Aquí es importante recalcar que el esqueleto de Logan varía entre África y el presente, ya que al principio no disponemos del adamantium. Y lo mismo podemos decir de las garras, que en los flashbacks son huesos normales y corrientes, y en la actual historia son completamente metálicas.
Sin embargo, el mayor problema gráfico en Lobezno es su camiseta. Si bien su destrucción es realista, cuando acerquemos la cámara por arte de magia aparecerá intacta, mientras que si la alejamos volverá a su estado anterior. Y lo mismo pasa al subir de nivel, que la camiseta se regenera por completo. No es un problema demasiado importante, pero que sí podría haber estado un poco más cuidado.
Los escenarios presentan una buena calidad, con un correcto texturizado en la mayor parte de las fases, aunque es cierto que algunos niveles están más trabajados que otros.
El mayor ejemplo es que en algunos niveles pasaremos por salas muy parecidas entre sí, mientras que en la jungla pasaremos por una buena variedad de escenarios, que incluyen zonas selváticas, templos y zonas de trampas mortales. Además, las plantas en esta zona se moverán dependiendo de nuestros movimientos. No es el efecto más realista, pero es de agradecer.
El agua está bastante bien realizado, en especial en un nivel donde los enemigos son invisibles y la única forma de localizarlos es observando sus movimientos en este elemento.
Los enemigos, por otro lado, tienen un buen acabado. Sin embargo, pueden pecar de falta de variedad, ya que los artilleros y los espadachines se repetirán una y otra vez durante la aventura.
Su IA no es para echar cohetes. Es lo típico de los juegos de acción, pero no habría estado de más que hubieran podido crear estrategias para rodearnos o cualquier otra formación que nos suponga un desafío.
Los efectos de luz están cuidados, en especial en el nivel de la jungla, con algunos parajes muy bonitos. Las explosiones son las típicas con este motor, por lo que no hay nada malo en ese aspecto.
La interactividad con el escenario es correcta, ya que nos ofrece el movimiento de las plantas, la posibilidad de hacer explotar bidones de gasolina, empalar a los enemigos en árboles o pinchos de toda clase de índole, destruir pequeños objetos del escenario (aunque su destrucción esté prefijada), etc.
Los efectos especiales referentes a los poderes de los mutantes son bastante espectaculares. El único «pero» es que prácticamente todos los personajes de los cómics están basados en la fuerzo bruta y no en ningún poder especial que haga las batallas muy espectaculares. Por esta razón, las peleas más espectaculares son las de Gámbito, la última pelea del juego (aunque resulte muy sencilla) y el Centinela. Por supuesto, el modelado de estos peronajes es todavía mejor que el de los enemigos corrientes.
Jugablemente, X-Men Origins: Wolverine bebe directamente de God of War en todos los sentidos.
Para empezar, en las peleas los movimientos de Lobezno son igual de destructivos que los de Kratos, llegando a desmembrar a los enemigos en sangrientos ataques finales. El esquema de control es muy similar, ya que nos encontramos con un botón de ataque ligero, otro de fuerte y el último para los agarres.
Al coger un enemigo tenemos tres opciones. La más destructiva es usar las muertes rápidas, que se consiguen pulsando el botón de ataque fuerte en el momento en el que se iluminen nuestras garras. El resultado es igualmente violento y espectacular. Las otras alternativas son más comunes, ya que consisten en ataques ligeros y lanzamientos.
Otro de los movimientos que más utilizaremos se trata de las embestidas. Este ataque consiste en abalanzarnos a los enemigos distantes, y una vez lleguemos a él tirarle al suelo para clavarle las garras cuando está deribado. Otra de las posibilidades es enlazar un ataque justo después de saltar sobre el enemigo, golpeando así de una forma rápida y fluida.
Como en el juego de Kratos, en X-Men Origins: Wolverine nos enfrentaremos a un buen número de jefes finales. Por un lado están los mutantes que os hemos mencionado antes, siendo estas batallas las más espectaculares (aunque personalmente mi favorita es la de Gámbito y el Centinela, en especial en su parte final).
Además de estos enemigos pricipales en puntos concretos de algunos niveles aparecerán enemigos más resistentesdel resto, como los prototipos WENDIGO, gólems de piedra o robots de gran tamaño. Sin embargo, estos combates tienen un punto débil: la repetitividad. Esto es así porque siempre la mejor, y casi única estrategia, consiste en embestir la espalda de nuestro rival justo después de que hayamos esquivado uno de sus ataques.
Y con los enemigos corrientes pasa lo mismo. Como ya hemos mencionado antes, su variedad no es muy elevada, y lo peor es que prácticamente no importa si nos enfrentamos a robots o humanos, porque en ambos tipos de enemigos siempre hay algunos que atacan cuerpo a cuerpo y otros que nos disparan. Los únicos enemigos variados son una clase de robot y los mutantes de la jungla, que pueden realizar ataques de fuego o crear triángulos con las paredes dañinas.
Un movimiento que será fundamental es el contraataque, ya que si lo hacemos bien podremos devolver los golpes de una forma espectacular, e incluso redirigir misiles usando las garras.
Junto a la regeneración, el otro poder de Logan es su instinto animal, que le permite oler el camino hacia el siguiente objetivo, ver las posiciones de los enemigos (muy útil cuando nos ataquen los soldados invisibles), las trampas y las zonas del escenario con las que podemos interactuar.
Hablando de la regeneración, teníamos curiosidad de cómo afectaría al juego, ya que todos sabemos que Lobezno podrá morir todas las veces que haga falta, que siempre se levantará como si nada.
Para no hacernos completamente inmortales tendremos dos barras de salud. La principal nos indica el estado de la regeneración, y cuando se vacíe por completo nuestras entrañas estarán al descubierto. Si esto pasa, los impactos mermarán el símbolo de corazón que hay en el HUD, y cuando este se vacíe por completo la partida habrá acabado.
Este es un buen sistema, aunque es una lástima que la dificultad del título sea tan escasa en el modo normal de dificultad, y tan solo puede suponer un pequeño reto en el nivel más difícil.
Junto al típico desarrollo de avanzar matando, en X-Men Origins: Wolverine nos encontraremos con algunas situaciones que dan variedad a la acción. Para empezar, los puzzles y las plataformas son los elementos que más aparecen. Mientras que los acertijos son correctos y tienen sentido, las secciones plataformeras son un poco más pesadas gracias a un control un poco tosco para estas situaciones, pero que en ningún momento lo hace injugable.
Durante momentos concretos tendremos que escalar por las paredes de forma idéntica a como lo hacía nuestro amigo Kratos.
Las otras actividades que realizaremos será disparar desde una lancha motora, eliminar helicópteros por nosotros mismos y no por quick time events (aunque es cierto que las posibilidades tampoco son excesivamente amplias en estas secciones), y finalmente habrá algunas caídas libres bastante espectaculares.
Según vayamos eliminando enemigos iremos obteniendo experiencia, que nos permitirá aumentar nuestra salud y conseguir puntos que podrán ser canjeados para mejorar nuestras habilidades, dando un toque RPG al juego. Para conseguir experiencia también podemos coger las placas de los soldados caídos ocultos que encontremos en los niveles, las cuales nos ayudarán a subir antes de nivel.
Además, si eliminamos a varios rivales de un mismo tipo conseguiremos aumentar nuestros reflejos para esa clase de soldados, y de esta forma hacerles más daño cada vez.
Cuando destruyamos objetos del escenario y acabemos con los enemigos iremos obteniendo furia, que rellenarán una barra que nos permitirá realizar ataques especiales. En total son cuatro, y lo mejor de todo es que son muy espectaculares, ya que la mayoría acaba en sangrientas muertes y desmembramientos de los soldados totalmente indefensos ante el poder destructivo que supone Lobezno.
Finalmente, en los niveles encontraremos repartidos mutágenos y estatuillas. Los primeros nos permiten modificar algunas de nuestras habilidades, y las segundas nos dan experiencia, y si conseguimos dos del mismo tipo desbloquearemos un desafío para conseguir un traje para Lobezno sacado de los diferentes cómics.
El apartado sonoro no es de lo mejor que hemos visto (mejor dicho, oído), pero por lo menos es correcto.
El juego está completamente doblado y traducido al español. Sin embargo, las voces no son las de la película, pero son buenas en los personajes principales. No obstante, los personajes secundarios tienen unas cuerdas vocales mejorables, ya que apenas muestran sentimientos. Además, con Lobezno esparábamos una voz un poco más fuerte, más acorde al personaje e incluso las películas.
Las melodías del juego son correctas, sin nada destacable ni nada reprochable, ya que se adapta a la acción de una forma inteligente que da más emoción al juego, aunque se hacen bastante repetitivas.
Con los efectos sonoros como los disparos, las explosiones, cortes, etc ocurre lo mismo, es decir, correctos pero sin muchos alardes.
Otro punto a favor del juego es la duración, ya que para completar la campaña por primera vez necesitaremos 10-15 horas, y bastante más si queremos conseguir los uniformes secretos y todos los trofeos/logros del título.
En definitiva, X-Men Origins: Wolverine es una gran adaptación del mundo cinematográfico a los videojuegos. Y aunque es cierto que copia elementos de otras sagas conocidas, es un poco repetitivo, no es nada original y la historia es bastante floja, consigue divertir de principio a fin gracias a una acción brutal y espectacular.