Contraband Police

En Contraband Police, nuestra rutina principal gira en torno al puesto fronterizo, donde debemos canalizar a nuestro inspector interior al más puro estilo Papers, Please, pero en 3D. Nos ha tocado examinar minuciosamente la documentación de cada conductor, verificando fechas, sellos y fotos, para luego pasar a la inspección física del vehículo. Es aquí donde el juego brilla: utilizando herramientas como cuchillos, palancas o luz ultravioleta, hemos tenido que rajar asientos, desinflar neumáticos y golpear carrocerías en busca de alijos ocultos. La tensión de decidir si permitimos el paso o arrestamos a un sospechoso basándonos en pistas sutiles es el núcleo de la experiencia y resulta extrañamente satisfactorio cuando damos con el contrabando.

Sin embargo, el título no se queda solo en la caseta de vigilancia; la experiencia se expande hacia un mundo semiabierto que nos obliga a coger el coche patrulla. Entre inspección e inspección, hemos tenido que gestionar el mantenimiento de nuestra base, transportar prisioneros y mercancías incautadas, e incluso enzarzarnos en tiroteos contra bandas de contrabandistas. Aunque el manejo de las armas y la conducción pueden sentirse algo toscos en consola, añaden una capa de variedad muy necesaria que rompe la monotonía burocrática. Al final, nos hemos encontrado con una mezcla de géneros que, pese a sus asperezas técnicas, consigue que el trabajo de policía en la frontera sea mucho más intenso y variado de lo que esperábamos.

Podéis ver nuestras primeras impresiones a continuación, o desde aquí.

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