Hace unos días, Faustino analizó Toybox Turbos y, aunque muy entretenido, no presenta grandes innovaciones respecto a juegos más clásicos como el de los Micro Machines. ¡Ja! Pero lo que no tienen esos juegos es la posibilidad de jugar con Oculus Rift y, cuando nos ponemos el casco de relidad virtual todo cobra una nueva dimensión, literalmente.
Da casi la sensación de que se trate de dos juegos diferentes, donde Toybox Turbos pasa a ser realmente un juguete. La cámara por defecto de Oculus se sitúa de forma más elevada y estática, pudiendo observar el entrañable circuito de trastos cuotidianos tal y como si estuvieramos de pie al lado de una maqueta de tren de juguete. La cámara sigue nuestros movimientos de la cabeza, pudiendo mirar donde nos apetezca independientemente de la acción, algo que es genial a la hora de anticipar obstáculos. Al ser un circuito grande, la posición cámara sigue con un movimiento suave la zona donde se encuentra nuestro cochecito.
En Oculus Rift los movimientos que no controla el jugador son muy susceptibles de causar mareo. En Toybox Turbos existe también la posibilidad de usar una cámara que sigue al coche desde atrás, pero es ponerla y sentir náuseas inmediatamente. Como cuando nos ponemos a un palmo de la via del tren en la estación mirando fijamente al frente cuando el tren pasa por delante. Uno puede perder el equilibrio. Así pues, lo mejor es dejar la cámara estándar para Oculus, cuya experiencia no llegó a causar ningún malestar, sinó todo lo contrario.
La realidad virtual en general no es fácil de describir. No es simplemente lo mismo pero en 3D. Toybox Turbos cobra vida en cosas tan simples como arrastrar los clips o chocar contra las minas, que son realmente bolas en nuestro camino. A la vez, se pueden ver que el fondo del escenario -las paredes de la sala donde nos encontramos- no tiene ninguna profundidad y aunque sin realidad virtual no se note, con el Rift simplemente parece que hayan puesto un papel con un dibujo sobre la pared. No es un aspecto que detraiga de lo importante, pero es curioso y elimina un poco la sensación de presencia si realmente decidimos mirar a la pared -lo típico que hace uno. O igual es que estamos metidos dentro de una gran caja de juguete.
El punto de vista es tan realista que la inmersión es brutal. Nos ponemos el visor y es como si en el mueble donde tengo el ordenador hubiera en vez una mesa llena de juguetes simulando un circuito. Hasta el punto que en cierta ocasión donde los coches pegan un salto entre mesas, sus sombras en el suelo me hicieron saltar ante la sensación extraña de que algo corría realmente hacía el suelo -y en general, si veo un montón de cosas oscuras corriendo por el suelo me asusto. El tren de madera que atropellará a los incautos es realmente un tren de madera, la misma sensación qSon estos momentos los que hacen ver que esta tecnología realmente promete, especialmente cuando gane algo más de resolución porque el «efecto pantalla», donde podemos distinguir los propios píxeles, debería ser mejorado para una experiencia aún mejor.
Se podría decir que Toybox Turbos no ha innovado en muchos aspectos, pero si tenemos un Oculus Rift hacernos con el juego es casi indispensable para aquellos que buscamos vivir los juegos de una forma diferente y anticiparnos al futuro. Demos las gracias pues a los de Codemasters, que afirman también ser unos apasionados del Oculus Rift y que adoptarlo ha sido una decisión natural. Le entran a uno las ganas de jugar con cochecitos.
Cómo activar Oculus Rift en Toybox Turbos
En Steam, haced clic con el botón derecho sobre el título del juego y pulsar en Propidades. Añadir el texto «-vr» como parámetro de ejecución.
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