
Muchas veces, los plataformas suelen ser juegos frenéticos a más no poder, donde si nos despistamos, perderemos una vida y nos tocará volver al punto de control más cercano. Y una feria como Gamescom es también estresante al no parar ni por un momento. Por eso, jugar a Gecko Gods fue como un oasis por ambos frentes. ¿Media hora de relajación pegando saltitos? Una auténtica gozada, ya meternos en la piel de una adorable salamandra es un soplo de aire fresco para el género.
Al fin y al cabo, no estamos ante un animal que se comporte como otros que ya han protagonizado infinidad de plataformas a lo largo de los años. Ni tampoco se ha intentado hacerlos antropomórficos para que se parezcan más humanos. ¿Qué hacen las salamandras? Escalar por las paredes sin riesgo a caerse, y eso es justo lo que haremos en Gecko Gods para desentrañar los misterios de un archipiélago.
Las paredes y techos son nuestro nuevo suelo
Debido a nuestra habilidad de escalar por cualquier superficie, la manera de afrontar cada nivel es muy diferente a la de otros plataformas 3D. Eso ha hecho que, obviamente, el desarrollo sea más complejo para el equipo, pero también hace todo mucho más interesante. Al principio pensaba mucho en los juegos de Spider-Man, ya que no hay un «arriba» o «abajo», simplemente otra superficie por la que desplazarnos.
El control de Gecko Gods es muy preciso, siendo muy cómodo pasar del suelo a una pared y luego al techo. Esto le da una gran verticalidad a los niveles, siendo increíblemente satisfactorio el movimiento de nuestra adorable criatura. Que uno de los coleccionables sean los insectos que hay remoloneando por la zona nos pone todavía más en la piel del animalito, siendo muy satisfactorio lanzarnos hacia ellos con la boca abierta para darnos un buen atracón.
El siguiente punto destacable es el énfasis que hay en la exploración. Estamos en una gran isla con múltiples mecanismos, ruinas y secretos que piden a gritos ser desvelados. Así que a nuestro ritmo, podremos ir viendo cómo una estatua nos lleva a la siguiente, y de ahí, a una gran zona abierta con tres mecanismos para poder abrir la puerta a un barco. Cada «mini-nivel» aprovecha la verticalidad de diferentes maneras, ya sea escalando una gran estructura, activando diferentes palancas con nuestra boca jugando con el nivel del agua, o una mezcla de todo.

La forma de activar las palancas con nuestra boca es súper adorable
Un nuevo tipo de explorador
Durante todo este amplio nivel no había temporizadores ni nada apremiante. Sí, había unos enemigos, pero eran más obstáculos que daban vida a este mundo, para que un verdadero reto. Como haría una salamandra de verdad, simplemente los esquivamos y listo. O si pensamos más en términos videojueguiles, nada como darles un golpe rodando.
Lo importante es que Gecko Gods nos permite ir a nuestro ritmo, y tanto el arte como la música dan esta sensación de relajación que no es muy habitual en el género. Es más propia de juegos narrativos o walking simulators. Pero en su lugar, estamos ante un plataformas 3D de aventuras y exploración, creando algo único pero que funciona increíblemente bien.

Llegar hasta lo más alto para ver la puesta de Sol ha merecido la pena
Aún no hay fecha de lanzamiento fijada para este Gecko Gods, pero la idea es que salga a finales de este mismo año en Steam y consolas. Esta isla era sólo la primera, y ya tenía una amplitud considerable, pero es sólo el prólogo. El resto de mapas ofrecerán diferentes biomas, una mayor amplitud y más oportunidades para disfrutar explorando con este intrépido y curioso animalito.
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