Tras el éxito cosechado con Wolfenstein: The New Order y su expansión Old Blood, id Software tenía que seguir adelante y optar por, o bien crear algo nuevo y creativamente accidentado como Rage, o bien desenterrar otra de sus viejas glorias y colocarlo en el trono que se merece. DOOM significa mucho para mucha gente y John Carmack lo sabe; lo sabía, y aunque no se ha enfrascado directamente en el proyecto, ha confiado de nuevo en Marty Stratton (Quake Live 2009, Rage) para dirigir una aventura que debía contentar a todos los puristas y captar la atención de las nuevas generaciones de jugadores. Si lo pensamos detenidamente, era un marrón de cojones.
El resultado es, simplemente, sublime. DOOM consigue captar y retener todo lo que caracteriza a la saga y han mejorado la fórmula para que no sea solo un juego de matar sin parar. Ahora tenemos rincones que explorar, retos opcionales que superar, modos multijugador para compartir con cualquier usuario del globo y lo más acojonante, un completo y potente editor de mapas para que todo el mundo cree la aventura de sus sueños.