Desde que le eché el ojo a Hohokum en la Gamescom del 2013 es un juego que me llama mucho la atención. Como amante de las experiencias artísticas alternativas, este parece un caso ejemplar de esos juegos se alejan de los gustos mayoritarios para ofrecernos una experiencia diferente, algo que muchos no van a apreciar.
No hay instrucciones ni ayuda ninguna. En todo momento debemos buscarnos la vida e intentar, supongo, crear nuestra propia narrativa. Somos una especie de serpiente estilizada con un ojo por cabeza destinada a recorrer mundos surrealistas, resolviendo puzles y rescatando a una serie de coloridos amigos como nosotros. Desde el primer momento, quedamos embriagados por el colorido paisaje y el excelente acompañamiento sonoro. La sensación es como la de un niño al que han dejado abandonado en una habitación de juguetes que nunca ha visto antes. Y lo primero que nos veremos haciendo, intentando poner fin a la confusión en nuestras cabezas, es empezar a tocarlo todo y ver que pasa.















