Una de las sagas emblemáticas de videojuegos durante los 90 fue Tony Hawk’s Pro Skater. Más que franquicia, era todo un movimiento cultural. Creo que muchos a los que nos pilló de críos o adolescentes en esa época acabamos enamorados de este estilo de vida de hacer lo que queramos donde queramos, el buen rollo, el musicote, los graffitis y los trucos más locos posibles con una tabla de monopatín. Esto se tradujo en unos juegos sencillamente increíbles a los que echamos una cantidad de horas descomunal, dando a Activision todo un super-ventas.
Como suele ocurrir en estos casos, hubo un juego cada año, lo que hizo que la franquicia empezada por Neversoft fuera perdiendo el rumbo, desembocando en dos entregas olvidables con un periférico físico, un remake mejorable y una quinta entrega principal que mejor hacer como si no hubiera ocurrido. Pero ahora Activision está en estado de gracia recuperando varias de sus licencias de la mejor forma posible, por lo que es el momento perfecto para que Vicarious Visions haga lo mismo que ya hizo con Crash Bandicoot N. Sane Trilogy: traer a la actualidad los inicios para volver a descubrir qué es lo que hizo grande a la franquicia.
Así tenemos Tony Hawk’s Pro Skater 1+2, un remake de las dos primeras entregas a manos de un estudio que ya tiene mucha experiencia en la serie (se encargó de varias entregas para consolas portátiles) para que volvamos a sentirnos como en los 90. Poneos las rodilleras, coged los vaqueros rotos que tengáis en el armario y a por el skate, que vamos a hacer ollies hasta que el cuerpo aguante.