Las telenovelas, por mucho que las podamos criticar, tienen algo capaz de enganchar a millones de personas. Ya sean sus giros de guion absurdos e impredecibles, los zooms dramáticos, las actuaciones exageradas o los actores y actrices que están más buenos/as que el pan. Tienen unos ingredientes clave que las hacen adictivas, así que, ¿por qué no protagonizar nuestra propia telenovela? Pues deseo cumplido gracias a Destino Indomable.
Con toques de otome gracias a la parte romántica, soltando bofetadas a diestro y siniestro, y con mucho humor para aprovechar al máximo los clichés, tenemos una «telenovela visual» que logra enganchar tanto como la serie de turno. Así que preparaos para improvisar, gozar los chismorreos más jugosos y vivir tórridos romances en esta híper-mega dramática historia donde alcanzar nuestro destino… indomable.
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