Una de las cosas que no pueden faltar cada año, haya pandemia, un holocausto o un apocalipsis zombie, es sin duda que Activision lanzará un Call of Duty. Este año es el turno de Call of Duty: Black Ops Cold War, y siguiendo el ciclo de desarrollo de 3 años, le debería de tocar a Sledgehammer, que hace 3 años nos ofrecieron el más que divertido Call of Duty: WWII. Sin embargo, hubo varios problemas en el desarrollo, y finalmente, los planes iniciales se han ido al traste en muchos aspectos.
Finalmente, ha sido Raven Software, estudio que hasta ahora había estado de estudio de soporte tras ofrecernos juegazos como Singularity que vendieron poco, ha tomado las riendas de la campaña. Por otro lado, Treyarch ha tenido «solo» dos años para hacer todo el multijugador tras Black Ops IIII, que se centraba exclusivamente en los modos online. Para tener un tirón extra, han decidido volver a esta sub-saga de la franquicia, en una secuela directa del primer Black Ops, pero dejando de lado todo el tema futurista que metieron las secuelas. Así que tras viajar por los 80 pegando tiros, de espionaje por la campaña y luchando contra los no-muertos, toca ver si este cambio de planes no impide que la saga mantenga el buen ritmo por Modern Warfare el año pasado, o si habría sido una buena idea retrasar el Call of Duty de este año.