Hasta el momento, King’s Quest no es que me haya entusiasmado demasiado. El primer capítulo no estaba mal, pero no encontraba un buen equilibrio entre aventura narrativa y los elementos propios de las aventuras gráficas, mientras que en el segundo los problemas se hacían más palpables y se sumaban varios errores técnicos. Por eso, no esperaba gran cosa del episodio 3, llamado Once Upon a Climb, y por suerte, me he llevado una muy grata sorpresa.
Al igual que los anteriores capítulos, este funciona casi de forma independiente, al centrarse en una nueva etapa de la vida de Graham. Ya le hemos visto convertirse en caballero, luego sus inicios como rey, y ahora, después de haber pasado mucho tiempo en el gimnasio, como sus propios caballeros le indican de forma no muy sutil, es hora de encontrarse una reina. Así arranca este capítulo lleno de amor, enamoramientos, y en definitiva, el más redondo hasta la fecha.