Los juegos enfocados únicamente en el sigilo han ido desapareciendo poco a poco, ya que todos empiezan a ofrecer más opciones para la acción que hacen del sigilo algo meramente opcional. Un gran ejemplo es Metal Gear Solid, que en su quinta entrega abría un gran abanico de oportunidades, alejándose muchas veces del sigilo. Por eso disfruté tanto de Aragami cuando se puso a la venta en 2016, ya que pese a ciertas limitaciones, la obra de Lince Works recordaba a la época de Tenchu, pero con varios poderes que hacían recordar a Dishonored.
Ha pasado bastante tiempo, pero el estudio ha seguido trabajando en el juego, mejorándolo mediante parches, y trabajando en el port a Xbox One. No solo eso, sino que también anunciaron Nightfall, una expansión que añade nuevas misiones y nos cuenta qué ocurrió justo antes de la historia principal. Toda la experiencia de Aragami se puede disfrutar de Shadow Fall, y ahora es el turno de volver a este mundo para descubrir cómo empezó todo.