
Si hay un título que destacaría de la anterior generación y que me conquistó desde su primera entrega es Borderlands. Gearbox Software consiguió crear una nueva IP con un éxito abrumador que mezclaba a partes iguales humor, acción, cooperación, progresión, “loteo” y una buena historia. Algo que más tarde o más temprano otros iban a aprovechar para repetir la fórmula, como en el caso de Bungie con Destiny. Pero digamos que el universo de Borderlands es único y un tanto irrepetible, así que Gearbox ha decidido antes de finiquitar la generación de PS3 y Xbox 360 poner a disposición de los fans de la saga una entrega puente un tanto conservadora que sirve para disipar las pequeñas lagunas que nos hayan podido quedar de lo que une la primera con la segunda parte de Borderlands.





