
Los juegos basados en películas son un arma de doble filo. A veces, pueden entretener y servir como un buen complemento al film, mientras que otras (la mayoría de las veces), no son más que un «sacacuartos» para aprovechar el tirón de la película. Cuando el juego sale un año más tarde que la película en la que se basa, eso puede ser algo bueno, ya que han querido esperar para ofrecer algo decente… Lástima que no sea el caso de Kick-Ass 2, que es el segundo batacazo seguido de los españoles de Freedom Factory tras el desastroso Bloodbath.






