Desconsolados

Silver Bullet

Las tiendas digitales han traído, desde ya hace bastante tiempo, el renacer de los juegos arcade, ya sea reviviendo clásicos (remakes, remasters y reboots están al orden del día) o creando nuevos títulos con regustillo clásico. Algunas editoras, por tanto, se han especializado en este tipo de títulos, como Flynn’s Arcade (los que nos trajeron Freddy Farmer, del que ya hablé por aquí) y hoy vengo a hablaros de uno de sus juegos, que podríamos englobar en ese último grupo sin problema: Silver Bullet.

Silver Bullet es un juego como los de antes, en los que tenemos un bueno, un malo, un noble objetivo y la acción es la reina. En este caso, encarnamos al bueno de Van Helsing (sí, el mítico cazavampiros) acompañados de nuestro perro Silver, el malo es Reggie el Vampiro, nuestro objetivo es rescatar a los cachorritos que el chupasangres ha secuestrado y la acción bebe directamente de juegos como Cabal o Wild Guns.

¿En qué se traduce esto? Pues en que estamos ante un gallery shooter en el que podemos mover al personaje para esquivar los disparos enemigos, a la vez que intentamos acabar con ellos por nuestros medios. Para ello, podremos usar nuestra arma principal, diversos power ups (desbloqueables como arma base a medida que jugamos), un ataque a melee y un especial que cargaremos a medida que acertamos a los enemigos (y que no sólo es devastador con los enemigos, sino que acabará con los disparos con los que se cruce).

Esto se controla con bastante facilidad y comodidad, usando uno o los dos sticks del mando a nuestra conveniencia. Si decidimos usar sólo uno, deberemos empezar a disparar y en ese momento la palanca direccional pasará a controlar la retícula, mientras que si optamos por usar los dos analógicos, al estilo de los shooters actuales, una palanca controlará al personaje y la otra moverá el puntero.

El juego, en realidad, se basa en eso «y ya está», pero como pasa con los buenos arcades… tiene mucho que ofrecer pese a la sencillez aparente del título. Y es que aunque a nivel mecánico sea sencillo, ni es un juego fácil, ni es un juego que se repita en exceso.

Para empezar, el juego es un auténtico «tragamonedas» (en este caso no porque no pagamos los créditos, pero ya me entendéis): variedad de enemigos, superioridad numérica de nuestros enemigos, patrones de ataque realmente complejos (en algún caso parecen sacados directamente de un bullet hell…) y unos jefes finales muy vistosos y peligrosos (me fascina la araña con monóculo, no me escondo).

En cuanto a la variedad, lo cierto es que el juego es muy consciente de las limitaciones que podría llegar a tener si todos los niveles fueran iguales, por lo que no sólo cambiamos la ambientación entre pantallas (una casa encantada, una feria o un museo, por ejemplo), sino que el juego está plagado de niveles «bonus» en los que nos pondrán un objetivo concreto más allá de acabar con todo, y que dará un girito de tuerca a la mecánica básica: proteger a los perritos de los monstruos que se los quieren llevar mientras vamos en vagoneta, intentar conseguir objetos de puntuación sin que nos dañen, etc.

Y hablando de que nos dañen, esto es un clásico: nuestro personaje tiene un aguante paupérrimo, y un único impacto enemigo será suficiente para gastar una vida. Por suerte, igual que hay objetos de puntuación que nos serán entregados a medida que subimos el medidor de precisión (algo que, en cierto modo, me recuerda a las cadenas de Ikaruga), hay monedas de oro que nos servirán para comprar ayudas en la tienda que hay entre niveles: vidas extra, un escudo que nos permitirá resistir un impacto extra, un imán para recoger los objetos a distancia…

Como veis, todo ello es muy old school, y el aspecto gráfico y artístico no es menos. Y es que si antes citaba la variedad de situaciones y escenarios, no puedo hacer más que aplaudir el esfuerzo con el que se han creado los gráficos mediante un precioso pixel art, no sólo los personajes, sino también los escenarios (que, por cierto, tienen montones de elementos destructibles que interactuarán con nuestros disparos y que nos permitirán ganar unos puntos muy golosones…). A esto, hay que añadir la opción de personalizar el uso de filtros retro con los que añadir scanlines a nuestra pantalla, algo que algunos usuarios pueden encontrar muy atractivo.

Por si esto os parece poco, a nivel sonoro tenemos unos efectos cuidados y una banda sonora muy pegadiza creada con el chip de Yamaha YM2612, el mismo que se usó en la consola Sega MegaDrive (también conocida al otro lado del charco como Sega Genesis).

Conclusión

Silver Bullet es un juego pequeñito pero con mucho que ofrecer. Al igual que los clásicos de recreativa de antaño, es un título que iremos descubriendo poco a poco, partida tras partida, a medida que mejoramos como jugadores y vamos interiorizando enemigos, patrones y estrategias. No es perfecto, obviamente, pero sí que nos garantiza horas y horas de vicio y enganche, y viendo su temática no se me ocurre mejor momento para lanzarlo que en Halloween.

Nos consolamos con:

Nos desconsolamos con:

Análisis realizado gracias a una copia digital proporcionada por Flynn’s Arcade

Ficha

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