Desconsolados

Dune Awakening

Dune Awakening

Explorar Arrakis nunca fue una tarea sencilla, y Dune: Awakening lo demuestra desde el primer minuto. Funcom apuesta por un ambicioso MMO de supervivencia ambientado en el icónico universo de Frank Herbert, combinando mecánicas exigentes con una fidelidad visual y narrativa que logra captar la esencia del desierto más letal de la ciencia ficción. Lejos de ser un simple juego de acción, aquí cada decisión cuenta: desde cómo gestionas el agua hasta qué alianzas forjas para sobrevivir en un entorno hostil y cambiante.

Sin embargo, tanta ambición también conlleva riesgos. Aunque el título brilla en inmersión y ambientación, arrastra algunas carencias jugables y técnicas que pueden lastrar la experiencia, sobre todo en las primeras horas o en el contenido final. En este análisis repasamos lo que Dune: Awakening hace bien, lo que necesita mejorar y si realmente tiene lo necesario para convertirse en un referente dentro del género de supervivencia multijugador.

Láser en mano deberemos recoger recursos para empezar nuestro imperio.

Bienvenidos a Arrakis

Uno de los pilares más sólidos de Dune: Awakening es, sin duda, su ambientación. El juego logra trasladar con éxito la crudeza y el misticismo de Arrakis a un mundo abierto que se siente tan opresivo como fascinante. Desde los vastos desiertos que se extienden hasta el horizonte, pasando por tormentas de arena impredecibles, formaciones rocosas colosales o ruinas semiocultas por el tiempo, todo en el escenario respira coherencia con la obra original. La atmósfera no solo es visual: el diseño sonoro, la música y los efectos contribuyen a una sensación constante de peligro e inmensidad que define cada paso que das fuera de los asentamientos.

La fidelidad al universo Dune no se limita a lo estético. El juego recoge muchos de los elementos clave del lore: la especia como recurso vital y codiciado, los gusanos de arena que patrullan la superficie, las tensiones entre casas nobles, el papel de los Fremen, e incluso el trasfondo espiritual que impregna muchas de las decisiones. Si bien no adapta directamente los eventos de los libros o películas, Awakening actúa como un escenario paralelo dentro del mismo universo, en el que el jugador puede construir su propia historia sin romper con las reglas del mundo original, ofreciendo libertad creativa sin perder autenticidad, y es precisamente esa mezcla lo que da fuerza a la experiencia.

El planeta no solo está bien representado visualmente, sino que también se comporta como un personaje más. Arrakis es implacable, impredecible, y pone a prueba al jugador constantemente. Hay que respetar sus ritmos y aprender sus reglas si se quiere sobrevivir. Este enfoque hace que la ambientación no sea solo un telón de fondo, sino una parte activa y desafiante del juego.

Las bases servirán como punto neurálgico para nuestras incursiones, pero también como refugio y almacén.

Supervivencia y mecánicas

En Dune: Awakening, sobrevivir no es una rutina, es el eje central de la experiencia. Desde el primer momento, el juego deja claro que Arrakis no te va a perdonar errores. Las mecánicas de supervivencia no están simplemente implementadas por cumplir con el género: están completamente integradas en el universo de Dune y condicionan tu forma de jugar. Gestionar el agua se convierte en una tarea constante, con un sistema que refleja lo valiosa que es cada gota. La exposición prolongada al sol, las tormentas de arena o incluso pisar terreno inestable pueden acabar con tu vida en cuestión de minutos si no estás preparado.

El sistema de recolección y crafteo es profundo, pero no excesivamente complejo. Necesitarás recolectar materiales, refinar recursos y construir equipamiento que te permita adaptarte mejor a las condiciones extremas del planeta. Las bases, los vehículos, la ropa y las herramientas no solo tienen una función práctica, sino que representan tu progresión en un mundo que empieza siendo completamente hostil. Con el tiempo, pasas de moverte a pie entre las dunas con miedo a cada paso, a explorar con confianza gracias a tus mejoras y estructuras.

Además, el entorno está diseñado para ser dinámico: los gusanos de arena reaccionan al sonido y a las vibraciones, lo que convierte la simple acción de recolectar especia en una ruleta rusa constante. Incluso los biomas, aunque desérticos, presentan diferencias según la región, lo que obliga a adaptar tu estrategia dependiendo de dónde te encuentres. Este enfoque convierte la supervivencia en algo más que mantener una barra de vida: se trata de leer el mundo, anticipar sus amenazas y actuar en consecuencia.

No solo está bien implementado, sino que aporta tensión, coherencia y variedad a la experiencia general. Lejos de ser un obstáculo artificial, se convierte en una herramienta narrativa que refuerza la sensación de estar realmente viviendo y luchando en Arrakis.

El combate deja un poco que desear, siendo en el cuerpo a cuerpo donde menos fluido y natural se aprecia.

Jugabilidad y progresión

La jugabilidad en Dune: Awakening se apoya en un equilibrio entre exploración, combate y supervivencia, con una estructura que evita guiarnos de forma directa. Desde el inicio, el juego ofrece libertad total para decidir cómo afrontar el reto de Arrakis: puedes centrarte en recolectar recursos, explorar ruinas, enfrentarte a otros jugadores, o simplemente tratar de sobrevivir el mayor tiempo posible en condiciones adversas. La sensación de peligro constante —ya sea por el entorno, los enemigos o incluso otros jugadores— añade tensión y obliga a planificar bien cada desplazamiento.

El sistema de combate es funcional, aunque aún necesita pulirse. Se puede combatir tanto cuerpo a cuerpo como a distancia, y aunque no busca un estilo frenético o arcade, sí exige cierta precisión y conocimiento del entorno para salir bien parado. La movilidad es clave, sobre todo en espacios abiertos, donde esquivar, cubrirse o usar el terreno a tu favor puede marcar la diferencia. Además, hay habilidades especiales y mejoras que se van desbloqueando con el tiempo, lo que añade profundidad táctica al enfrentamiento.

En cuanto a la progresión, Dune: Awakening prescinde de niveles tradicionales o clases fijas, apostando por un modelo más abierto basado en especialización gradual. A medida que el jugador repite acciones (como construir, luchar o recolectar) va ganando experiencia y desbloqueando mejoras asociadas a ese ámbito. Esto permite moldear al personaje según tus decisiones y acciones, lo que refuerza la sensación de identidad dentro del mundo. También hay sistemas de tecnología, equipamiento y árbol de habilidades que se amplían conforme avanzas, ofreciendo muchas vías de personalización.

Sin embargo, esta libertad también puede jugar en contra en las primeras horas, donde el ritmo puede sentirse algo plano si no encuentras pronto un objetivo claro. No hay una historia principal que te arrastre, así que es el propio jugador quien debe marcarse metas: construir una buena base, dominar una región, fabricar mejor equipo o participar en conflictos de poder. Para quienes disfrutan de una progresión orgánica y emergente, es un punto fuerte, aunque para los que prefieran una estructura más guiada, puede resultar más difícil engancharse.

El juego estará repleto del lore de los libros y películas de la saga.

Enfoque Multijugador MMO

Uno de los aspectos más ambiciosos de Awakening es su enfoque multijugador persistente. El mundo de Arrakis está habitado por decenas de jugadores simultáneamente, lo que da lugar a una experiencia impredecible y dinámica. Esta convivencia online no se limita al simple intercambio de disparos o comercio: es la base de la evolución política, económica y territorial del juego. Cada servidor se convierte en una especie de tablero de ajedrez gigante, donde alianzas, traiciones y guerras por el control de la especia marcan el ritmo de los acontecimientos.

El sistema de clanes y facciones permite a los jugadores organizarse y reclamar zonas del mapa, construir infraestructuras conjuntas y disputar el dominio sobre regiones estratégicas. Estas interacciones no solo tienen un peso funcional, sino que generan historias emergentes constantemente: pactos rotos, emboscadas, asedios o colaboraciones inesperadas entre jugadores que comparten objetivos. Para quienes disfrutan de la diplomacia y la gestión de poder, el juego ofrece herramientas y situaciones que elevan la experiencia más allá del simple combate.

Al mismo tiempo, la presencia constante de otros jugadores introduce un nivel de tensión muy real. Puedes estar recolectando recursos en silencio y, de repente, encontrarte con un desconocido que no sabes si te va a ignorar, ayudar o atacar. Esta incertidumbre mantiene la partida viva y obliga a tener en cuenta el comportamiento humano como parte del desafío. El PvP no es obligatorio, pero está muy presente, y en ciertas zonas, evitar el enfrentamiento es casi imposible.

En el lado más social, hay opciones para comerciar, intercambiar objetos, formar grupos de exploración o simplemente compartir recursos y conocimientos. Pero como ocurre en muchos MMOs, la experiencia puede variar mucho dependiendo de con quién te cruces o si decides jugar solo o en compañía. El juego no fuerza la interacción, pero sí la incentiva, haciendo que avanzar en solitario sea posible, aunque bastante más difícil a largo plazo.

El divertibus arranca para todos los jugadores… ¡que quepan!

Técnicamente, como una montaña rusa

A nivel técnico, Dune: Awakening se mueve en un terreno irregular. El juego presenta un apartado visual notable, con escenarios amplios, efectos atmosféricos bien logrados y un diseño artístico que captura la identidad de Arrakis con bastante fidelidad. Las tormentas de arena, los juegos de luz sobre las dunas y la escala de las construcciones impresionan, sobre todo cuando se contemplan desde vehículos o puntos elevados. Sin embargo, esa ambición visual también pasa factura en el rendimiento.

En su estado actual, el juego muestra signos evidentes de estar aún en una fase de pulido. En equipos de gama media y alta, se pueden experimentar caídas de FPS en zonas densas, especialmente durante tormentas o eventos con muchos jugadores en pantalla. Los tiempos de carga, aunque aceptables, pueden ser algo largos al cambiar de zonas grandes o tras un respawn. Además, algunos jugadores han reportado cierres inesperados o problemas de conexión intermitente, lo que sugiere que el sistema de servidores implementados aún necesita refuerzo.

La optimización gráfica es otro punto a tener en cuenta. Aunque hay varias opciones de configuración, no todas parecen estar bien ajustadas. Algunos efectos visuales apenas afectan al rendimiento cuando se desactivan, mientras que otros, como las sombras dinámicas o la distancia de dibujado, pueden impactar de forma desproporcionada sin una mejora visual significativa. También hay detalles por corregir en animaciones, colisiones o elementos del HUD que aún presentan bugs o comportamientos erráticos. Algunos detalles se cargarán en nuestra cara durante las cinemáticas.

Por otro lado, el apartado sonoro se comporta de forma más estable. La ambientación auditiva es envolvente, con efectos que responden correctamente al entorno, y sin cortes ni errores graves. La música, discreta pero atmosférica, acompaña bien sin saturar.

Arrakis desde el cielo es espectacular, pero el apartado técnico flaquea a ratos.

En resumen…

Dune: Awakening es una apuesta valiente que intenta fusionar el espíritu del universo de Herbert con las mecánicas de supervivencia y mundo persistente típicas de los MMO modernos. Lo más destacable es cómo traslada la hostilidad de Arrakis al plano jugable: cada paso que das, cada gota de agua que consumes, cada decisión que tomas está condicionada por un entorno que no perdona. El juego no te lleva de la mano, y eso, para muchos, será una virtud. Aquí no se trata de seguir una historia prefijada, sino de forjar la tuya propia en un sistema abierto, lleno de posibilidades pero también de riesgos.

La profundidad del sistema de supervivencia, la libertad para construir y desarrollarte, y el componente social —con alianzas, traiciones y dominio territorial— crean una experiencia rica y emergente. Sin embargo, también hay puntos débiles: un combate que aún necesita ajustes, cierta falta de dirección para los jugadores que prefieren una estructura narrativa más clara, y un rendimiento técnico que no siempre está a la altura de la ambición visual del proyecto.

En conjunto, es un juego que no está diseñado para todos, pero que puede ofrecer mucho a quienes disfruten de los retos, la exploración sin ataduras y la interacción constante con otros jugadores en un mundo cambiante. Si estás dispuesto a entrar en Arrakis sin certezas y a aprender a base de errores, es probable que encuentres una experiencia única, intensa y profundamente inmersiva. Eso sí, necesitará tiempo, parches y comunidad activa para alcanzar su verdadero potencial.

8

Nos consolamos con:

Nos desconsolamos con:

Análisis realizado en PC gracias a una copia suministrada por la distribuidora.

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