Fama (la serie de Tv) hizo mucho daño en su día. Las clases de baile se frotaban las manos viendo como todas las niñas rogaban a sus padres que les compraran unos calentadores. Los niños por otra parte hicieron que, un par de años más tarde, las escuelas de karate lo petaran. El señor Miyagi (RIP) y su “dar cera – pulir cera” tuvieron la culpa. Digamos que los tiempos cambian pero ese afán por querer imitar a nuestros ídolos televisivos o querer estar a la última no parece que vayan a cambiar nunca. Un claro ejemplo es el daño que sigue haciendo Fama entre los jóvenes. Claro que yo soy de los que opina que era más inocente querer seguir los pasos de Danny Amatullo en su día que no ir vestida como una choni recién levantada y tres kilos de laca en el flequillo. Pero esto ya es una opinión personal. A lo que vamos. Bailar está de moda. Más allá de las discotecas. Más allá de las academias de baile. Más allá de los salones recreativos con adictos al DDR. Y más allá de las alfombras de baile imitando el ya mencionado Dance Dance Revolution. Ahora la pista de baile es el salón de tu casa gracias a Dance Central.
