Uno de los juegos que más he esperado para Playstation Move ha sido siempre The Fight: Lights Out, ya que prometía aprovechar al máximo el sensor de movimiento para traernos la experiencia de combate más interactiva y realista hasta la fecha. Gracias a la Gamefest he podido probar el juego, y la verdad es que funciona bastante bien, aunque con matices.
Por un lado, al principio de cada combate era necesario calibrar el control, como en todos los juegos para Move. La calibración era muy sencilla, porque simplemente había que poner los brazos en cruz y luego ambos Move (sí, serán necesarios dos mandos para jugar) debajo de la barbilla. Hecho esto, ¡a luchar!
El control del juego es muy simple: mueve los brazos para que el personaje lo haga. El único botón que usé era Move para mover al luchador, ya sea hacia delante o hacia los lados, pudiendo realizar alguna esquiva rápida para cuando estemos en aprietos. La recepción de nuestros movimientos es francamente buena, imitando casi a la perfección y con muy poco lag respecto a lo que hacemos y lo que vemos en pantalla.
Sin embargo, que todo sea tan preciso no tiene por qué ser lo más ideal para todos. El primer combate que jugué empezó muy fuerte al haber un rápido intercambio de golpes al principio, para luego desinflarse porque el oponente empezaba a moverse por el escenario, haciendo que fuera algo frustrante lanzar golpes al aire durante un buen rato. Para el segundo combate ya me acomodé al estilo de juego, por lo que empecé a controlar el movimiento del luchador y algún que otro golpe especial, como los demoledores codazos.
El estilo gráfico del juego es bastante bueno, ya que se adecua mucho con el estilo sucio de las peleas. Eso sí, las animaciones son bastante buenas, aunque los modelos de los personajes no parecen muy allá.
Así que tras dejarme los brazos en los combates las impresiones que me ha dejado el juego son por un lado buenas al ser el control muy bueno, pero por otro algo malas al no ser siempre fluidos los combates. Habrá que ver cómo acaba esto en la versión final, ya que será clave para el éxito o el fracaso del juego.