No voy a engañar a nadie. Es mi primer Tales of, o quizás debería decir que es mi primer Tales of sin abandonarlo a las pocas horas de empezarlo por ser incapaz de adaptarme a la personalidad de sus protagonistas o al sistema de combate. Y este quiero y no puedo viene de lejos, desde la época de PSX con Tales of Destiny hasta PS3 con Tales of Xillia pasando por GameCube o PSP (Tales of Symphonia y Tales of Eternia respectivamente) entre muchos otros títulos. El resultado siempre ha sido el mismo: abandono. Con Tales of Zestiria, sin embargo, mis ganas se volvieron a regenerar, pero la mala crítica del título dirigido por Hideo Baba hicieron que siquiera intentase probarlo.
Y entonces llegó ella, Velvet Crowe, la protagonista de Tales of Berseria que aparentaba maldad y sensualidad al mismo tiempo. Y a mí este tipo de diseños me ganan, me superan y, por lo tanto, me prometí a mí mismo que éste sería el Tales of que quería jugar, sí o sí, desencadenando una batalla interna que decantaría finalmente la batalla a favor de Namco Bandai y su nuevo proyecto, esta vez con Yoshimasa Tanaka a la cabeza de dirección.
La prueba de fuego definitiva llegó antes de lo esperado, pues el pasado 19 de enero se publicó la demo de Tales of Berseria y con ella, el fin de mis batallas internas; el fin de la guerra. Me encontré con un juego precioso a nivel visual, unos protagonistas que no paraban de lanzar puyas contra el sexo opuesto y otros diálogos tan sorprendentes como estúpidos. Y qué decir del combate; un sistema tan rápido y confuso que no entendí un carajo de lo que estaba pasando por pantalla… Cosa que me encantó. A todo esto, la banda sonora a manos del maestro Motoi Sakuraba hizo que la decisión fuese más fácil de tomar: Tales of Berseria era mi juego de enero.