Me gusta ser positivo a la hora de probar un juego. Aunque una obra tenga problemas, igual su idea principal es tan potente que se eclipsan sus defectos. O sencillamente, no afectan tanto como para que nos terminemos centrando en sus aspectos positivos. Por eso me ha costado tanto jugar a HappyFunland: me ha parecido un desastre de proporciones épicas.
Pero vayamos por partes, ya que sí, hay cosas buenas en el juego que merecen ser destacadas, e igual sus defectos no os afectan tanto como a un servidor. ¿Os gustan los juegos de terror basados en mascotas? Ya sabéis, esos títulos a lo Five Nights at Freddy’s o Poppy Playtime, donde se coge algo típico de nuestra infancia, y se retuerce para hacerlo terrorífico. Ahora pensad en DisneyLand. ¿Cómo sería si estuviera abandonado, encantado y absolutamente todo intentara matarnos? Sacad vuestra entrada para vivir una auténtica pesadilla… En todos los sentidos.
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