Fracture

    La compañía Lucas Art siempre se ha caracterizado por hacer juegos basados en el universo Star Wars. Sin embargo, quieren demostrar que no solo están ligados a una franquicia, sino que pueden crear las suyas propias. Por este motivo se anunció Fracture, un shooter en tercera persona que promete revolucionar la forma de entender la deformación de escenarios. La pregunta es ¿lo consigue?

    La historia de Fracture tiene lugar en el siglo XXII. En esta época el calentamiento global ha hecho necesaria la creación de una barricada en mitad de los Estados Unidos, que evita que el país quede inundado. Gracias a este hecho se empiezan a crear dos gobiernos distintos, uno para el este y otro para el oeste. En un principio conviven en armonía, pero poco a poco se van desarrollando por caminos totalmente opuestos. El oeste piensa que es necesario mutar a las personas para seguir con la evolución, mientras que el este ha creado una avanzada tecnología que facilita la vida de las personas. Estas dos ideas terminan por formar una guerra, por lo que se crean dos bandos: la Alianza del Atlántico y la República del Pacífico. Nosotros tomaremos el rol de Jet Brody, un experimentado soldado que está en el bando Aliado. Nuestro objetivo será capturar al general Sheridan, un militar de alto rango del bando Pacífico y que ha construido un gran arma secreta que acabaría con la victoria de la mutación sobre la tecnología. Poco a poco vamos descubriendo más de ese arma, con la ayuda del general Lwarence, que nos mantendrá informados durante la misión. Es una pena que un argumento con una base tan buena haya sido desaprovechado, ya que nos encontramos con la típica guerra por ideologías, con la salvedad de que es en el futuro. Sin embargo, el guion tiene suficiente coherencia para motivarnos a seguir avanzando.

    La prinicipal novedad respecto a los demás shooters en tercera persona es la deformación el terreno.  Gracias al terraformador, arma que estará siempre equipada, seremos capaces de elevar o hundir la parte del terreno que sea tierra. De esta forma podremos crear trincheras improvisadas, sacar a los enemigos de su cobertura o aplastarles contra el techo en los momentos en que sea posible. Pero no solo usaremos el terraformador para el combate, sino que tendremos que resolver diversos puzzles alterando el terreno. Algunos consistirán en guiar una bola hasta un lugar determinado, mientras que otras veces tendremos que cambiar el nivel del suelo para destruir algunas estructuras que nos impiden el paso. Para deformar el terreno también podremos usar las granadas, que son de cuatro tipos. Hay dos que nos servirán para elevar o hundir el suelo mediante una explosión. Otro tipo los usaremos para crear monolitos, que podrán ser utilizados para elevar estructuras o para alcanzar zonas de otra manera imposible. Para finalizar, nos encontramos con las granadas de vórtice, que crearán un remolino que atraerá todo lo que se encuentre a su alrededor, para finalmente realizar una explosión que causará una gran destrucción. Además, para alterar el terreno podremos usar los diferentes objetos explosivos que hay desperdigados por el mapeado. Finalmente, nos encontramos con una habilidad que se desbloqueará hacia la mitad del juego, que es el doble salto. Este movimiento consiste en tomar impulso con el terreno, para alcanzar grandes alturas de un espectacular salto.

    El apartado gráfico del juego es irregular. Mientras que los personajes tienen un buen modelado, sus animaciones, especialmente las de esprintar, son muy robóticas y mejorables. Respecto a los escenarios, se han diseñado correctamente para ofrecer al usuario momentos en los que deformar el terreno, pero, por desgracia, apenas usaremos esta técnica durante los combates, ya que usaremos todo el arsenal de armas de fuego disponibles. Las texturas son buenas en la mayoría de los casos, pero hay algunos objetos que tienen un texturizado en baja resolución, lo que desmerece el conjunto. La lluvia y la nevada que nos encontraremos en el penúltimo y el último nivel sí funcionan correctamente, dando mucha espectacularidad a la acción. Los efectos gráficos de las explosiones sí son espectaculares, haciendo que sea un placer para la vista hacer saltar los objetos por los aires. Sin duda, el efecto más espectacular es el de las granadas de vórtice, creando un remolino precioso de ver. La física de los objetos y los cuerpos está muy cuidada, por lo que podremos pasar el rato simplemente lanzando obetos por los aires. Sin embargo, todos estos efectos gráficos tienen un gran fallo: las ralentizaciones. Cuando la acción sea muy intensa habrá molestas ralentizaciones, que detienen momentáneamente la rápidez de la acción.

    El modo campaña se divide en tres actos, en los que visitaremos San Francisco, una base secreta y Washington DC. Al ir avanzando irán apareciendo nuevas clases de enemigos, como los titanes (enemigos gigantes de gran fuerza), enemigos que se mueven a la velocidad de la luz, rivales con la capacidad de dar grandes saltos, bichos que se mueven bajo tierra y salen para atacarnos, y las consiguientes mejoras de enemigos estándar en cuanto a salud y equipamiento. En un principio esta gran variedad de enemigos nos hace creer que habrá diferentes tipos de combates depentiendo de contra quién estemos luchando, pero nada más lejos de la realidad. La IA es pésima, ya que actúan en todo momento como dianas móviles que no supondrán ningún problema. Los únicos enemigos que pueden dar variedad son los bichos que se mueven bajo tierra, pero siempre usan el mismo patrón, por lo que se les puede dar esquinazo fácilmente pegando grandes saltos. Respecto al resto de enemigos simplemente tendremos que esquivar sus ataques (disparos o embestidas) y después atacarles. Sin embargo, lo que más choca es que se haga más daño con un ataque cuerpo a cuerpo que con disparos. Esto hace que la acción resulte monótona al poco de empezar el juego. Para intentar solucionar este problema se han incluido dos secciones en las que pilotamos un vehículo capaz de escavar y elevar el terreno. El problema es que estas dos secciones son prácticamente iguales, y solo cambiará la localización de los saltos y enemigos, pues en ambos casos tendremos que escavar para pasar por debajo de puertas, destruir torres que crean un campo de fuerza y pegar grandes saltos.

    El sistema de salud es el típico en los shooters actuales: según vamos recibiendo daño desciende la barra de energía, pero si estamos un tiempo sin recibir un impacto ésta se rellenará. Sin embargo, si se vacía la barra lo único que se perderá será nuestro escudo, por lo que todavía podremos recibir unos impactos más antes de morir. Según vamos avanzando en la campaña recibiremos mejoras de salud y de cuerpo a cuerpo.

    El apartado sonoro es lo mejor del título. Fracture cuenta con un correcto doblaje al castellano (su única pega es la inexpresividad de algunos momentos) y unos efectos de sonido muy trabajados. Lo mejor de este apartado es su banda sonora. En algunos momentos tendrá temática militar, mientras que en las batallas campales que se sucederán a lo largo de todo el juego escucharemos melodías épicas que nos meterán de lleno en la batalla. También se ha cuidado el efecto de los disparos y explosiones. Sin embargo, los sonidos de las diferentes armas no distan mucho de los de las armas actuales, y tampoco hay grandes diferencias entre los disparos de algunas armas.

    Uno de los principales problemas del juego es su duración, ya que podremos acabar su modo campaña en unas 6 horasy el único aliciente para repetirlo es encontrar los 100 desbloqueables repartidos por los niveles. Por suerte, contamos con dos modos más. En el Laboratorio de Armas podremos usar el equipamiento del juego para jugar con las físicas del título. Para desbloquear las diferentes armas disponibles tendremos que encontrar los desbloqueables del modo historia. Finalmente nos encontramos con su modo online, en el que pueden competir hasta 12 usuarios. Para la modalidad en red se ha dispuesto de diferentes mapas, pensados principalmente en la deformación de terreno. Sin embargo, el tamaño de éstos es algo pequeño. Los modos del juego serán los típicos de este género, por lo que nos encontraremos con partidas de Deathmatch y Team Deathmatch principalmente. El mayor problema del juego online es la poca cantidad de usuarios que están conectados a los servidores, por lo que apenas podremos jugar partidas en esta modalidad. Para colmo, la estabilidad es bastante mala, ya que nos encontramos con un lag que hace insufribles las partidas.

    En resumen, Fracture es un juego que podía haber dado mucho más de sí mismo, ya que parte de una excelente idea, pero falla en su ejecución. Esperamos que, si hay una secuela (el final deja esa vía disponible), mejoren todos los aspectos indicados, y logren transmitir la verdadera necesidad de usar la alteración del terreno para que no se convierta en una simple alternativa ante la gran avalancha de títulos que saldrán a la venta en estas fechas.