El sigilo es un género que se basa en la tensión. Identificar los patrones enemigos, vigilar que no nos han detectado y escabullirnos entre las sombras. Normalmente, porque somos más débiles que los enemigos, o igual somos más poderosos, pero nos superan en número. Un juego que nos vendía esa fantasía de poder era Dishonored, al darnos una amplia gama de poderes para superar a los guardas como queramos.
Curiosamente, en VR el sigilo funciona de maravilla al incrementar la tensión, pero no hay muchos exponentes. Mucho menos un juego que traiga la experiencia de Dishonored a nuestros visores… O así era. Vampire: The Masquerade – Justice no es sólo la entrada de la popular franquicia de rol a la Realidad Virtual, sino también una oportunidad única: convertirnos en el cazador de nuestros enemigos gracias a nuestros poderes vampíricos. Todo en el idílico escenario que es Venecia. Así que preparaos para unas vacaciones llenas de colmillos, sangre y el dulce placer de la venganza.
Preparaos para una Venecia muy peligrosa y sangrienta
La justicia entre vampiros se paga con sangre
El universo de World of Darkness, al que pertenece la sub-saga Vampire: The Masquerade, es muy rico. Hay múltiples facciones, usos de poderes vampíricos y muchos otros elementos que hacen todo realmente fascinante. Personalmente, no tenía ni la más remota idea de nada antes de jugar al título, y he visto el encanto que tiene de primera mano.
Como tal, no hace falta saber nada para seguir la historia del juego, ya que es extremadamente básica. Alguien se ha cargado a nuestro sire (el vampiro que nos convirtió) y ha robado una estatuilla de gran valor. El rastro nos lleva hasta Venecia, donde nuestro protagonista, Justice, pretende impartir justicia (¡ja!) a su manera.
No hay mucho más, ya que poco nos importarán los personajes que vayamos conociendo. Serán de varias familias de vampiros que controlan Venecia, tienen sus riñas internas… Pero no me parecía más que ruido de fondo. El lore global que descubría me parecía fascinante, pero no lo que nos contaban en el momento. Es más, si no cogemos varios coleccionables, sabremos incluso menos de lo que está ocurriendo en la mente de los personajes. Así que, la trama no es más que una excusa para ir de un lado a otro de Venecia, lo que es una lástima, dado el potencial que había en este universo para contar algo realmente interesante.
La historia es tristemente muy olvidable
Lo más cercano a Dishonored en VR
Desde el primer momento, está claro que Fast Travel Games quería trasladar la experiencia de Dishonored en Realidad Virtual. Uno de nuestros principales movimientos es literalmente el «parpadeo» de Corvo, para así teletransportarnos por el escenario. ¡Hasta podemos matar con él! Es una mecánica que funciona de maravilla en VR, además de darnos una gran movilidad. Eso sí, esto supone hacer que el desplazamiento estándar sea el natural, ya que este teletransporte es un movimiento en nuestro arsenal, en vez de una opción posible de confort.
En nuestro arsenal contaremos con otros poderes vampíricos que nos harán grandes cazadores, como colocar trampas, poder reventar la cabeza de nuestros enemigos o hacernos invisibles. Con la ballesta de muñeca podremos usar diferentes tipos de proyectiles, ya sean de ácido para romper ciertas partes del entorno, o somníferos para dormir a los oponentes. Son habilidades propias de los Banu Haqim, e ideales para infiltrarnos entre los enemigos.
Porque somos los seres más poderosos de la noche, pero eso no nos hace inmortales. Los soldados de Vampire: The Masquerade – Justice llevarán armas de fuego que nosotros no podemos portar. Esto nos obliga a acechar desde las sombras, buscando nuestra oportunidad para acabar con los oponentes uno a uno, como si fuéramos un depredador acechando a nuestra presa para atacar en el momento ideal para que no nos conviertan en un queso suizo.
Ir frente a frente no es una muy buena idea… ¡mejor acechar desde las sombras y las alturas!
Venecia, una ciudad llena de oportunidades
Al igual que en Dishonored, los niveles nos proporcionan múltiples rutas para completar nuestros objetivos. Esto hace que el juego sea muy inmersivo, al poder afrontar cada secuencia de múltiples maneras. ¿Intentamos pasar totalmente desapercibidos por las azoteas? ¿Nos escabullimos usando la invisibilidad y el teletransporte para pasar entre las rutas enemigas? ¿Y si vamos separando a los soldados mediante el ruido de objetos para despacharlos poco a poco?
Todo es igual de viable, y sobre todo, igual de divertido. El hecho de la que la muerte sigilosa sea acercarnos a los enemigos para chuparles la sangre del cuello es brillante. Así Vampire: The Masquerade – Justice vende a las mil maravillas la fantasía de convertirnos un ser de la noche. Tener que mantener nuestras ansias para no pasarnos al comer a un objetivo, lo que atraería a sus compañeros, hace que cada muerte sea algo intenso. Lo mismo que lanzar un objeto. En plano sabemos que algo siempre va a funcionar, pero en VR, al hacer nosotros los movimientos, todo es más divertido. Incluso el poder que nos permite ver a los enemigos a través de las paredes es genial, al usarlo con nuestra mano, como si canalizáramos así esta habilidad. También reduce su posible poder, al no poder activarlo mientras corremos, por ejemplo.
Como los poderes nos dejan hambrientos, comer a los enemigos o a las ratas que hay por Venecia (en serio, tienen un problema) se convierte en una necesidad. O igual un desafío más, sobre todo si vamos a por el objetivo secundario de completar una misión sin matar a nadie. Gracias a las posibilidades que nos dan nuestras habilidades junto al gran diseño de niveles, dan ganas de repetir las fases para afrontarlas de otra manera, lo cual es siempre todo un éxito en cualquier juego de sigilo que se precie.
Habrá varios NPCs con los que interactuar durante nuestra vendetta
Sin olvidar las raíces de la saga Vampire
Vampire: The Masquerade es originalmente un juego de rol, y eso no se ha olvidado en Justice. Hay ciertos elementos de RPG, como al ir ganando puntos de experiencia al completar misiones, desafíos o encontrar coleccionables. Podremos mejorar nuestros poderes en el árbol de habilidades, para poder encadenar muertes con el parpadeo, hacer que nuestros virotes de ácido también destruyan cámaras de seguridad o potenciar nuestra invisibilidad, por citar varios ejemplos. Así nos iremos haciendo más poderosos según progresemos en el juego, lo que nos da todavía más posibilidades a la hora de completar los niveles.
También es una buena motivación para volver a las misiones completadas (a partir de cierto punto, casi al final del juego) para completarlos al 100%. Os recomiendo hacer las misiones secundarias, no sólo por las habilidades extra que nos darán, sino por lo bien planteadas que están. Así tendremos también varios puzzles o incluso momentos de plataformeo entre tanto sigilo e infiltración, lo que da más variedad a la aventura.
En otros puntos, también tendremos conversaciones con los personajes, pudiendo elegir entre ser agresivos, amables o intimidar. Esto último nos permite acceder a algún objetivo adicional o sumar experiencia adicional, pero lo primero tampoco es que afecte mucho a la narrativa. Es algo donde podría haber habido más chicha, pero dada la poca importancia de la historia, tampoco es que afecte mucho.
Un buen vampiro siempre continúa afilando sus colmillos
Los venecianos no han acabado ni la ESO
Como tal, Vampire: The Masquerade – Justice es un juego divertidísimo. Lo bien planteados que están los niveles, junto a sus amplias posibilidades o lo logradas que están las mecánicas hacen que las 8 horas que nos dura que nos dura la aventura se nos pasen volando. A esto hay que sumar la increíble ambientación del juego, que es toda una delicia.
Aun así, hay dos problemas importantes que hay que destacar. El más importante de todos es la IA. Como ocurre en el otro gran exponente del sigilo en VR, Espire 2, los rivales son muy tontos. Tienen patrones muy sencillos (varios vigilan simples paredes), además de regresar a sus patrullas como si nada pese a haber encontrado a un compañero con la cabeza reventada. ¡Una noche más en Venecia! Es cierto que el diseño de los niveles y el planteamiento de nuestros poderes hace que, pese a todo, tengamos que seguir usando la cabeza. Al no poder atacar a distancia (salvo con unos proyectiles que nos dejan muy hambrientos), siempre nos tocará ir con cuidado, para matar con una mordedura o un buen puñetazo, o nos darán matarile.
El otro gran problema, por suerte sólo presente en dos ocasiones, es el de los jefes finales. El sigilo funciona muy bien en el juego, pero el combate no. Por desgracia, nos obligan a pelear en dos ocasiones, siendo encuentros torpes y, en definitiva, poco divertidos. Habría sido mejor plantear estos encuentros como puzzles de sigilo, a lo Deus Ex, que como peleas al uso.
Destruir los medallones con la ballesta es uno de los muchos coleccionables a encontrar
La belleza de unos canales llenos de sangre
En cuanto al apartado audiovisual, desde el primer momento se nota que Vampire: The Masquerade – Justice es un juego hecho con Meta Quest 2 en mente. Esto hace que en PS VR2 no vaya a destacar en exceso por su músculo técnico. En lo referente a los juegos standalone, sí impresiona. He jugado en Quest 3, donde hay ciertas mejoras en el renderizado del agua o la iluminación, pero he probado también el título en Quest 2, y resulta de lo más atractivo dadas las limitaciones de Quest.
Los escenarios son amplios y están llenos de detalle, logrando crear una atmósfera increíble. La niebla, la atmósfera, los neones, los canales de Venecia… Todo da un aire vampírico sencillamente increíble. El estilo ligeramente cartoon ayuda dadas las limitaciones de Quest, con personajes bien animados, sobre todo en las escenas más centradas en la historia. Lo «malo» es que tanto detalle implica tiempos de carga al entrar a cada sección o al recargar un punto de control, lo cual puede ser más o menos molesto al cortar algo el ritmo de la acción.
El sonido también está muy conseguido. El doblaje al inglés es excepcional, aunque más frases para los guardas no estarían de más. La música logra mantener la ambientación a la perfección, al igual que los efectos sonoros. Todo ayuda a mantener la atmósfera tan conseguida, creando un conjunto de lo más potente.
La factura artística del juego es soberbia. ¡Viva el arte de Italia, Venecia y los vampiros!
Conclusión
Fast Travel Games nos ofrece otra joya para VR en la forma de Vampire: The Masquerade – Justice. No sólo se trata del mejor juego de sigilo para nuestros visores, sino también una experiencia sensacional. Estamos ante, literalmente, lo más cercano a Dishonored que hay en VR. Todas sus fortalezas, como un gran diseño de niveles, una atmósfera genial o unos poderes muy divertidos de emplear están aquí. Todo con el añadido extra de la VR.
Estamos ante la clase de AA que el medio necesita para demostrar que la Realidad Virtual es mucho más que pequeñas experiencias, y se pueden tener juegos de gran envergadura. ¿Es perfecto? No, ya que hay ciertos aspectos que, ojalá en una secuela se puedan mejorar.
Dicho esto, me lo he pasado increíblemente bien chupando la sangre de mis enemigos en la bella pero peligrosa Venecia. Esa es la fantasía que Vampire: The Masquerade – Justice logra vendernos a las mil maravillas, y por lo que se convierte en un juego totalmente imprescindible para los amantes del sigilo y/o los vampiros.
Nos consolamos con:
- Una ambientación soberbia
- Poderes muy divertidos e increíblemente satisfactorios de usar
- Genial diseño de niveles
- Aventura muy completa y extensa para los estándares de la VR
Nos desconsolamos con:
- La IA es bastante floja
- Historia de lo más olvidable
- Los combates contra jefes finales son mediocres
Análisis realizado gracias a una clave para Meta Quest (jugado en Quest 3) proporcionada por Fast Travel Games.
Ficha
- Desarrollo: Fast Travel Games
- Distribución: Fast Travel Games
- Lanzamiento: 02/11/2023
- Idioma: Textos en Castellano y Voces en Inglés
- Precio: 29,99€
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