Vanillaware es uno de los estudios japoneses más variopintos que hay. Detrás de un estilo artístico claramente reconocible, les gusta cambiar de género con frecuencia. Tras centrarse en sus inicios en la acción, ahora no paran quietos. Ya sea ofreciendo estrategia con GrimGrimoire OnceMore, con una Visual Novel espectacular en la forma de 13 Sentinels: Aegis Rim, y ahora se adentran en otro género: el rol táctico mezclado con el RTS.
Desde su anuncio, Unicorn Overlord recordaba irremediablemente a Fire Emblem, con toques de Tactics Ogre e incluso con esa combinación de géneros del reciente The DioField Chronicle. Pero todo con un arte que sencillamente te quita el aliento. Como siempre, la pregunta está más que clara: ¿estamos ante sólo una cara bonita o vuelve Vanillaware a ofrecernos una joya imprescindible?
Derrocando imperios con el poder de la amistad
Puede que tras 13 Sentinels volviera a esperar mucho de la parte argumental de un juego del estudio… Y no tardaremos en ver que es claramente lo más olvidable de Unicorn Overlord. La premisa es muy sencilla: un general del reino de Cornia de repente da un golpe de estado de lo más violento. La reina hace de señuelo mientras su hijo, todavía un crío, huye para poder intentar reclamar el reino una vez esté preparado. Unos años más tarde, formaremos el Ejército de Liberación para acabar con este villano, que acabó conquistando todos los reinos del continente de Fervirth.
Suena a historia de fantasía típica, y en gran parte lo es. No hay matices sobre los villanos, ya que son malos muy malos que incluso utilizan magia oscura para cumplir sus fines. ¿El protagonista? El típico bueno muy bueno. Cada región tiene una historia más o menos autoconclusiva, para así ir aumentando nuestro poder, liberar los reinos y acabar finalmente con el villano.
Típica historia de «con el poder de la amistad el bien acabará venciendo«, y no es malo como tal si se hace bien. El problema es que aquí acaba volviéndose todo demasiado insulso. Sí, la premisa de algunas regiones está muy bien, como el lío con las bestias del norte, los elfos del suroeste o las intrigas político-religiosas del oeste. Pero todo acaba siendo sota, caballo y rey, con un protagonista que es más plano que un folio.
Como si Alain fuera Luffy, en cada región hará nuevos amigos que se unirán a su causa
Otro aspecto que no ayuda a la narrativa es la inmensa cantidad de personajes que se nos unirán. Estarán los principales de cada región, pero que fuera de la misma, apenas saldrán una o dos veces más, y si eso. Así que, aunque algunos demuestren carisma gracias a sus diálogos y diseño, acaban por desaparecer casi tan pronto como aparecen.
Es cierto que Unicorn Overlord nos da la opción de conocer más a fondo a los personajes gracias al sistema de amistades. Así se podrán ver eventos entre los amigos, e incluso nuestro protagonista, Alain, puede llegar a «casarse» con cualquier otro miembro de nuestro equipo… Siempre que la amistad esté en su máximo nivel claro. Sin restricciones de sexo ni nada, algo que ojalá aprenda ATLUS en otros juegos como en Persona. Es en esos diálogos opcionales donde se saca chicha tanto a nuestro héroe como a sus compañeros. Ojalá hubiera habido menos «protagonistas» para que la historia pudiera centrarse en un grupo más reducido y darles el tiempo bajo los focos que se merecen.
Es más, el lore como tal del universo es bastante interesante. Pero claro, soltarnos justo antes de la misión final un montón de hechos interesantes en un «info dump» de libro, como que es todo lo contrario a una buena narrativa. ¿Por qué no ir descubriéndolo poco a poco en vez de historias independientes? Lo dicho, una pena, porque Vanillaware es capaz de contar grandes historias, y aquí se han quedado muy cortos.
Hay diálogos opcionales que nos hacen ver el carisma real de los personaje
El RTS combinado con el Auto Battler y el rol táctico
Por suerte, las pegas que tengo con Unicorn Overlord acaban en su narrativa, ya que todo lo demás es sencillamente increíble. En vez de apostar por misiones en mapas independientes como Fire Emblem o Disgaea, todo el tiempo estaremos en el mapa-mundi. Exploraremos la región con Alain activando diversas actividades, visitando ciudades y desbloqueando las diversas misiones del juego. ¿Entramos a un nivel? Pues será el mismo mapa, pero acotado y añadiendo diversos peligros ambientales.
A la hora de combatir, se combinan varios géneros para dar lugar a algo único. En general, estamos ante un RTS, al dirigir a las unidades por el campo de batalla y ver cómo se desplazan en tiempo real. ¿Se encuentran? Entonces empiezan a combatir, pero nosotros no tenemos manera de controlar directamente las acciones de los personajes. Todo se realiza de manera automática, por lo que siempre sabremos el resultado de la batalla una vez vaya a comenzar. Sólo podemos cambiar ligeramente el resultado usando items antes de que arranquen las tollinas, como añadir más defensa, curar aliados para que estén al 100% de rendimiento, etc.
¿Qué decide entonces el resultado general de las peleas? La organización de los personajes dentro de cada unidad. Podemos llevar hasta 5 personajes y colocarlos en una cuadrilla de 6 casillas. En función de diversos parámetros, los personajes aliados y enemigos irán usando sus habilidades activas y pasivas de manera automática. Los lanceros atacarán por ejemplo a toda una columna, mientras que otras unidades atacan a una fila entera. A su vez, hay personajes que funcionan mejor en ciertas posiciones o tienen diversas debilidades. Por ejemplo, los arqueros o los magos funcionan mejor en la retaguardia, dejando a los tanques o ladrones para la vanguardia.
Cuando comience una batalla, a coger las palomitas y disfrutar del espectáculo
¿Tenemos un arquero y nos enfrentamos a unidades aladas? Pues decimos que prioricen a esa clase de enemigos en la configuración tipo «gámbitos» de Final Fantasy XII. El resultado global es que los combates entre unidades se asemejan a un Auto-Battler, por lo que la preparación es donde está la gracia de Unicorn Overlord.
Gracias a la enorme cantidad de clases y subclases que hay, las posibilidades son inmensas, y no paran de aumentar a medida que avanzamos en la historia. Cada región añadirá variantes de las clases, ya que no es lo mismo un arquero de las nieves que uno élfico, o incluso uno angelical. Todos tienen sus puntos fuertes y débiles, de manera que es más importante una configuración inteligente de los personajes que su nivel propiamente dicho. Esto reduce notablemente la necesidad de farmear, lo que nos permite centrarnos en las misiones, en combatir y en seguir experimentando con nuestros personajes favoritos. De hecho, las unidades se cansan tras cada pelea, lo que nos motiva a no depender sólo de un equipo, sino ir rotando y crear un ejército capaz de afrontar cualquier situación.
Pero la cosa no acaba ahí, ya que los campos de batalla son también importantes. El líder de cada unidad nos dará diversas habilidades. Los caballeros irán a mayor velocidad gracias a su corcel, mientras que las unidades aladas podrán sortear ríos, trampas o incluso montañas. Al sumar el uso de catapultas, la posibilidad de dar apoyo a unidades cercanas o algún peligro ambiental ocasional, la estrategia por el mapa-mundi y la configuración de las unidades se convierten en igual de importantes, dando lugar a niveles increíblemente divertidos y dinámicos.
Un ataque de arquería desde el mapa puede cambiar radicalmente el resultado de una futura batalla
Explorar, combatir, mejorar
Lo que hace que Unicorn Overlord sea tan sumamente adictivo es el perfecto bucle jugable que nos propone. Al ir por el mapa-mundi nos encontraremos a tropas enemigas que hacen más engorrosa la exploración. Y sí, podemos acabar con ellas, pero lo ideal es completar una de las misiones que nos iremos encontrando. Así descubriremos nuevas clases, se unirán más personajes y desbloquearemos tanto los fuertes como las ciudades.
Durante la exploración conseguiremos recursos, que podremos usar para reparar las ciudades, lo que a su vez nos permite apostar a un compañero para que recoja los objetos de los alrededores de manera automática. O incluso nos pueden dar acceso a nuevas funcionalidades, como desplazarnos en barco hasta localizaciones remotas o visitar la taberna, donde además de lograr que nos entre un hambre voraz por lo preciosa que se ve la comida, mejorará la amistad entre los comensales.
El mapa-mundi tiene incluso sus propias actividades, desafíos opcionales y mucho más. Me he tirado largas noches con la mentalidad de «una misión más y lo dejo», porque no paraba de desbloquear más mapeado, más ciudades y más fases. Su «breve» duración animan a entrar en este bucle del que cuesta salir. Encima, aunque hay un sinfín de mecánicas e ideas, todo se introduce a un ritmo tan bueno que nunca nos sentiremos abrumados, sino todo lo contrario. Siempre tendremos tan a tiro de piedra una mejora nueva o similar, que querremos seguir jugando para ver qué nos espera a continuación.
Hacer evolucionar las clases de nuestros personajes es clave para alzarnos con la victoria… ¡y lucir mejor!
Una reconquista de lo más accesible
Donde quizá pueda decepcionar a más de uno, sobre todo si estáis acostumbrados a los juegos tácticos más complejos, es en la dificultad. Sin ser yo muy lumbreras en el género, en la dificultad estándar no he tenido ningún problema. No sólo por entender bien todas las mecánicas e ideas, sino porque es fácil automatizarlo todo y sobrevivir a cualquier cosa que nos echen por delante. Me han acabado sobrando infinidad de recursos, tenía varias unidades que básicamente arrasaban sin despeinarse a casi todas las tropas enemigas.
Si buscáis un rato, más os vale apuntar a las dificultades más altas. Al menos, para los que queremos disfrutar de la experiencia sin rebanarnos los sesos, este equilibrio entre accesibilidad y complejidad es uno de los puntos fuertes de Unicorn Overlord. Así nunca nos sentimos frustrados, no paramos de vivir situaciones nuevas y de ir mejorando nuestro ejército. No habría estado mal mostrarnos de alguna manera la dureza del imperio al intentar reconquistar nuestros territorios. Igual no añadía más reto al juego como tal, pero sí haría que tuviéramos mayor sensación de urgencia porque el enemigo siempre está ahí al acecho.
Pero vamos, tecnicismos, porque vaya si no me lo he pasado bien durante las casi 40 horas que he necesitado para liberar el continente de Fevrith. ¡Incluso hay contenido postgame! Tanto en la forma de misiones nuevas como de una dificultad extra, por lo que hay juego para rato.
Los personajes se pondrán las botas, pero a nosotros nos entrará un hambre criminal. ¡Mirad qué pintaza!
La táctica de deslumbrar con el arte
Dicho todo lo anterior, algo donde creo que no hay que enrollarse mucho es en la parte visual, porque es más que obvio: Vanillaware vuelve a ofrecernos una obra de arte en movimiento. Su estilo artístico es muy característico y no fallan. Las numerosas secuencias se presentan con estos detallados dibujos, lo que ayuda a dar personalidad incluso a los planos personajes con los que nos toparemos. Es cierto que durante buena parte de Unicorn Overlord estaremos en el mapa-mundi, con un estilo más chibi que no enamora tanto, pero también acaba siendo atractivo, y sobre todo, legible.
Ver al principio los combates entre las unidades es una verdadera delicia, con un gran despliegue de animaciones y efectos. Ahora bien, acabaremos omitiendo estas animaciones tras unas cuantas horas para aligerar las peleas.
Otro aspecto sublime es el del sonido. Por un lado, la banda sonora es increíblemente extensa, épica (ojo al tema que suena al inicio del juego) y que acompaña a las mil maravillas todas las situaciones imaginables. Ya sea explorar una región buscando minerales o flores para acabar de mejorar una ciudad o en la batalla final, la música es de 10.
Las voces en inglés o japonés son también excepcionales. El detalle de que suenen los diálogos diferentes en función de si están en lugares con eco (como una catedral) o si llevan un yelmo es excelente. Además, lo dan todo, y al igual que con el arte, consiguen que así se les coja algo más de cariño.
La localización al castellano de los textos también es excelente… quitando alguna expresión fuera de lugar por tono y ambientación. Sí, hablo del meme de «Cómo están los máquinas, lo primero de todo», que no pega ni con cola. Pero lo dicho, es algo anecdótico que no empaña en absoluto el gran hacer del equipo de localización.
Este es de los pocos ejemplos donde la localización cojea, pero por lo general es excelente
Conclusión
Vanillaware lo ha vuelto a hacer. Han cambiado de registro por completo y han creado una joya increíble. La unión de géneros entre el RTS, los combates tácticos y el Auto-Battler funciona a las mil maravillas. No sólo es una visión fresca de este tipo de juegos, sino que además nos mantiene enganchados a diferentes niveles para que no estemos haciendo lo mismo todo el rato.
Es una pena que la narrativa no sea más potente, ya que el universo es interesante, hay momentos buenos en conversaciones opcionales, pero no se termina de aprovechar del todo. Es lo único mejorable de una propuesta redonda en absolutamente todo lo demás.
Así que, a poco que os gusten los juegos tácticos, id de cabeza a por Unicorn Overlord. Otro gran éxito que Vanillaware se puede sumar, que sigue siendo un estudio que no decepciona y no para de ofrecer una experiencia memorable tras otra.
Nos consolamos con:
- Audiovisualmente es increíble
- La unión de géneros funciona muy bien para ofrecer batallas totalmente únicas
- Bucle jugable perfecto entre exploración, combates y gestión de unidades
- Pese a la complejidad de sus mecánicas, logra ser de lo más accesible…
Nos desconsolamos con:
- … Aunque eso puede jugar en su contra dada su baja dificultad
- La narrativa es mejorable y la historia en general es muy olvidable
- Problemas puntuales con expresiones que no pegan con la ambientación
Análisis realizado gracias a un código para Xbox Series X/S proporcionada por PLAION.
Ficha
- Desarrollo: Vanillaware
- Distribución: ATLUS/PLAION
- Lanzamiento: 08/03/2024
- Idioma: Textos en Castellano y Voces en Inglés
- Precio: 59'99 €
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