En un juego de puzzles, normalmente estamos solos ante el rompecabezas que tenemos frente a nosotros. Como mucho, habrá algún otro personaje para hablarnos de la historia, hacer más ameno el proceso de pensar o puede que incluso darnos una pista. Sin embargo, rara vez tenemos que colaborar con algún otro personaje, salvo que sean puzles cooperativos a lo Portal 2.
Por eso la premisa de Transpose me llamaba mucho la atención: rompecabezas donde tenemos que ayudarnos a nosotros mismos. Me explico, ya que dicho así suena raro. En esta nueva propuesta de Secret Location (autores del fantástico Blasters of the Universe) tendremos que crear clones que están atrapados en un bucle temporal para interactuar con ellos, de modo que estamos solos, y al mismo tiempo contamos con el mejor ayudante posible: nosotros mismos. Así que empezad a pensar en clones, bucles temporales y hasta cambios de gravedad, que Transpose viene dispuesto a reventarnos la cabeza dentro de los juegos de rompecabezas para Realidad Virtual.
La trama de Transpose es lo de menos, ya que sirve más para contextualizar todo lo que veremos ante nuestros ojos. Básicamente, somos una especie de eco temporal de los muchos que están atrapados en una especie de universo que está atrapado en el tiempo. Así que, nuestra tarea consiste en deshacer este bloqueo para que el tiempo siga su curso y no haya tantos ecos temporales de nosotros mismos por ahí pululando.
Todo resulta muy metafísico y etéreo, pero da mucho el pego para el tipo de puzles que el juego propone. Lo importante es que no se pone en el camino de lo más importante: los propios rompecabezas. Para deshacer el bloqueo temporal (o lo que sea que esté ocurriendo), hay que dar energía a ciertos núcleos, y para ello, tendremos que hacer algo tan sencillo como colocar unos cubos en las plataformas adecuadas. Aunque claro, decirlo es mucho más fácil que hacerlo.
Para jugar, necesitaremos los PS Move, pero por suerte, el esquema de control no se interpone en nuestro camino. Con el Move izquierdo podremos pulsar el botón Move (valga la redundancia) para andar hacia delante, mientras con el botón Move derecho podemos activar el teletransporte. Gracias a los botones Cuadrado y Triángulo podemos girar (solo por grados, nada de giro suave), y así se tiene un esquema de movimiento sencillo, pero funcional, que nos permite movernos por el mapa como queramos, y superar desniveles o saltos gracias al teletransporte. A veces el juego no detecta bien cuándo queremos teletransportarnos a una zona elevada y no a un muro a nuestra altura, pero no es algo que moleste en exceso.
Como decía, nuestra meta en cada nivel de Transpose es llevar uno o varios cubos a unas plataformas que devuelven la energía a un cristal de turno. La principal mecánica para ello es crear clones, que repetirán todo lo que hayamos hecho. De este modo, haremos alguna acción, y luego aceptaremos este clone. En ese momento nos transportaremos a la plataforma de inicio, pero veremos un clon nuestro que hará exactamente lo mismo que hicimos nosotros anteriormente.
Al principio, Transpose nos propone retos sencillos para que nos familiaricemos con esta mecánica, como avanzar por una serie de plataformas con el teletransporte para llegar hasta donde está el cubo. Sin embargo, no podemos volver porque esas plataformas han desaparecido, por lo que tenemos que lanzarlo hacia la plataforma inicial. Cuando aceptemos este clone, podremos estar en la zona inicial donde está la base donde dejar el cubo, y ver cómo nuestro clon lo lanza hacia nosotros.
Obviamente, el diseño de niveles se va complicando mucho, aprovechando los clones para cosas como mover un deslizador que activa diferentes ascensores y plataformas con un clon, para que luego nosotros podamos movernos correctamente. Aquí ya tenemos que empezar a pensar a largo plazo, ya que si movemos las plataformas muy rápidas, no podremos usarlas correctamente, así que tenemos que pensar que estamos viendo a nuestro futuro “yo” hacer lo que tenemos pensado.
Otra mecánica genial es que el punto al que volvemos al crear el clon lo podemos cambiar, al apuntar a distancia a una de las bases y dejarla marcada. Esto a veces se usa sin dejar un clon guardado, y así acceder a una zona antes inaccesible, o lo más interesante, realizar acciones en dos áreas totalmente diferentes para activar diversos mecanismos con un clon, que otro clon aproveche esos mecanismos para progresar por su lado, y luego tú poder llegar hasta la meta. El diseño de niveles de Transpose es magnífico, y la curva de dificultad está muy bien medida para que los retos sean cada vez mayores, nos hagan pensar a partir de cierto punto, pero sin llegar a frustrar. De hecho, muchas veces desbloqueamos los niveles de dos en dos, por lo que si nos bloqueamos en uno, siempre podemos desconectar un poco, probar el otro y luego regresar con otro punto de vista.
Lo de la perspectiva es fundamental a partir del segundo mundo, cuando a las mecánicas de los clones y las bases de reaparición se une el de la gravedad. Puede que haya una plataforma que esté en lo que parece ser una pared o incluso el techo, pero si reaparecemos en una base de esa perspectiva, ése será nuestro nuevo suelo, con todos los objetos siguiendo esa gravedad. Por tanto, igual un cubo puede acabar pegado a una pared desde una perspectiva, pero desde otra está reposando en el suelo.
Es a partir de este punto en el que Transpose literalmente te revienta la cabeza, con momentos surrealistas y maravillosos en el que ves a cuatro o cinco clones tuyos colaborar entre sí desde diferentes gravedades, siendo algo casi hipnótico de ver, como si de un cuadro de Escher se tratase. Y sí, en el tercer mundo (el último) la cosa se complica un poco más añadiendo otra mecánica que es mejor que descubráis por vosotros mismos.
A todo esto hay que sumar que hay un límite de clones que podemos usar, y que cuando los hemos creado, no podemos modificar sus acciones. Si vemos que no nos sirve, tendremos que ir hasta sus retos una vez se ha acabado su periodo de grabación, quitar su núcleo de energía y así recuperar la potencia de ese clon (en teoría se puede quitar desde la pulsera que se refiere a ese clon, pero nunca lo logré), para tener que rehacer su acción, pero ahora bien. Todo esto nos obliga a pensar a largo plazo de cómo pueden interactuar otros clones, cómo puede afectar la gravedad a las futuras acciones y hasta cómo podemos interactuar en el mundo. En algunos niveles, tienes que hacer una especie de acto de fe, al lanzar el cubo a una zona donde crees que luego podrás estar, dejar el clon con ese lanzamiento, y luego coger al vuelo tu auto-pase, ya que no se quedará en el suelo al venir desde otra gravedad diferente.
Puede sonar todo muy confuso, pero Transpose está muy bien diseñado para que haya pistas en los escenarios que nos guíen un poco, pero sin darnos la solución como tal, salvo en los tutoriales de alguna nueva mecánica. Esto lo consigue por colocar ecos temporales que no podemos eliminar, y que igual nos muestran posiciones recomendadas sobre la que colocarnos más adelante para recoger un lanzamiento de cubo o cosas por el estilo. Lo dicho, en algunos niveles son pistas sutiles pero que nos ayudan a llegar al momento “¡Eureka!”, ya que con tanto lío de clones, plataformas de reaparición y cambios de gravedad, uno puede sentirse abrumado inicialmente, pero de esta forma, te picas a seguir avanzando al mismo tiempo que no te frustras porque no sabes qué hacer.
Otro punto fuerte del juego es la interfaz. Todo está en nuestros brazos, de modo que en el brazo izquierdo tenemos un deslizador con el que aumentar la velocidad de nuestros clones, para que vayan como a cámara rápida y así no tengamos que esperar a que hagan todo lo que hicimos nosotros en tiempo real. Luego en el brazo derecho tenemos unas pulseras con las que podemos ver el estado de los clones (verde es que está realizando su acción y roja es que ya ha terminado) y el número de ellos que podemos crear. Es otro punto que añade inmersión al juego, y sí, podemos ver nuestro cuerpo si miramos hacia abajo, algo que me gusta mucho en los juegos de VR para no ser unas simples manos flotantes. Gracias a todo esto, tenemos ante nosotros alrededor de 30 niveles que nos pueden durar unas 6-8 horas (depende de lo rápido que demos con la solución de cada puzzle, claro) que enganchan a lo grande.
Siguiendo con lo positivo, el apartado visual de Transpose es muy bueno. El juego apuesta mucho por figuras y tonos sencillos, lo que funciona con la temática de estar como en un universo paralizado en el tiempo y algo etéreo. Lo importante es que cuando tenemos el visor puesto, lo veremos todo con mucha nitidez y sin apenas dientes de sierra, que me parece lo principal en VR. El apartado artístico de hecho también ayuda mucho en los puzzles, para poder guiarnos un poco por los colores para ver qué clones están activos, qué tipos de interruptores activan qué plataformas, etc.
El sonido también está bastante bien. No hay voces como tal, sino que hay pequeños textos que narran la historia y nos pueden dar una pista del tipo de rompecabezas que tendremos que resolver en el nivel que se está cargando. Los textos están en castellano, lo cual ayuda a que nadie se pierda absolutamente nada. La música que escucharemos está a medio camino entre lo relajante y lo tecno, con melodías muy efectivas para estimular nuestro cerebro mientras estamos buscando la solución adecuada.
Conclusión
Me gustan mucho los juegos de puzzles, y Transpose me ha reventado la cabeza desde el primer momento. Puede que al principio todo sea muy sencillo, pero se aprovecha al máximo la mecánica de los clones atrapados en un bucle temporal, y más adelante, cuando empiezas a cambiar la gravedad, ya la poca cabeza que te quedara para sujetar el visor de VR termina por explotar como si fuera una bomba atómica. Es magnífico cómo se combinan las diferentes mecánicas entre sí, para ofrecer puzzles totalmente inmersivos, divertidos y con una genial curva de dificultad para que no sea todo muy sencillo ni imposible como para no continuar.
Es un equilibrio perfecto que el juego clava al mismo tiempo que nos lanza puzzles más locos, más desafiantes y que te hacen tener momentos «¡Eureka!» constantes. Al sumar un apartado técnico de lujo para la VR y un apartado sonoro sencillo pero efectivo, tenemos uno de los mejores juegos de puzzles que he jugado en VR, y de los mejores que he jugado en los últimos años. Puede que el tema de colaborar con tus clones no sea algo nuevo (en Braid creo que se usaban, y también eran la mecánica principal de los niveles de Clank de Ratchet & Clank: Atrapados en el Tiempo), pero los chicos de Secret Location hacen que colaboremos como nunca con nosotros mismos. Así que, a poco que os gusten los rompecabezas, tenéis que jugar a Transpose, porque no os va a decepcionar lo más mínimo.
Nos consolamos con:
- Visualmente genial a nivel de resolución y apartado artístico
- Mecánicas fantásticas que ofrecen puzzles realmente únicos
- Cuando todas las mecánicas empiezan a combinarse, es muy fácil quedarse con la boca abierta al ver nuestros clones empleando diferentes gravedades y trabajando como si fueran una maquinaria bien engrasada
- Curva de dificultad muy bien ajustada para que siempre tengamos un desafío, pero no nos quedemos atascados y nos frustremos
Nos desconsolamos con:
- A veces, el teletransporte nos puede jugar una mala pasada cuando queremos superar un desnivel, pero no es algo muy común
- Como con todos los juegos de puzzles, pese a la curva de dificultad, siempre hay alguien que se puede quedar atascado, sobre todo si no cambiamos nuestra forma de pensar para seguir la lógica de las diferentes mecánicas
Ficha
- Desarrollo: Secret Location
- Distribución: Secret Location
- Lanzamiento: 06/11/2018
- Dispositivo VR usado: PS VR
- Idioma: Textos en Castellano
- Precio: 19,99 €
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