La era de PSX/N64, con su salto a las 3D creó un estilo artístico muy único que poco a poco está volviendo. Es lo que tiene el que los desarrolladores indie crecieran con estos juegos, mezclando sensibilidades de diseño de antaño con las actuales. Es justo lo que pretende The Tower on the Borderland, que de un vistazo, recordará a juegos como los primeros Silent Hill o Syphon Filter.
La idea de DascuMaru es crear un cóctel muy interesante de géneros: la exploración de Metroid, la acción de Resident Evil y las hogueras de Dark Souls. Lo moderno con lo clásico. Sobre el papel suena de maravilla, así que preparaos para adentrarnos en esta misteriosa torre llena de criaturas salidas de nuestras pesadillas para vivir esta aventura.
La novata que sobrevivirá a la torre
Cuando ha aparecido una gran torre de manera misteriosa, un grupo de operaciones especiales va a investigarlo. Por desgracia, todo se va al garete cuando los líderes de escuadrón se vuelven unos monstruos al colaborar con un malvado cura en silla de ruedas, quedando únicamente la novata para arreglar este desaguisado.
Es una premisa sencilla, pero efectiva para meternos de lleno en la acción. La narrativa principal de The Tower on the Borderland se basa en el misterio y la atmósfera para atraparnos, en vez de por lo que realmente pasa. Como si de Metal Gear Solid se tratase, nuestros antiguos compañeros intentarán meterse con nosotros a través de la radio antes de que al final nos enfrentemos a ellos, pero su personalidad es muy básica. Lo mismo se puede decir de nuestra heroína, Erin, que claramente tiene problemas con su papi, pero no mucho más.
Hay un personaje extra que nos irá contando una historia paralela de un misterioso personaje, y que va en paralelo al viaje de nuestra protagonista. Son secciones al estilo de walking simulator… Y es aquí donde el tema del idioma puede suponer un problema mayor, ya que todo el título está en inglés.
No combatiremos con este desconocido viajero por la torre, pero será como leer una novela lovecraftiana
La importancia de una gran atmósfera
Es esa atmósfera que comentaba antes la que nos animará a seguir adentrándonos en la torre. Las figuras de animales, las criaturas dantescas, las estatuas gigantes malrolleras y mucho más le dan una gran personalidad al título. Eso por no hablar de su brillante estética, clavando el aspecto de los primeros juegos en 3D de la era de 32 bits, creando un conjunto memorable.
El sonido es un factor importante, escuchando ruidos de fondo, dejando la banda sonora como algo mínimo para que sean los efectos de sonido los que se fusionen con el aspecto visual para crear esta logradísima atmósfera. Suena a cliché, pero la propia torre es un personaje más, incluso si hacia el final de la aventura, se echa en falta algo más de variedad de biomas o tipos de estancia.
Al estar ante un juego de estilo Metroid, os podréis imaginar que vamos a investigar el escenario por todas partes. Aun así, The Tower on the Borderland es un título bastante lineal. Habrá un camino principal abierto para llegar al jefe final de turno, y a partir de ahí, podremos continuar al desbloquear un camino previamente inaccesible. ¿Hay dos rutas? Pues una nos llevará a una de las mejoras opcionales, ya sea más munición, botiquines o incluso armas. Si nos damos cuenta de este diseño, no nos perderemos, y siempre sabremos por dónde avanzar para no atascarnos en ningún momento.
Desde el primer momento, la estética del juego nos enamorará
La parte mala de la nostalgia
Así que la atmósfera es genial y la estética no podía ser mejor… pero hay un aspecto donde la parte de la era 32 bits quizá sí debería haber sido modernizada. The Tower on the Borderland no es un survival horror donde gestionar los recursos ni nada por el estilo. En su lugar, tanto los botiquines como la munición se recargará al llegar a cada una de las hogueras/puntos de control. Muy a lo Dark Souls, haciendo reaparecer a los enemigos que hayamos derrotado previamente.
Esto no es malo, pero crea dos problemas. Para empezar, matar a los enemigos no es útil más allá de cuando bloquean un ascensor para avanzar o no se activa la interacción para coger algo de un compañero caído. Y creedme, es muy fácil pasar de los enemigos, por lo que se convierten en casi un obstáculo insulso que pierden toda la gracia del mundo.
Ojalá ese fuera el menor de los problemas, ya que al combatir, el juego es increíblemente tosco. El cuchillo es el arma principal al principio, con unas animaciones que nos lanzan al enemigo de una manera muy poco natural. Las hitboxes no siempre funcionan, y si bien las esquivas son fáciles de realizar, hay peleas que se resumen en lanzar una cuchillada, esquivar, y repetir el proceso hasta que caiga el bicho. Es más tedioso que divertido o intenso, y se aplica a casi todos los encuentros.
Hablando por radio con el enemigo. ¿De qué saga nos sonará eso?
Sí, esto se aplica a los jefes finales, que tienen dos fases, y ninguno llega a ser memorable en sus mecánicas. Son visualmente atractivos, pero nada más. Al principio, cuando apenas tenemos munición y todo se basa en depender del cuchillo, The Tower on the Borderland se convierte en algo casi insufrible.
Curiosamente, al ir ganando armas (como el fusil de asalto o las granadas), pasaremos a estar tan chetados, que los jefes caerán como moscas a la primera. Se va a la porra cualquier atisbo de desafío, y aunque la parte positiva es saltarnos este pobre combate, rompe la tensión que la atmósfera crea tan bien.
Por suerte, el juego dura unas 4-6 horas, de manera que estos problemas nunca llegan a ser tan graves como para que dejemos de jugar o se acusen estos problemas aún más. Eso sí, dejando todo de cara a una secuela, espero que sea el aspecto donde el título mejore más, ya que la idea de elementos a lo Dark Souls con Resident Evil suena bien, pero no termina de cuajar en absoluto.
Con un fusil y tres cargadores, cualquier jefe caerá sin problema alguno
Conclusión
Tengo sentimientos encontrados con The Tower on the Borderland. La idea del juego me encanta. Su estética y atmósfera me parecen sencillamente increíbles. Pero la parte jugable es donde la experiencia hace aguas. Sí, explorar la torre es una delicia gracias a su diseño interconectado, pero los combates entre medias son muy mejorables. Ha sido como volver a los tiroteos tan encorsetados y toscos de la era 32 bits, y si bien la estética sí puede cuajar hoy en día, estas peleas no. Sobre todo cuando la progresión nos acaba haciendo a Erin demasiado poderosa como para sentir tensión alguna en el tramo final de la aventura.
Sin embargo, creo que DascuMaru tiene aquí una muy buena base. Una mezcla de géneros que puede funcionar y no se ha visto, una estética de terror con elementos lovecraftianos y una estética low-poly brillante. Todos los ingredientes para un gran indie están ahí, pero falta terminar de pulir la ejecución. Espero que en la secuela lo consigan, porque quiero que The Tower on the Borderland me encante, pero aún está lejos de llegar a ese punto.
Nos consolamos con:
- Atmósfera y estética brillantes
- Diseño de la torre bastante bueno que da sensación de ser abierta, pese a la estructura lineal
- Buen ritmo para que siempre queramos seguir avanzando
Nos desconsolamos con:
- Combate muy, muy mejorable
- Completamente en inglés, lo que puede suponer una barrera para entender lo que hacer
- No habría venido mal tener más variedad visual en la torre
Análisis realizado gracias a un código para Steam (jugado en Steam Deck) proporcionado por DascuMaru.
Ficha
- Desarrollo: DascuMaru
- Distribución: DascuMaru
- Lanzamiento: 20/05/2024
- Idioma: Textos en Inglés
- Precio: 15,99 €
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