Parecía que nunca llegaría este momento. Tras el nombre en clave de Project Trico, Fumito Ueda se embarcó en su tercer proyecto tras ICO y Shadow of the Colossus. Era el año 2007 y todo parecía ir como la seda con el juego, con una demo preparada para lanzarse junto a la remasterización de los dos primeros títulos del Team ICO y con una presentación masiva al público en el E3 de 2009 dado el avanzado estado del proyecto. Pero llegaron los problemas. El desarrollo del juego era lento y, ante todo, no cumplía los estándares técnicos para los que PlayStation 3 fue concebida. Así lo aseguraba el propio Shuhei Yoshida.
Muchos estudios first de Sony intentaron ayudar al Team ICO para hacer más fluido su juego, hasta Santa Monica Studio se volcó para sacar adelante el proyecto de Fumito Ueda sin demasiado éxito, al menos a corto plazo. En 2012, PlayStation 4 ya se estaba cocinando y la decisión de trasladar el desarrollo del juego a la nueva plataforma sería el punto de inflexión para todas las partes interesadas. Por un lado, Sony conocía bien el interés de los jugadores por el proyecto y el desasosiego que generaría su cancelación. Ueda, sumido en una profunda crisis consigo mismo, solo quería sacar adelante su juego pese a no tener las herramientas necesarias. Y tras años de retrasos, cancelaciones y cesiones contractuales, llegó la pacificadora PlayStation 4 para reunir todo aquello que Project Trico necesitaba para mutar y convertirse en The Last Guardian.
Hoy, por fin, podemos hablar con propiedad de esta aventura mágica y llena de sentimiento – algo que el maestro Ueda tenía muy claro que quería transmitir y que ha llevado a la perfección –. The Last Guardian es real y es verdaderamente emocionante poder expresar con palabras lo vivido en el juego, algo que no resulta nada fácil.
El vínculo con Trico, lo más esencial
Si algo tiene The Last Guardian es la capacidad para que el jugador se sensibilice con Trico, el compañero de nuestro protagonista en esta nueva, esperada y emotiva aventura de Fumito Ueda. Y es que nada más comenzar la ascendente travesía, nuestra parte más emocional y personal hará que nos enamoremos, casi instantáneamente de lo que será nuestro inseparable compañero de viaje. Crear vínculo con la criatura, pese a tener el sobrenombre de “Toriko, la Gran Águila Devora-Hombres”, es sorprendentemente efímero… ¿O quizás ya estábamos enamorados de ésta hace diez años? Sea como sea, y pese a inexplicada situación inicial del juego, no dudaremos ni un solo segundo en acudir a la ayuda de nuestro partner.
Crear vínculo con Trico es algo que rebasa todos los niveles, no solo a nivel personal y humano, sino también a nivel virtual, pues la relación que se crea ente el joven y misterioso héroe de la aventura (del cual no sabemos nada hasta mediados del juego) y su compañero es excepcional, mágica, creciente en el tiempo y fuertemente emotiva en las diferentes situaciones que se van presentando a lo largo de las 13 horas que, aproximadamente, durará el periplo. Lo mejor de The Last Guardian es el desarrollo de sus protagonistas que, pese a mediar poco más de tres gritos distintos para comunicarse, se creará una relación que les hará más fuertes, más valientes, más decididos y altamente dispuestos a superar sus propios miedos y limitaciones.
Una vez superada la fase de aceptación – en la cual debemos liberar a Trico de sus cadenas, quitarle las lanzas que le producen un profundo dolor y alimentarlo para ganarnos su confianza – The Last Guardian se muestra ante nosotros como una titánica carrera de ascensión hasta lo más alto de un Valle al que solo se puede acceder a través del aire, decorado por descomunales columnas ascendentes y templos incrustados en el perímetro de la cuenca, todo en un estado de conservación tan frágil que podemos deducir la ancestralidad del escenario. ¿Y ahora qué? Hemos despertado junto a una criatura descrita por los historiadores como una amenaza real para el ser humano, hemos logrado crear vínculo con ella y ahora necesitamos respuestas en un paraje tan bello como desalentador. Por suerte, parece que Trico sabe más que nosotros y su objetivo marca un destino, en lo más alto de una titánica columna central que asciende más allá de donde nuestra vista es capaz de divisar. Es hora de iniciar nuestra vertical aventura hacía el firmamento, en busca de respuestas a todas y cada una de nuestras preguntas, y de paso, buscar cómo volver a nuestra aldea.
Ueda en estado puro
Para bien o para mal, se trata de un juego de Fumito Ueda, creador de dos joyas como son Shadow of the Colossus e ICO. Para qué vamos a engañarnos, ambos títulos le ceden un pedazo de su ser, un trozo de su esencia a The Last Guardian y que si hemos jugado a ambos, vamos a identificar perfectamente ya sea por la caracterización de sus personajes, el modo en el que se mueven, en como el niño, nuestro protagonista, asciende por el maltrecho plumaje de Trico, y muchos elementos más que iremos descubriendo a medida que avanzan las horas y que no se me perdonaría mencionar en este análisis. Sí, es Ueda en estado puro, con sus puntos positivos y sus puntos negativos.
Por una parte, el juego es precioso, narrativamente muy potente. The Last Guardian sabe transmitir valores como la amistad, el compañerismo, la empatía e incluso el valor o el coraje, todo ello mezclado con escenarios bellísimos, una dirección envidiable tanto en argumento como en fotografía. Se nota el cariño y el mimo con el que se ha tratado el juego; se nota que Ueda estaba en deuda con todos aquellos que, pese a continuos retrasos y especulaciones de cancelación, creyeron en The Last Guardian y mantuvieron intactas las esperanzas que en su día se depositó en el juego. Sin duda, tras completar el juego se nos olvida por completo todo el escabroso camino que ha tenido que superar el desarrollo del juego
Por otra parte, volvemos a encontrarnos con multitud de inconvenientes que puede hacer tirar atrás a un jugador que no ha pasado la prueba del pañuelo de Fumito. El juego suele dar bastantes bajadas de frames si no disponemos de una PlayStation 4 Pro. En mi caso, al tenerla, he disfrutado de una aventura bastante estable a lo que tasa de fotogramas por segundo se refiere (aunque he de reconocer que algunas rascadas he sufrido). Por lo tanto, tendría que estar contento con el resultado pero siempre nos queda la sensación de que el juego podría haber dado más a nivel de rendimiento. Creo que PS4 Pro tenía potencia de sobra para mover el juego al doble de frames. El control es otra de las señas de Ueda, y en The Last Guardian, sigue patente dicho sello.
El control es extraño, muy parecido a ICO para ser francos y eso hace que los movimientos del niño nos resulten toscos, hasta incómodos. Lo notaremos, sobre todo, cuando ascendemos por el plumaje de Trico donde sentiremos esa sensación de que los controles no responden a lo que queremos hacer, o a la dirección que queremos tomar para ascender a lomos de nuestro compañero. En muchas ocasiones fallaremos en la ejecución de algunos movimientos simples, nos precipitaremos al vacío al querer descender de Trico o simplemente saltaremos en el lugar equivocado. Todo esto forma parte de la fórmula del juego, de la saga para ser sinceros, así que pese a ser algo mejorable, no deja de formar parte del sello personal del diseñador.
Otra de las cosas que juega un papel importante es la falta de información que ofrece The Last Guardian. Por una parte, disfrutamos de una visión libre de cualquier HUD. Tan solo visualizaremos algunas indicaciones al principio de la aventura o en momentos clave. El resto corre de nuestra cuenta. Hace falta echarle imaginación y sentido común para avanzar en el juego. Tendremos que indicar a Trico qué hacer, por donde ir, a donde saltar o en qué agujero meter la cabeza (mención especial al trofeo sobre esta última acción) pero dejadme que os explique con más detalle cómo se juega a este precioso título.
Y como broche final, no podíamos obviar la impresionante banda sonora a cargo del maestro Takeshi Furukawa que dirige y compone una épica que nos hará vibrar en todo momento, en todas las situaciones, acentuando la carga emocional cuando las cosas se ponen feas, o saltando a un tempo presto cuando todo va demasiado deprisa y la tensión es máxima. Si algo casa mejor con un videojuego es su música, y si ésta consigue transmitir la acción que vemos por pantalla, el resultado es inigualable. The Last Guardian cumple sobradamente en este aspecto.
Trico y la misteriosa sustancia azul
Nuestro compañero es un adicto a una extraña sustancia de color azulado. Gran parte del desarrollo de The Last Guardian se basa en buscar y ofrecer este mejunje a nuestro nuevo amigo, ya sea para reponer fuerzas tras una exhaustiva escalada, o bien, para atraerlo hasta ciertos puntos del mapa que por sí solo, no cruzaría ni borracho. Este líquido azul lo encontramos, mayoritariamente en pequeños barriles que nuestro héroe puede recoger o desenterrar del suelo, transportarlos y llevarlos hasta su hambriento destinatario. Una vez alimentado, Trico se levanta y se pone en marcha para seguir la marcha. Los barriles de líquido azul son, además, coleccionables para todos aquellos que disfruten del coleccionismo de trofeos ya que uno de ellos se basa en dar todos los barriles a Trico.
Pero el líquido azul no solo sirve para alimentar a guiar a nuestro amigo y compañero. En algunas ocasiones, su uso es totalmente perjudicial y debemos deshacernos del origen de este mejunje para que nuestro compañero recobre la cordura y atienda a nuestras indicaciones, algo similar de lo que ocurre cuando Trico se cruza con enormes collages de colores con forma de ojo. Ya sea por los vapores que desprende el potaje o por los coloridos símbolos, nuestro compañero entra en estado catatónico y debemos hacer que vuelva a su estado natural, a que vuelva a mirarnos con esos profundos y lacrimosos ojos negros.
Es importante atender al color de ojos que Trico muestra al jugador y que va desde el color amarillo al color morado. Los ojos de color amarillo significan que está totalmente embaucado con un barril; lo quiere y no hay forma de quitárselo de la cabeza. En estos casos es recomendable dárselo y que disfrute de la golosina, pero cuando nos encontramos con un caldero gigante, más vale que se lo quitemos de su vista o no habrá forma de avanzar en la aventura. El problema llega cuando la criatura cambia el color de sus ojos a morado. En ese caso, más vale que nos alejemos o nos resguardemos en su lomo, porque ha perdido cualquier tipo de cordura y se vuelve agresivo con absolutamente todo lo que le rodea.
¿Hay amenazas en The Last Guardian? Más allá de las alturas vertiginosas y las estructuras frágiles como mantequilla, sí, existen enemigos, unos soldados acorazados la mar de molestos que tienen como objetivo secuestrar al crío y llevarlo a una puerta que parece cruzar otra dimensión totalmente distinta a la que se desarrolla en la aventura. Trico se pone muy agresivo cuando ve a este tipo de soldados (ojos morados, precaución) y no pestañea a la hora de destruirlos a todos a base de manotazos. Una vez destruidas las amenazas, nuestra misión automática será tranquilizar a Trico acariciando distintas partes de su cuerpo, la respuesta al estímulo positivo es prácticamente inmediata.
Existen más amenazas y también existen formas de acabar con ellas de formas más creativas, sobre todo cuando conseguimos (en los primeros compases de la aventura) el escudo-espejo. Se trata de un artefacto que permite indicar a Trico donde debe disparar su cola láser. ¿Cómo? ¿Cola láser? Así es, nuestro partner tiene un arma secreta jamás antes revelada. Su uso nos permitirá romper paredes de dudosa robustez, limpiar zonas escombrosas o, porque no, disparar a nuestros enemigos y liquidarlos al instante. En los compases finales de la aventura, su uso será mucho más importante y marcará las diferencias frente las fuerzas que se enfrentan en lo más alto del Valle.
Conclusión
Han sido diez años, diez largos años repletos de multitud de incógnitas. Desde el papel de Fumito Ueda en Sony, hasta las dudas que asaltan a los jugadores cuando un desarrollo se prolonga tanto en el tiempo, con una nueva generación de consolas de por medio, para más inri. Mucho se había especulado, mucho se había temido, pero finalmente el juego ha llegado a nuestras manos con cierto clima de incredulidad. Contra todo pronóstico, el resultado ha sido excepcional; hoy podemos decir alto y claro aquello de “la espera ha merecido la pena”; ha merecido todos y cada uno de los días por los que The Last Guardian ha peleado por no morir en el foso. Solo puedo tener palabras de agradecimiento ante una experiencia que me ha retorcido todos y cada uno de mis sentimientos, donde el tiempo parecía correr demasiado rápido mientras apretaba los dientes en cada salto o me rompía la cabeza para encontrar el camino de salida.
No todo es perfecto, claro. La jugabilidad es el apartado que más debería mejorar, en el caso de hacerlo. La respuesta no es exactamente como nos gustaría y en algunos momentos, técnicamente parece exigir más de lo que requiere. Mucho he leído sobre que parece un juego de PS3 remasterizado, y os puedo asegurar que, quizás sí en zonas interiores donde el detalle no es tan palpable, pero para nada cuando salimos de un templo o una gruta y el sol toca nuestra casa. Ahí es donde vemos escenarios que ni por asomo PlayStation 3 sería capaz de mover. El nivel de detalle, las partículas, la iluminación, todo el follaje moviéndose como si tuviese vida propia, el cuerpo de Trico… No, para nada, PS4 es la plataforma perfecta para mover esa joya y estoy convencido que este título en una PS3 se hubiese dejando muchas cosas por el camino.
La experiencia ha sido enriquecedora y muy sentimental. He vivido los momentos de tensión como hace mucho no recordaba en un videojuego, he empujado a Trico en sus saltos más determinantes y he buscado barriles con cierta angustia cuando nuestro compañero más los necesitaba. Cada lanza que le clavaban a nuestra rata voladora me han dolido como si me las clavaran a mí; he calmado su histeria como si fuese mi propia mascota… En definitiva, me ha llegado a lo más hondo y me ha transmitido todo lo que Ueda pretendía transmitir y, aunque no tenga demasiada rejugabilidad (apenas hay coleccionables), es un título que necesita ser disfrutado por lo menos una vez al año, para que no se nos olvide el verdadero significado de lo que es y para qué sirve un videojuego.
Nos consolamos con:
- Una aventura emotiva, que ahondará en lo más profundo de los jugadores
- El vínculo con Trico va más allá de lo virtual
- Entornos preciosos, vivos y coloridos
- Narrativa perfecta y ritmo impecable, todo sazonado con una banda sonora de escándalo
Nos desconsolamos con:
- El control de nuestro protagonista es bastante tosco
- La cámara suele es bastante desesperante en espacios cerrados
- Alguna rascada de frames puntual pese a correr bajo PS4 Pro
- Poca rejugabilidad, más allá de volver a disfrutar de esta joya
Ficha
- Desarrollo: genDESIGN
- Distribución: Sony Computer Entertainment
- Lanzamiento: 7/12/2016
- Idioma: Castellano
- Precio: 69,95€
Deja una respuesta