Si buscamos en el diccionario el significado de la palabra odisea, encontramos tres grandes pilares que fundamentan su significado. El primer pilar se basa en medir un viaje como grande, largo o extenso. El segundo, se centra en adornarlo con elementos que lo transforme en una aventura y, finalmente, todo aquel que inicie una odisea, debe encontrar tanto situaciones adversas como favorables. Super Mario Odyssey reúne, sobradamente, todas esas cualidades que definen su sobrenombre: Es un gran viaje, largo, lleno de hazañas donde encontraremos temibles amenazas, pero también, momentos para disfrutar y divertirse compitiendo, incluso, contra nuestros amigos.
Shigeru Miyamoto nos advirtió hace dos años, en el E3 de Los Ángeles, que el nuevo videojuego de Super Mario rompería las convencionalidades de la saga – podéis imaginar, o recordar, la reacción masiva dada la polaridad tan marcada en la franquicia – En septiembre del año pasado, durante la presentación oficial de Nintendo Switch, se pudo ver los primeros segundos de vida de lo que sería el nuevo viaje del ex-fontanero. Mucha especulación, tanta como poca base para sacar cualquier conclusión, pero se abrió un interesante debate sobre cuál sería el mejor desarrollo para este nuevo título, si una vertiente más abierta y próxima a Super Mario 64 o Super Mario Sunshine, o bien, algo más lineal y directo al estilo Super Mario Galaxy. En enero de este mismo año, durante la presentación definitiva de la híbrida de Nintendo, dieron respuestas a tantas incógnitas: Super Mario Odyssey se inspiraría en los juegos de mundo abierto y nos ofrecería una nueva vuelta de tuerca en la saga, con la incorporación de un nuevo gimmick en el cual se centraría toda la aventura: Cappy, el sombrero mágico que es capaz de poseer al enemigo y adoptar su forma y sus habilidades para abrir paso a nuestro héroe bigotudo de una forma jamás vista antes.
El viaje de nuestras vidas
No engaño nadie si digo que este juego es la mayor aventura que ha vivido Mario en una consola de Nintendo. Podríamos comparar su envergadura con otro título que compite directamente con Super Mario Odyssey como mejor juego del año: The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Tampoco engañaría nadie si os digo que esta nueva propuesta tiene una de las producciones más ambiciosas y arriesgadas de Nintendo, aun a pesar de la simpleza que caracteriza las historias de sus propiedades intelectuales más importantes. Somos muchos los que sabemos que, precisamente, no jugamos a un plataformas de Nintendo por su historia, pero en este título “algo no acaba de ir del todo bien” y lo pongo entre comillas y forma irónica porque empezamos a ver elementos totalmente inéditos en la saga Mario Bros; elementos tales como una fotografía más artística, unos planos más expresivos, diálogos más profundos y un Super Mario que recibe más palos de los que nos tiene acostumbrados. Eso es un modo más de avanzar en la franquicia, de dar un paso adelante e innovar en cómo caracterizar y humanizar a un personaje, aparentemente, con tan poca evolución como Super Mario.
Tras una escena de acción épica a bordo de un barco volador, Bowser consigue quitarse de encima a nuestro héroe. Tras un aterrizaje del todo accidentado, Mario y Cappy unen fuerzas por un bien común, recuperar a sus chicas. Mario debe evitar, a toda costa, que su archienemigo contraiga matrimonio con la Princesa, y Cappy, por su parte, debe recuperar a su querida, que es nada más y nada menos que la tiara con ojos que porta Peach en su cabeza como complemento de traje nupcial. Nuestro primer escenario se llama Reino Sombrero y en él, aprenderemos a manejar los controles básicos tanto de Mario como de Cappy. Casi de casualidad, el binomio forjará una alianza que durará cerca de 25 horas, pudiendo llegar a estirarse hasta las 50, o 60, o quién sabe cuántas horas vas a dedicarle a Super Mario Odyssey porque si algo tiene el juego, es contenido hasta aburrir.
Tras el prólogo, algo en nuestro interior nos dice que Super Mario Odyssey no va a ser un juego cualquiera, que esto no va a ser un plataformas más. Y de nuevo, hago hincapié en la producción fabulosa que rezuma esta aventura, mundo tras mundo. Si nuestra sensación inicial es que “este no es el juego continuista que esperaba” todo se acentúa mucho más cuando llegamos al primer reino del juego tras el prólogo, el Reino de la Cascada el cual nos dejará, simple y llanamente, con la boca abierta, por muchos motivos. El primero, el más resultón: su belleza; el segundo, por su envergadura, el tercero, porque sirve de escenario para poder conseguir nuestra nave espacial, la Odyssey, que nos permitirá recorrer esta aventura; y último, por la epicidad de su tema musical, algo que me ha trasladado años atrás cuando sonó, por primera vez en mis odios, el Hyrule Field Theme de The Legend of Zelda: A Link to the Past con Link ya transformado en el único héroe capaz de liberar Hyrule de las fuerzas del mal. Esa épica, ese compromiso con el juego, con sus protagonistas, con nuestra misión conjunta. Así de contundente comienza Super Mario Odyssey.
El Rey que desea contentar a todos
Si analizamos un poquito más en detalle el desarrollo de Super Mario Odyssey podemos identificar, nuevamente, tres grandes pilares. El primero, y más destacable sin duda, son los escenarios, algunos de ellos realmente grandes, tanto que compiten en envergadura con lo visto en Super Mario 64 o Super Mario Sunshine. En estos escenarios encontrarás absolutamente de todo, desde monedas para comprar en las tiendas Crazy Cap, monedas moradas que sirven, también, para comprar ropa exclusiva y/o souvenirs, y lunas, muchísimas lunas. Estos últimos coleccionables serán los que nos hagan progresar en el juego ya que su poder se transforma en “combustible” para que nuestra nave Odyssey adquiera más potencia y pueda viajar a nuevos reinos, que no son seis ni ocho, son unos cuantos más. Como puedes ver, el desarrollo de la aventura progresa como puede hacerlo cualquier Mario 3D, con un número determinado de estrellas, soles o lunas que nos permita abrir nuevos caminos. Hasta aquí, todos contentos.
Algo que pude comprobar en la Barcelona Games World y que queda patente en el juego final, es que los mapas, además de ser grandes y extensos a nivel horizontal y vertical, nos “obligan” a explorar en profundidad todos sus recovecos, con el aliciente de obtener una recompensa en cada uno de ellos. Es una de las cosas que remarqué en el avance del juego hace unas semanas y, en realidad, es una característica mucho más grande de lo que podría haber llegado a imaginar, con localizaciones que proliferan en rutas y secretos de la manera más enfermiza, lo que invita al jugador a tomar distintos caminos y casi siempre, todos ellos, acaban con un premio. Algo que me ha sorprendido es visualizar el mapa desde distintas latitudes y ángulos y divisar lunas o tuberías en los rincones menos esperados. También es importante utilizar la cámara con frecuencia para buscar puntos muertos o rincones ocultos; si tu intuición te dice que en ese saliente hay algo, hazte caso, hay algo… En definitiva, el juego está diseñado para hacer de todo salvo alguna restricción que poco o nada tiene que ver con el diseño de escenarios, sino a nivel más argumental.
El segundo pilar que conforma Super Mario Odyssey son las plataformas, como género, claro. En este sentido, hay que reconocer que no está al nivel de Super Mario Galaxy, ni tampoco lo pretende pues el enfoque de base es totalmente distinto. Esto, de base, no significa que el componente no exista, solo está más integrado y diluido en el inmenso conjunto de sus escenarios. Era evidente que el groso de la aventura residía en la exploración, pero que nadie se equivoque, las plataformas están, los niveles exclusivamente enfocados al plataformeo más clásico y creativo, están, y por mucho mundo abierto que parezca ser, Super Mario Odyssey es un juego de plataformas, distinto, con mucho carácter y ganas de contentar a todos los sectores pro Mario – inserte su juego 3D favorito aquí –.
Tenemos, por ejemplo, zonas de plataformeo casi siempre en la antesala a las batallas contra los jefes finales. Durante este trayecto, también encontraremos tuberías retro que nos meterán y transforman en protagonistas de una fase clásica de Super Mario Bros donde los píxeles y las plataformas más icónicas hacen acto de presencia. Pero lo que realmente va a agradar a los puristas de los plataformas 3D de Super Mario son la cantidad de puertas rojas que hay repartidas en todos los reinos y que, si me permitís el símil, las compararía a los Shrines de Breath of the Wild. ¿Por qué esta comparación? Sencillo. Lo que esconden en su interior estas puertas es un nivel de plataformeo puro y duro, ADN Super Mario Galaxy al 100%, claro que no es un nivel completo, sino que podría representar un tramo determinado de un nivel cualquiera. En Breath of the Wild, las Shrines también son pequeñas porciones de puzles que podríamos encontrar en una mazmorra clásica de Zelda, por lo que, si se me permite la comparación, me parece una estrategia muy acertada por parte de Nintendo, en ambos casos.
El tercer pilar importante de Super Mario Odyssey es sin duda el papel de Cappy. Como he explicado antes, sus poderes hacen que la franquicia, nuevamente, se renueve y encuentre nuevas formas de expandir experiencias sin caer en la repetición. Ser y controlar un Hammer Bro, un Bill Bala, un Goomba (o decenas de ellos), un Chain Chomp o al mismísimo Lakitu es algo que nunca antes se había hecho en la saga y me parece uno de los componentes, no solo nostálgicos, sino a niveles de fanservice más brutales que podrás sentir jamás; cuando Cappy posee a alguno de estos enemigos, adoptamos sus movimientos y habilidades especiales para, esta vez, obrar en nuestro beneficio. Además, muchos tramos de los reinos que visitamos en el juego están adaptados a alguno de estos enemigos, por lo que, las posibilidades de conseguir más extras se multiplican, pero sobretodo, la forma de conceptualizar las plataformas en el universo Super Mario cambia por completo siendo de todo menos Super Mario.
Lamentablemente, lo que os cuento, en cualquiera de los tres pilares que he desarrollado, representan la punta del iceberg que algo mucho más grande en su interior y que, por spoilers obvios, no puedo contaros. Super Mario Odyssey es mucho más grande de lo que podéis llegar a imaginar. Me encantaría poder decirlo, o no, la gracia es que descubráis vosotros mismos de lo que estoy hablando, Jugad a esto, ¡ya!
Una boda que evitar y un mundo que salvar
Hemos hablado del significado de viaje, que como bien he dicho, se desarrollará a través de muchos y muy distintos reinos. Hemos hablado, también, del significado de aventura, donde la exploración, las plataformas y poseer a nuestros enemigos serán los componentes que marcarán el ritmo de Super Mario Oddysey. Falta el último gran pilar para que toda odisea funcione: las situaciones adversas y favorables. Cuando lleguemos a cada uno de los mundos nos toparemos con vida, con seres autóctonos de cada uno de los reinos, algunos conocidos y otros totalmente inéditos en la saga Super Mario. Son ellos los que nos dan otro matiz más a nuestra aventura, son ellos los que nos plantean sus temores y sus problemas y eso se convierte en misiones principales o encubiertas que, como evidentemente pensarás, obtendrás recompensa. Marcaros a fuego esto, la llegada al Reino Comopolita y el final del mismo, me sacaron una lágrima de emoción, sobre todo el final, ¡vaya final! Pero no todo es melancolía, en cada uno de los pueblos siempre hay algún motivo de celebración, incluso tras derrotar a un jefe final, muchos de los problemas de los habitantes se solucionarán y aparecerán nuevas misiones, más contenido, más horas de diversión.
Pero todo viaje llega su fin y al final del camino de Super Mario Odyssey solo puede quedar una cosa, buenas sensaciones. Si encima, eres un fanático de la saga desde los años 80, todo te va a parecer un homenaje, un recorrido histórico precioso por el museo de la nostalgia. Lo mejor de todo es que para muchos, el viaje no termina irrumpiendo en un enlace matrimonial, en realidad es todo lo contrario. El contenido post-juego es tan abrumador y ofrece tanta variedad de cantidad y dificultad, que todo el mundo, sin excepción, quedará encantado con la experiencia global. El juego es un engranaje perfecto, equilibrado y calibrado para funcionar a la perfección, sin fisuras. Está pensado para disfrutar con calma con tranquilidad y sin presionar al jugador siempre y cuando éste no esté dispuesto a dejarse presionar. Super Mario Odyssey es el juego Made in Nintendo perfecto.
Conclusión
Super Mario Odyssey condensa un recorrido histórico de más de 30 años y el juego así te lo transmite bombeando sin pestañear decenas de detalles y guiños que van desde Super Mario Bros hasta Super Mario 3D World. Y lo peor no es eso, lo “peor” es que toda esta locura emocional se desarrolla en un gigantesco, hermoso y variado escenario de fondo, con un montón de cosas por hacer y un montón de coleccionables que obtener, porque, si en algo toca el techo este juego es en su componente de exploración y diversión mientras recordamos qué elementos han hecho grande a Super Mario, con fases plataformeras a la vieja y nueva escuela. Como ya he comentado antes, se trata de un engranaje perfecto que hace funcionar distintos elementos entre sí para crear un conjunto único, con un ritmo perfecto. Incluso se atreve a añadir un componente multijugador con ránquines mundiales para comparar nuestras puntuaciones con el resto de mortales y/o amigos, y así darle un punto competitivo a la cantidad indecente de minijuegos que también incorpora.
Por otro lado, añadir a Cappy como el gimmick estrella de esta entrega es todo un acierto porque Super Mario Odyssey ya no trata exclusivamente de ir con Mario realizando los mismos movimientos para superar los niveles como siempre los hemos superado, logrando el mismo objetivo de siempre. Transformarnos en las amenazas más comunes de la saga otorga al periplo otra dimensión, una que es totalmente desconocida para el jugador, y el verdadero acierto de la odisea es adaptar el clásico componente de plataformas a un control totalmente inédito e irreconocible. Esto hace grande al juego, eso le da un puntazo de novedad, lo fácil hubiese sido hacer un Super Mario Galaxy 3 con 480 estrellas y un diseño de niveles envidiable (que ojalá) pero Nintendo ha arriesgado, y ha acertado, una vez más.
Más allá de la emotividad y originalidad de Super Mario Odyssey, se nota y respira el incontestable trabajo y talento que hay detrás del título, desde la producción hasta la ejecución. Con un gran esfuerzo por ofrecer el máximo resultado posible en su versión definitiva pues, recordemos, el juego apuntaba a funcionar a 720p tanto en modo portátil como en sobremesa, y ha terminado corriendo a 900p en modo dock manteniendo los 60 frames por segundo y una estabilidad asombrosa. Y qué decir, se ve de lujo y se juega de maravilla para montar las piezas que monta. Sin duda, el juego del año, quizás de la generación y de la próxima, quizás hasta una nueva cita con el Rey.
Nos consolamos con:
- La exploración y como prolifera ofreciendo horas y horas de diversión directa y sin fisuras
- El colorido y el carisma de los mundos, es hermoso cómo luce todo en Switch
- El tramo final es brutal, fanservice puro
- Todo el contenido una vez terminado el juego duplica, como mínimo, la duración base del juego
- Las fases de plataformeo siguen ofreciendo originalidad y frescura
- Cappy es el gimmick perfecto para ofrecer la innovación que la saga necesitaba
Nos desconsolamos con:
- Que se use los JoyCon como control recomendado, pese a poder hacerlo todo con otros controles, limita las formas de jugar y su comodidad
- Me ha faltado mis queridos Koopalings, los adoro, los Broodals no os hacen ni sombra
- He echado en falta a los Boos, un mundo en una mansión encantada hubiese puesto el broche de platino
- Pese a tener una banda sonora realmente buena, te extrañamos Kojii Kondo
Ficha
- Desarrollo: Nintendo EPD
- Distribución: Nintendo
- Lanzamiento: 27/10/2017
- Idioma: Textos en Castellano
- Precio: 59,95 €
No entiendo la política de Nintendo,el porque conformarse en vender unos dos millones de copias de este Mario cuando podían haber vendido más del doble en estos días si lo hubieran sacado también para wiiu,de paso haber cerrado el ciclo de esta con un poco más de dignidad y no haberla dejado tirada como han hecho.Espero que recapaciten y en un futuro no muy lejano salga este Mario para Wii u,si fueran espabilaos lo sacaría y me aseguraba como mínimo unos siete u ocho millones más de copias vendidas.
No veo que vendiese muchas unidades más en Wii U porque, a estas alturas, quien no te dice que los ususarios de Wii U no tengan ya una Switch? Ni tampoco te asegura que, porque sea multiplataforma, vaya a vender por igual. Breath of the Wild ha vendido 2 veces menos en U que la versión de Switch y si vendió eso, es porque salió el mismo dia que una consola nueva, consola que ya está más que consolidada actualmente.
Además, son 2 millones en 3 días y las que quedan, con navidades en el horizonte. Wii U está muerta, tuvo una muerte digna con Breath of the Wild.