La saga Star Wars necesitaba un juego ganador tras una serie de traspiés en el mundo de los videojuegos. Tenemos la debacle de los micropagos de Battlefront II (aunque ahora el juego está en un estado de forma sensacional, todo hay que decirlo), la cancelación de varios juegos para un jugador (1313 y el que estaba en desarrollo por Visceral Games), con que había muchas expectativas puestas en Jedi: Fallen Order.
Al fin y al cabo, es el primer título de estas características que llega esta generación (sin contar con Vader Immortal al ser exclusivo de VR), y tanto los fans como Electronic Arts necesitaban un éxito rotundo. Es ahí donde entra Respawn Entertainment, estudio que va de éxito en éxito con Titanfall 2 (no me cansaré de recomendarlo) y Apex Legends, además de estar desarrollando un nuevo Medal of Honor. ¿Podrá este equipo traernos el juego de Star Wars que traiga el equilibrio a la Fuerza, o sucumbirá al Lado Oscuro?
El resurgir de la Orden Jedi
La historia de Jedi: Fallen Order nos sitúa en ese periodo tan explorado entre los Episodios III y IV, donde ya tenemos bastante material entre series de televisión y hasta los dos spin-offs. En esta ocasión seguimos a Cal Kestis, un joven Padawan que sobrevivió a la Purga de los Jedi a manos del Imperio, y desde entonces, se oculta como chatarrero en un planeta remoto. Sin embargo, un día debe usar la Fuerza para salvar a su amigo de una muerte segura, lo que atrae la atención del Imperio y sus peligrosos Inquisidores (poseedores de la Fuerza que no llegan a ser Sith, y que cazan a los Jedi de forma implacable), iniciando de nuevo su huida.
Por suerte, esta vez no está solo, ya que es rescatado por Cere y Greeze. La primera es una antigua Jedi que se ha cerrado por completo a la Fuerza, mientras que el segundo es un piloto al que le encanta apostar… y cocina de lujo, lo cual nunca está de más. Juntos, deciden empezar un viaje en contra del Imperio, para recuperar un holocrón guardado por el maestro Cordova, donde hay un listado con niños sensibles a la Fuerza, con la esperanza de hacer renacer la Orden Jedi.
Sí, la trama se puede definir a grandes rasgos como «la búsqueda del McGuffin» de turno, pero por suerte, Jedi: Fallen Order hace que el viaje merezca mucho la pena gracias a sus personajes. Al inicio, Cal me pareció un protagonista bastante «meh», ya que es el típico personaje joven y algo chulito, diseñado para ser un protagonista prototipo y de los que caen bien. Cere me parece el personaje más fascinante, pero por suerte, Cal logra tener un claro desarrollo, y al final logra convertirse en alguien por el que preocuparnos. También ayuda que siempre vaya acompañado de BD-1, el nuevo robot de la franquicia que nos robará el corazón desde su primera aparición.
La villana principal del juego, la Segunda Hermana, es también un acierto, al igual que otros personajes que iremos conociendo en nuestras aventuras. Al final, me quedé con la sensación de estar ante el equivalente a una temporada más de Star Wars: Rebels, al mostrarnos cómo evoluciona este grupo de personajes, y ahondar en varios aspectos nada explorados en las películas, como la creación de estos Inquisidores, qué ocurrió con Dathomir tras las Guerras Clon, etc. ¿Es el mejor argumento de la historia? En absoluto, pero funciona perfectamente como ampliación a lo visto en las series de animación (The Clone Wars y Rebels es lo mejor que ha dado la saga en años), y con eso, ya me han ganado por completo.
Tomb Souls: Jedi Die Twice
Ya hemos visto que en la trama, los chicos de Respawn Entertainment han hecho un gran trabajo en Star Wars Jedi: Fallen Order, pero si eso no se ve acompañado por un buen apartado jugable, entonces este castillo de naipes se derrumbaría. Afortunadamente, no es el caso, ya que el estudio ha creado una propuesta muy sólida, mezclando elementos de muchos juegos para crear una especie de Frankenstein que ha salido bien parado.
Pero vayamos por partes, ya que hay mucho que contar. La principal inspiración para las mecánicas es claramente la saga Dark Souls, e incluso el más reciente Sekiro: Shadows Die Twice. Esto se traduce en un juego desafiante, donde los puntos de control funcionan como las hogueras de la saga de From Software, de modo que al morir, perdemos la experiencia acumulada, y tenemos que volver al punto donde acabaron con nosotros, para recuperarla atacando al monstruo que nos abatió en la otra vida.
En cuanto al combate, la principal mecánica es el parry. Con nuestra espada láser podremos bloquear casi cualquier ataque, pero si bloqueamos justo antes de recibir el ataque enemigo, podremos contraatacar. Tanto nosotros como los enemigos con algún tipo de arma cuerpo a cuerpo tenemos una barra de resistencia del bloqueo, de modo que si se reduce por completo, el personaje en cuestión acabará noqueado. Esto nos «fuerza» a usar los parrys para no reducir nuestra defensa, pero sí hacer mella en la del oponente, hasta que al final podamos soltar nuestros golpes devastadores.
La espada láser no hace al Jedi, al tener que usar también la Fuerza, y aquí tenemos unas cuantas habilidades a nuestra disposición, como frenar a los enemigos (u objetos), empujarlos por salientes, atraerlos hacia nosotros, etc. Esto nos abre las opciones de combate bastante, sobre todo a medida que vamos desbloqueando más ataques mediante el sistema de progresión.
Pese a que Jedi: Fallen Order es un juego desafiante, no os preocupéis, porque nunca llega a las cotas vistas en los Dark Souls ni muchísimo menos. Para empezar, tenemos 4 niveles de dificultad entre los que escoger, indicándonos el juego en qué cambia cada nivel: el tiempo que tenemos para que el parry se considere como tal y no un bloqueo estándar, la agresividad de los enemigos, el daño que recibimos y el daño que hacemos. En cualquier momento podemos variar la dificultad, por lo que si el juego nos parece demasiado fácil o demasiado complicado, podemos ajustarlo a placer, algo que siempre se agradece.
Pero no solo de Soulsborne vive el Jedi, ya que a la hora de plantear la estructura del juego, el resultado está muy cercano a lo visto en los Tomb Raider recientes. Por tanto, tendremos unos mapas más o menos lineales (separados para cada planeta, como os obvio), pero con bastantes bifurcaciones para esconder todo tipo de secretos. Además, hay ciertos toques de «Metroidvania», al necesitar habilidades para acceder a regiones que vemos al principio, pero que todavía son meros sueños.
La navegación por las fases es excelente, y el diseño de los niveles es muy bueno, al poder ver claramente las diferentes zonas de un planeta por las que podemos ir a lo lejos, lo que da la sensación de ser un lugar real y no uno artificial creado en exclusiva para el juego. El mapa que despliega el bueno de BD-1 también está muy bien, para indicarnos claramente el número de cofres y secretos por zona (pero no de «ecos», o básicamente, grabaciones a encontrar), o mostrarnos mediante iconos rojos a qué áreas podemos acceder o no en función de nuestras habilidades (o las de BD-1), para que no estemos dando vueltas como un pollo sin cabeza. Es cierto que no habría estado mal un sistema de viaje rápido entre los puntos de meditación (las hogueras) para cuando estamos buscando absolutamente todos los secretos, pero gracias a los atajos que vamos abriendo, ir de un lado a otro de cada planeta será bastante sencillo.
Junto a todo el tema de la exploración, hay bastantes puzzles y secciones de plataformas, recordándome de nuevo a las aventuras recientes de Lara Croft e incluso a Prince of Persia. Esto permite que haya una buena variedad entre el combate, la exploración, los puzzles y las plataformas, creando un conjunto que nos puede durar unas 10-12 horas con facilidad, y más si queremos conseguirlo todo.
Por desgracia, nada es perfecto, y hay ciertos aspectos de cada una de estas partes que conforman Jedi: Fallen Order que caen en el Lado Oscuro. En el lado del combate, me ha parecido bastante absurdo que los combates contra las bestias de cada planeta sea más duro que contra los propios Inquisidores o demás jefes finales del juego. No exagero al decir que me han matado más veces los sapos, arañas y hasta cabras de la galaxia que los miembros del Imperio. En esta dificultad influye que los ataques de las bestias no están tan bien telegrafiados como los de los humanos, por lo que cuesta más esquivarlos o bloquearlos.
A título más personal, también me hubiera gustado algo más de espectáculo en el sistema de combate. Es cierto que las peleas pueden llegar a ser intensas, pero me faltaban las florituras o el poderío de los Jedi que hemos podido ver en las series de animación. Los combates contra los Inquisidores no me han parecido un espectáculo, aunque esto es algo más bien personal, ya que quizá lo que quería ver era un hack and slash a lo Devil May Cry 5, sin llegar a la locura de El Poder de la Fuerza (todos los personajes estaban muy «chetados» respecto a lo visto en las películas), pero que permitiera combinar mejor la gracilidad de los Jedi a la hora de pelear junto a su agilidad.
Otro problema son los bugs que plagan el juego, y si bien se han ido reduciendo en las últimas semanas gracias a diversos parches, todavía sigue habiendo unos cuantos. En más de una ocasión el bueno de BD-1 no me ha lanzado el vial de curación pese a haber pulsado el botón (no te culpe BD-1, que eres tan mono que no se te puede echar nada en cara), o lo que es peor, algunos enemigos se quedan bloqueados en alguna animación, o directamente su IA es como si dejara de funcionar hasta que les damos un buen golpe. No es que rompan el juego, pero sí hacen notar que le faltaba algún tiempo en el horno para poder terminar de pulir estos defectos.
Pasando a las secciones de plataformas, mi pega principal está en los dichosos toboganes. Hay demasiados, y lo peor es que el control en ellos es bastante pobre. Cuando nos piden hacer giros cerrados, a la vez que mantenemos la velocidad, es fácil rozar (o simplemente acercarnos) el borde, lo que nos hace frenar en seco y luego caer en el siguiente salto. Es cierto que solo perdemos un poco de vida al caer por un barranco y volvemos al último lugar sólido disponible, pero es, nuevamente, algo que se debería de haber cuidado un poco más.
Esto nos lleva al último problema que tengo con la estructura del juego: las recompensas que nos dan. En los mapas de Jedi: Fallen Order vamos a encontrarnos montones de cofres con elementos estéticos, ya sea un nuevo color para BD-1, la nave en la que viajamos (la Mantis), el poncho de Cal o elementos para personalizar la espada láser. Es genial que haya tantas recompensas visuales sin ningún tipo de DLC, para que desbloqueemos todo jugando… Pero el problema es que la mayoría de recompensas son simplemente colores diferentes para diseños que ya tenemos.
Quitando la personalización de la espada láser (que me encanta), cuando superaba una zona oculta desafiante y al final había un cofre con el mismo poncho pero con dos colores ligeramente distintos, es fácil sentirse decepcionado. Y esto ocurre con casi todos los cofres del juego. Cuando al final de una zona secundaria hay un «Secreto» (parte de aumento de salud, Fuerza, o un botiquín más) me sentía perfectamente recompensado. En el caso contrario, para nada. Prefería hallar un eco para al menos conseguir más experiencia, que al menos era útil.
La solución habría sido «fácilmente» el meter skins o recompensas mucho más llamativas. Uno de los aspectos que más me gustaba de El Poder de la Fuerza era cómo en cada planeta íbamos vestidos de alguna forma diferente, así que se podría haber tirado por ahí. O incluso permitirnos ir con un traje de Inquisidor, de Stormtrooper o hasta de Wookie. ¿Rompería algo el realismo? Sí, pero esa es muchas veces la gracia de las skins absurdas y locas. Es cierto que el viaje es muchas veces la recompensa en sí misma, pero si hay otra al final, como que mejor todavía.
¡Adiós al Frostbite en un juego de EA!
Pasando a los aspectos técnicos, algo sorprendente de Jedi: Fallen Order es que no se haya desarrollado con el motor Frostbite como la mayoría de juegos de la compañía. En su lugar, se ha empleado el Unreal Engine 4, y los resultados son tanto positivos como negativos. Por un lado, el arte del juego es increíble, con algunos escenarios preciosos y llenos de vida, transportándonos a esta galaxia muy, muy lejana, como ya lo han hecho las películas y series de televisión con anterioridad. Además, las animaciones de los personajes están muy logradas, sobre todo en las cuidadas escenas de vídeo.
Por desgracia, aquí también hay pegas, y la más obvia es el rendimiento. He jugado en Xbox One X, y me he topado con varios tirones. Sí, se han reducido con parches, pero todavía es relativamente fácil encontrarse con ellos. En otros momentos, si vamos muy rápido corriendo, nos pararemos para ver una pantalla de carga en algunos escenarios, lo que rompe el ritmo de la acción. También hay texturas que no cargan a tiempo y nos hacen ver algunos escenarios mucho más planos. Ah, y el diseño de los wookies me parece increíblemente mejorable.
Al menos, en el sonido es imposible ponerle pegas. La banda sonora es, como siempre en la franquicia, una maravilla, usando los temas icónicos en los momentos perfectos para aumentar su fuerza. Los efectos de sonido son los que ya conocemos de la película, con que cero pegas en ese sentido. El doblaje al castellano es otro aspecto muy cuidado. El actor Adrián Viador (Barry Allen en la serie «The Flash») le viene genial a Cal, completando la gran actuación que trae el actor Cameron Monaghan (Jerome en «Gotham»). No hay ninguna voz que suene mal en todo el juego, para mantener esa sensación de estar ante un producto muy cuidado de la franquicia Star Wars.
Conclusión
Los chicos de Respawn Entertainment han hecho un trabajo excepcional con Star Wars Jedi: Fallen Order, ya que han logrado crear un juego completo, divertido y que parece una temporada más de las fantásticas series de animación que nos ha dado la franquicia en los últimos años. La trama funciona muy bien, las mecánicas son geniales y nos ha dado al mejor robot de la saga en la forma de BD-1.
Es cierto que, a la hora de la verdad, estamos ante un collage de lo mejor de varios títulos recientes, pero no hay nada de malo en eso. Lo que sí es mejorable es la falta de pulido global que tiene el juego, como si le hubieran faltado un par de meses más en el horno para estar a tope de midiclorianos. No por fallos que nos impidan disfrutar el juego, sino para limar estas asperezas.
Es algo que me recuerda a lo que pasó con el primer Uncharted. El juego era bueno, pero había potencial para mucho más, y sabéis hasta dónde ha llegado Naughty Dog. Pues bien, creo que Respawn Entertainment puede hacer lo propio con Star Wars Jedi: Fallen Order, así que, pese a haber disfrutado mucho con el juego, estoy deseando ver cómo nos sorprenden con una secuela con el potencial a ser el mejor juego de toda la franquicia.
Nos consolamos con:
- Buena historia con geniales personajes
- BD-1 es el mejor robot de toda la franquicia
- Excelente diseño de niveles
- Escenarios preciosos que nos transportan a una galaxia muy, muy lejana
Nos desconsolamos con:
- Varios bugs y falta de pulido en general
- Los toboganes constantes y su control mejorable
- Que las bestias sean más peligrosas que los Inquisidores es extraño
- Las recompensas estéticas que nos ofrecen suelen ser muy poco satisfactorias
Ficha
- Desarrollo: Respawn Entertainment
- Distribución: Electronic Arts
- Lanzamiento: 15/11/2019
- Idioma: Textos y Voces en Castellano
- Precio: 59,99 €
Diego says
¡Aprende a escribir! Sólo me he registrado para esto, es terrible tener que leer tantas faltas en un análsis tan corto. A lo mejor yo no escribo tan bien, pero tampoco cobro por ello.
Luis Miguel Calzada says
Al final todos somos humanos, y alguna falta siempre se puede colar 😉