Cuando estamos ante una saga, es normal ver cómo se introducen unos sistemas o un estilo de juego para perfeccionarlo en futuras entregas. Bueno, pues en Flying Wild Hog no piensan así en lo que a la franquicia Shadow Warrior se refiere. El reboot de la saga comenzó en 2013 con un FPS de estilo arcade, lineal, pero muy divertido. Para la segunda parte, decidieron saltar al looter shooter, con elementos procedimentales y un fuerte énfasis en el cooperativo.
Para Shadow Warrior 3, la influencia ha estado clara: DOOM Eternal. La obra de id Software está entre lo mejor que puede ofrecer el género del FPS, con que es normal que sirva como base para muchos otros títulos en venir. Así que preparad la katana, un repertorio de chistes malos y un montón de armas, que hay un mundo que salvar, muchos demonios que aniquilar y chascarrillos que soltar.
Los Guardianes de las Tierras Sombrías
Hay juegos en los que la historia está muy, muy, muy por abajo en la lista de prioridades, y Shadow Warrior 3 es uno de esos títulos. La saga siempre se ha caracterizado por plantear situaciones interesantes, dejar que el protagonista Lo Wang suelte más y más chistes malos, y dejarnos destruir toda clase de demonios inspirados en el folklore japonés. Bueno, pues eso se ha mantenido, ofreciendo una historia ligerita, que en cierto sentido recuerda en cuanto a estilo a Guardianes de la Galaxia.
Para ponernos en situación, al final de la segunda parte Lo Wang parecía haber salvado el mundo, pero liberó un gigantesco dragón de las Tierras Sombrías que iba a acabar con el mundo. Intentó detenerlo, pero fracasó estrepitosamente y ha perdido su «mojo» de ninja súper guay del paraguay. Es el antiguo villano Zilla el que, al ver cómo el mundo se va a ir a la porra, le pone a Lo Wang otra vez en marcha con un plan que involucra la máscara de su amigo Hoji.
Así comienza un viaje de lo más disparatado, con unas escenas de vídeo bastante divertidas, un mapache toca-máscaras y muchos chistes malos. ¿Lo bueno? Para disfrutar Shadow Warrior 3 no hace falta haber jugado a los anteriores, al ponernos al día sobre quién es quién o qué se necesita. Ahora bien, no esperéis aquí una trama que pase de entretenida, ya que sirve más como vehículo para llevarnos de un escenario a otro, y lo más importante, de un tiroteo al siguiente.
Aprendiendo de DOOM Eternal
En Shadow Warrior 3 nos encontramos ante niveles 100% lineales, sin secretos ni nada por el estilo. Básicamente, se dividen en arenas de combate y secciones plataformeras que las interconectan. El foco de atención obviamente está en los tiroteos, donde Flying Wild Hog ha tomado el estilo de diseño de DOOM Eternal. Así que, Lo Wang cuenta con recursos limitados en todo momento, siendo los enemigos tanto nuestros obstáculos como los reponedores de salud y de munición.
¿Cómo los recuperamos? Por un lado, la munición se obtiene al matar enemigos con nuestra espada. Hay un botón del mando dedicado a la espada, por lo que siempre la tendremos a mano para cambiar de ataque a distancia al cuerpo a cuerpo, y viceversa. En esta ocasión, sólo tenemos la espada de Lo Wang, por lo que nada de garras u otras armas cuerpo a cuerpo. Es una pena que no haya más opciones, pero es cierto que ofrecen un diseño más directo y claro.
¿Que nos vamos quedando sin salud? Entonces a aniquilar enemigos con las armas a distancia, o realizando una ejecución para recuperarnos al completo. De ambas formas, obtendremos orbes de energía para cargar el remate, y en cada arena habrá puntos donde recuperar algo de salud y munición. Gracias a este diseño, se consigue lo mismo que en DOOM Eternal: que nos movamos sin parar, usemos todo nuestro arsenal, y sepamos priorizar enemigos.
Los demonios más pequeños son infinitos, y aparecen no para molestarnos, sino para darnos esas balas o HP extra que necesitamos al enfrentarnos a los demonios más poderosos, que son los que cuentan. De hecho, al acabar con todos los bichos gordos, los pequeños morirán automáticamente. Ahora bien, cuando Shadow Warrior 3 nos lanza decenas de enemigos de todos los tamaños, formas y colores, esta distinción de «piñata demoniaca» y «enemigo de verdad» no es tan fácil, haciendo más satisfactoria cada victoria.
¿Seguro que no somos un piloto de Titanfall?
Mientras Lo Wang perdía su mojo, claramente ha jugado mucho a Titanfall 2, porque ahora en Shadow Warrior 3 el plataformeo es fundamental. Para empezar, podremos correr por las paredes que tengan una especie de musgo, algo que se usa en las arenas de combate y entre ellas. Es al final una forma más de poder movernos por los entornos, junto al doble salto y la esquiva.
A esto hay que sumar el gancho, ya sea para acercarnos a un enemigo, arrearle una buena onda expansiva como si fuéramos un Jedi… O simplemente meterle un escopetazo hasta reventarle los intestinos. Es una herramienta increíblemente versátil, al permitirnos movernos rápidamente y por el aire de un punto de las arenas de combate a otro.
¿Y qué pasa con las plataformas? Pues que son sencillas, pero divertidas. Nunca nos vamos a encontrar algo tan loco como en Titanfall o Mirror’s Edge, pero sirven bien para momentos «tranquilos» entre tanta acción. Será aquí cuando haya más diálogos para ir avanzando un poco la ligera trama, o sencillamente, para soltar más chistes. Así que de nuevo, un elemento que funciona bastante bien, tanto por separado como al interconectarlo con los demás.
Mejora, pero sin explorar
Como os podréis imaginar, hay un sistema de mejoras para que notemos cómo nos vamos a hacer más fuertes. Esta progresión se consigue mediante unas esferas de personaje y de armas, que se consiguen avanzando (de nuevo, todo es tan lineal que los secretos brillan por su ausencia) o completando una serie de desafíos. Con las mejoras del personaje, podremos hacer que la salud aumente o se regenere sola, además de mejorar nuestro golpe de Chi/empujón de la Fuerza.
Lo interesante está en las armas, ya que además de hacer que su munición aumente, irán ganando diversos beneficios especiales. Por ejemplo, con el revólver provocaremos una explosión con cada tiro a la cabeza, mientras que el cañón podrá atravesar a los enemigos para arrasar con grupos de demonios como los pillemos alineados.
Todas las armas de Shadow Warrior 3 son increíblemente satisfactorias de usar desde el primer momento, y a medida que las mejores, más todavía. Además, todas tienen funciones bastante claras en los combates. Por ejemplo, el lanza-cuchillas noqueará temporalmente a los enemigos, mientras que el lanzagranadas nos vendrá perfecto para dañar a varios rivales de golpe. Al sumar la katana (de nuevo, a un botón de distancia), logramos un equipamiento que no es el más grande de los FPS, pero vaya si no es efectivo.
¿Te alegras de verme o es que tienes una granada entre las piernas?
Las ejecuciones, al igual que en DOOM Eternal, nos hacen recuperar vida. Sin embargo, no son tan comunes como con el Doom Slayer, al depender de un medidor. ¿Lo mejor de estas ejecuciones? Que nos darán nuevas armas al acabar con los demonios más poderosos. No sólo hay ejecuciones únicas, sino que además conseguiremos un arma temporal distinta. Por ejemplo, con unos demonios de hielo genéricos ganaremos una granada con la que congelar a los enemigos.
Con unas moles, les arrancaremos el brazo y lo usaremos de martillo gigante, mientras que a los taladradores se lo quitaremos de cuajo para convertirnos en un Big Daddy improvisado. Esta mecánica es una de las genialidades de los combates de Shadow Warrior 3, ya que no sólo recuperaremos toda la salud, sino que además ganaremos una potencia de fuego espectacular. Así podremos dar la vuelta a la tortilla a tiroteos en los que íbamos a palmarla, logrando incluso más satisfacción que antes.
Debido a todos estos elementos, se consigue crear un ballet de balas, espadazos y explosiones que a veces son capaces de rivalizar con lo visto en DOOM Eternal. A esto hay que sumar el genial uso de trampas en varios escenarios, pudiendo activar varios mecanismos para acabar con todo bicho que se cruce en las cuchillas o similares que activemos. Es una pena que no haya más, porque vaya si no es divertido hacer carne picada con los demonios.
Más que una escopeta, una recortada
Pese a toda esta alegría y festividad al matar demonios, Shadow Warrior 3 tiene varios problemillas que le alejan de la élite de los FPS. Lo primero, la duración. El juego dura apenas 4-5 horas, sin haber absolutamente nada de rejugabilidad. No podemos repetir niveles, ni empezar una partida manteniendo las armas o desbloqueos, ni nada. Es algo que choca, ya que sería genial volver a los primeros niveles con todos los juguetitos desbloqueados, o incluso una dificultad extra que nos permita disfrutar de demonios que aparecen al final, pero ahora desde el principio.
¿El siguiente problema? Los jefes finales. Sólo hay dos, y son… pasables. En cuanto a que pasan sin pena ni gloria. Son fácilmente los combates menos entretenidos de todo el juego. No llegan a ser un desastre, pero palidecen en comparación de lo increíblemente divertidos encuentros que viviremos en el resto del título.
El otro problema es que, si bien es siempre divertido, rara vez nos mete algún giro único o similar. Si acaso, lo hace en las secciones de plataformas, pero no tanto en el combate. Sí, cada vez hay más tipos de enemigos, pero no hay escenarios excesivamente únicos que combinen más el combate y las plataformas. O incluso meter algo más de exploración. Por lo que, es un juego que se mantiene algo plano desde su inicio. Amplia las opciones de combate, pero sin llegar nunca a sorprendernos como al inicio.
Bonito, pero con matices
Pasando a los aspectos técnicos, Shadow Warrior 3 ha cambiado de motor gráfico, por lo que notaremos un salto respecto a la primera entrega. Para empezar, ahora hay multitud de escenas de vídeo pre-renderizadas en tercera persona. Es algo que ayuda al tono peliculero con reminiscencias a Guardianes de la Galaxia que comentaba antes, y están muy bien realizadas.
¿El problema? Que estas escenas cortan algo el ritmo de la acción, al usar una cinemática para presentar a cada nuevo tipo de enemigo. El salto de CGI a los momentos ingame es bastante duro, ya que se pierde mucho nivel de detalle e incluso la saturación de los colores es distinta. Al menos, el juego sigue viéndose bastante bien, destacando sobre todo el fantástico trabajo artístico. He jugado en Xbox Series X y he probado la versión de PS5, ambas yendo a 60 FPS sin ningún problema. Al parecer, en PC y la anterior generación sí hay algún problema de rendimiento, pero es bastante jugable.
¿La pega? Que no estamos ante versiones que expriman mucho las consolas. De hecho, no hay versión nativa para la actual generación. No afecta mucho esto, pero hay aspectos que se podrían haber mejorado mucho. Un ejemplo muy claro es el popping, ya que hay un nivel en particular con bastante vegetación, donde veremos ramas y objetos aparecer delante de nosotros de una forma muy exagerada. Es algo notable en las secciones de plataformas, por lo que el combate sigue siendo visceral y frenético a más no poder.
En cuanto al sonido, pocas pegas se le puede poner al título. El doblaje al inglés (hay subtítulos en nuestro idioma) es excelente, y el nuevo actor de Lo Wang hace totalmente suyo al personaje. La música también es genial, animando a las mil maravillas todos los tiroteos del título. Destacan cómo no los efectos sonoros, haciendo que las armas sean increíblemente satisfactorias y contundentes.
Conclusión
Puede que Shadow Warrior 3 no vaya a revolucionar el género de los FPS, pero nunca lo ha pretendido la saga. Flying Wild Hog sabe muy bien lo que hace, ofreciendo con cada entrega una versión propia de lo que está de moda en los shooters en ese momento. Ya lo demostraron con la genial segunda entrega, y ahora repiten el éxito al basarse tan descaradamente en DOOM Eternal.
Logran ofrecer algo distinto pero con la misma sensación de espectacularidad, frenetismo máximo y sensación de ser los p*tos amos mientras reventamos demonios. ¿Es perfecto? Ni muchísimo menos, ya que le falta un empujón para poder codearse con la créme de la créme del género.
Aun así, ahora que estamos rodeados de tanto juego infinito, un shooter como este que durante las 5 horas que dura nos tiene con una sonrisa de oreja a oreja, entra a las mil maravillas. Porque al final, de eso siempre se ha tratado la saga y este Shadow Warrior 3: de pasar un buen rato escuchando chistes malos, usando armas brutales y salvando el mundo como el ninja superhéroe que somos.
Nos consolamos con:
- Fantástico ritmo de los tiroteos
- Cómo se ha podido adaptar la idea de diseño de DOOM Eternal y darle un giro
- Genial apartado artístico y sonoro
- 5 horas de diversión pura y dura…
Nos desconsolamos con:
- … Aunque se puede hacer corto, y no es nada rejugable
- Los jefes finales son muy olvidables
- Ciertos defectillos gráficos que denotan el carácter más limitado del juego
- El diseño tan cerrado hace que el ritmo siempre fluya, pero impide que haya sorpresas
Análisis realizado gracias a una clave para Xbox proporcionada por Devolver Digital.
Ficha
- Desarrollo: Flying Wild Hog
- Distribución: Devolver Digital
- Lanzamiento: 01/03/2021
- Idioma: Voces en inglés y Textos en Castellano
- Precio: 44'99 €
Deja una respuesta