El género de las aventuras gráficas está pensado para que vayamos a nuestro ritmo. Exploremos al máximo los entornos en busca de objetos, pistas, y resolvamos los rompecabezas que nos van planteando. Vamos, el único músculo que ejercitamos es el del cerebro. ¿Y si tuviéramos que usar nuestros puños para resolver los problemas? Es un poco la loca idea que nos propone Scrap Riders, un híbrido de aventura gráfica y beat’em up.
Tan pronto estaremos resolviendo puzzles como liándonos a tortas contra todo el que se ponga por delante. Todo aderezado con una estética a lo Mad Max, un píxel art muy llamativo y bromas para parar un tren. Es una premisa, cuanto menos, de lo más original. ¿Funcionará, o igual no ha sido muy inteligente meterse en esta pelea?
Los motoristas más cómicos de la historia
El protagonista de esta aventura es Rast, miembro de la banda de moteros Scrap Riders. En su último trabajo les han robado un motor súper guay del paraguay, con que toca ir a la ciudad para recuperarlo y mantener nuestra fama de tipos duros que completan cualquier trabajo. Así se da pie a una historia llena de humor, referencias a absolutamente todo y momentos desternillantes.
La trama como tal no nos va a sorprender en exceso. Los personajes logran ser entretenidos, pero todo se resume en «ayuda a las bandas para que te ayuden a ti a derrotar al malo malísimo». Los compañeros de Scrap Riders y los miembros de las diversas bandas con las que nos toparemos son de lo más variopintos. En nuestra nave tenemos a la capitana Mudmun que no dejará que nos pongamos a vaguear, el hacker samoano Bitman, el robot 50N1 o la piloto guerrera Chase. Al grupo no tardará en unirse otro personaje para aportar más diálogos la mar de divertidos.
¿El problema? Scrap Riders termina por tirar tantísimo de las referencias, que no termina de formar una personalidad propia. Es algo en lo que caen muchos títulos, pero bueno, se deja pasar. No todo tiene por qué ser memorable para entretenernos al máximo.
Lo que sí es más criticable es el tamaño de los bocadillos de los diálogos. Estamos ante una propuesta indie, por lo que no hay voces como es muy habitual. No es un problema, pero que todos los diálogos nos los dividan en dos mini-frases acaba por ser molesto. Tenemos que dar muchas veces a la «A» en frases cortadas por la mitad. Incluso una vez tuvo que cambiar el bocadillo para mostrar sólo un signo de interrogación. Claramente un detallito al que no le vendría nada mal un extra de pulido.
Primero de aventura gráfica
Pasando a comentar la parte jugable, Scrap Riders nos ofrece dos mitades muy distintas. Por un lado, las secciones de aventura gráfica. He jugado en la versión de Nintendo Switch, donde no se ha adoptado el esquema de «point and click». En su lugar, movemos directamente a Rast, teniendo que pulsar un botón para abrir las acciones típicas del género, como son observar, interactuar o hablar.
Este esquema funciona bien con el mando, pero tenemos aquí otro problema: Rast es motero porque va pisando huevos andando. Sí, podemos correr al pulsar dos veces en una dirección, pero esa es la velocidad que debería ser normal. En el género es habitual movernos sin parar de arriba a abajo en los entornos hasta que damos con la clave para resolver un puzzle, y esto hace que sea algo frustrante.
Dicho esto, los rompecabezas nunca llegan a ser muy complicados o desafiantes. Casi todo se basa en combinar un par de objetos y dárselo al NPC de turno. En otros casos hay que «navegar» por los árboles de diálogo hasta que nos digan lo que queremos, con multitud de respuestas fallidas que van sólo a bromas en vez de a la solución. No es algo malo, ya que no hace falta atascarnos como en los juegos de antaño, para que así el ritmo de la aventura fluya más… Pero un pelín más de desafío tampoco estaría mal para darle más empaque a esta sección.
Deja que tus nudillos sean los que hablen
Cuando nos metemos en algún problema, será imposible librarnos con la labia de Rast. Será entonces cuando Scrap Riders pase a ser un beat’em up en toda regla. Disfrutaremos de niveles de avance lateral con varios niveles de profundidad donde habrá toda clase de matones, jefes finales, peligros, obstáculos, armas, ratas en vez de pollo para recuperar salud… Vamos, lo básico en los «yo contra el barrio» de antaño que tanto nos gustan.
El combate en general es bastante básico. Tenemos ataques ligeros y fuertes con los que crear sencillos combos. Las armas que hay por el suelo son bastante inútiles dado lo lento que atacamos con ellas. Al menos, como proyectil son muy dañinas, lo cual es efectivo, sobre todo con los enemigos que nos pueden disparar desde lejos.
También contamos con una pistola, cuya munición es limitada, pero nos permite mantener alejados a varios enemigos, o sencillamente, acabar con los que todavía siguen con un distanciamiento social. Al ir atacando, también rellenaremos nuestro indicador de súper ataque, para hacer un gran daño de área.
Como tal, no funciona nada mal esta parte del juego. Los golpes son contundentes, y los jefes finales logran ser variados. Por desgracia, nunca llega a brillar tanto como los grandes títulos del género. Se echa en falta algo más de variedad en los enemigos estándar, o quizá un poco más de agilidad. Igual una pequeña capa de progresión no vendría nada mal, para sentir que realmente nos hacemos más fuertes a lo largo del viaje.
Lo importante es que Scrap Riders logra mantener nuestro interés al ir alternando entre cada género. Puede que no sea muy profundo en ninguna de sus áreas, pero dada la duración del título, es más que suficiente. En las 3-5 horas que nos llevará completar la aventura no habrá momento para el aburrimiento o que un género acabe cansando.
El maravilloso píxel art y la música retro
En la parte audiovisual, Scrap Riders es una delicia. El equipo de Games For Tutti nos ofrece un píxel art fantástico. Los escenarios son muy variados, ofreciendo multitud de detalles, referencias y elementos que aportan mucho dinamismo a cada escena. De hecho, hay cinemáticas muy en la línea de los juegos antiguos de la era 32 bits, teniendo un encanto arrollador todas y cada una de ellas.
La música es otro punto genial. La OST nos ofrece temas de estilo synth de lo más cañeros. En las partes de aventura el tono es más calmado para que no nos martilleen el cerebro al pensar, pero ayuda a mantener un hilo de fondo. Cuando llega el momento de las tortas, los temas más machacones cobran protagonismo, creando un conjunto musical de alto nivel.
Conclusión
Me encantan las uniones de géneros inesperadas, y Scrap Riders logra combinar la aventura gráfica con el beat’em up con éxito. Es cierto que no logra destacar demasiado en ninguna de las dos propuestas. Los puzzles son por lo general muy sencillos y básicos, mientras que la sección de beat’em up es más que entretenida, pero sin alardes. Es la fusión lo que hace que Scrap Riders logre enganchar. Su gran sentido del humor ayuda, pese a no terminar de forjar una gran identidad propia.
Así que, entre lo bien que funciona la mezcla y lo atractivo que resulta en lo audiovisual, tenemos aquí otro indie nacional de gran calidad. Bueno, bonito, barato y perfecto entre títulos de gran duración. Un título ideal para «limpiar el paladar» entre esos infinitos AAA que nos pueden llegar a abrumar. Entras a este mundo distópico, te echas unas risas, pegas unas tortas y te lo pasas en grande desde el principio hasta el final.
Nos consolamos con:
- Un píxel art fantástico
- Una OST de lo más cañera
- La combinación de aventura gráfica con beat’em up funciona francamente bien
- Un gran sentido del humor
Nos desconsolamos con:
- Ninguna de las dos mitades logra destacar en sus respectivos géneros
- Tirar de tantas referencias hace que no se forje una identidad única
- Rast es el motero más lento de la historia al andar
- Los bocadillos podían albergar más frases para dinamizar los diálogos
Análisis realizado gracias a un código de Nintendo Switch proporcionado por Microïds.
Ficha
- Desarrollo: Games For Tutti
- Distribución: Microïds
- Lanzamiento: 09/01/2023
- Idioma: Textos en Castellano
- Precio: 19,99 €
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