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Ragnarock

Ragnarock

Hay muchísimos juegos musicales en Realidad Virtual, impulsados seguramente por el éxito de Beat Saber. Esto es genial para los que amamos este género, pero también hace que los desarrolladores se lo tengan que currar para destacar. Pues bien, los chicos de WanadevStudio no se lo pensaron dos veces a la hora de adentrarse en el género con Ragnarock.

Tenemos mucho EDM y música de corte electrónico en general en VR… ¿pero qué hay del rock y del heavy metal? ¿Y qué ambientación está muy de moda, además de pegar con dicho género? ¡La de los vikingos! Así que dicho y hecho, logrando de un plumazo destacar tanto por música como por ambientación. Tras su exitoso paso por Early Access, es la hora de comprobar si la versión final de Steam y de Oculus Quest (aquí el enlace, al estar en App Lab) es digna de entrar en el Valhalla del Rock, o si estos vikingos se han pasado de hidromiel de tanta fiesta.

Para empezar, uno de los aciertos de Ragnarock es que absolutamente todo se basa en la idea de los vikingos teniendo a alguien tocando tambores para marcar el ritmo de los remeros. Así que, en vez de contar con una puntuación abstracta, a la hora de jugar, nuestra puntuación será la distancia que hayamos recorrido durante la canción. Cuanto más precisos seamos, más lejos llegaremos, por lo que podríamos cambiar «metros» por «puntos» y no pasaría nada, pero ya ayuda a crear esta ilusión de que estamos ante los vikingos más marchosos de la historia.

Ragnarock

A nivel de mecánicas, Ragnarock es bastante sencillo. Tendremos ante nosotros 4 tambores, bajando unas runas hasta cada uno de ellos. Cuando lleguen al tambor de turno, tendremos que golpearlo. Vamos, como en Guitar Hero y similares, pero golpeando unos tambores virtuales en vez de pulsando unas teclas.

Si logramos encadenar varias notas perfectas (marcadas por un rayo amarillo), iremos cargando los martillos (recordad, somos vikingos, las baquetas se nos quedan cortas), hasta dos posibles niveles. Cuando estén cargados, podemos golpear unos escudos que tenemos a los lados, para así conseguir un impulso, que será mayor en función del nivel de carga que tengamos. Volviendo a la analogía con Guitar Hero, es como la energía estrella, con la diferencia de que aquí si fallamos una sola nota, perderemos la carga por completo y tendremos que volver a empezar.

Con esta idea, tenemos una mecánica de riesgo-recompensa muy interesante, ya que nos podemos arriesgar a cargar al nivel 2 el combo, pero con el riesgo de perderlo todo en el proceso. Al mismo tiempo, golpear el escudo puede ser peligroso para mantener el combo, por lo que tenemos que ver muy bien cuándo activarlo para maximizar la distancia recorrida.

Ragnarock

Al jugar solo puede que este concepto suene algo simple, pero si competimos contra los fantasmas de otros jugadores, veremos cómo el turbo y obtener notas perfectas es la diferencia entre la gloria o la derrota. Esto se incrementa en el modo PvP, donde competimos contra otros capitanes vikingos en tiempo real, y un turbo en el último momento nos puede hacer ganar la partida de una manera épica, o sufrir una derrota bochornosa cuando estábamos ya acariciando el Valhalla.

Realmente, a nivel de mecánicas, Ragnarock no tiene más, pero tampoco lo necesita. Es una simpleza y un diseño que bien podría formar parte de un juego musical plano (no se juega con diferentes alturas ni nada por el estilo, por ejemplo), pero que funciona a las mil maravillas gracias a la música y a la ambientación.

No soy muy fan del heavy metal, pero las 30 canciones que trae el juego son excelentes para la temática vikinga: algunas lentas, otras cañeras a más no poder, en varios idiomas, y siempre marchosas con una buena capa de percusión para que nos podamos lucir. Entre el genial mapeado de las canciones y la ambientación, es imposible no venirse arriba desde el primer momento.

Ragnarock

Ver cómo vamos avanzando por los diferentes escenarios (increíblemente variados y llenos de efectos chulísimos, como trampas, cataratas o dioses gigantescos luchando) mientras animamos a nuestros compañeros vikingos es sencillamente increíble. Reconozco que me motivo quizá demasiado al jugar, pero esa es la magia de Ragnarock: hacernos sentir como auténticos vikingos que están participando en el viaje en barco de sus vidas. Porque oye, no hace falta siempre sufrir como en «The Vinland Saga», ¿verdad?

Hay una buena curva de aprendizaje que nos anima a seguir repitiendo las canciones. Hay que realmente clavar las notas si queremos alcanzar la medalla de oro en cada dificultad, además de usar bien el sistema de turbo. Algunos temas llegan a ponerse endiabladamente difíciles, con que no os fijéis solo en el nivel de dificultad general (Fácil, Medio o Difícil), sino también en la dificultad global marcada por un número.

Otro acierto es la posibilidad de personalizar la altura de los tambores, la posición del escudo que activa el turbo, el ángulo de los martillos o el mapa en el que jugaremos cada canción. Además, iremos desbloqueando poco a poco nuevas skins, para así demostrar nuestro poderío vikingo.

Ragnarock

Todo esto se aplica tanto a la versión de PC como de Oculus Quest. Personalmente, he acabado jugando más a esta última, ya que el no tener cables es una maravilla, y no hay realmente ninguna diferencia técnica. Es más, en ambas versiones podemos añadir canciones de la comunidad (tenemos esta página y esta otra) simplemente copiando y pegando los ficheros a la carpeta apropiada. Si bien estos temas no sirven para jugar online, alargan todavía más un juego ya de por sí la mar de completo.

Comentando los aspectos técnicos, el estilo low-poly de Ragnarock no impide que sea increíblemente inmersivo o hasta impresionante en lo visual. Todo se debe a una gran dirección de arte, que nos ofrece unos escenarios sencillamente espectaculares. Lo más importante es que, pese a todos los efectos que hay en pantalla, no veremos reducida nuestra capacidad de tocar, encontrando un perfecto equilibrio entre espectáculo y usabilidad. Esto se aplica a ambas versiones, y curiosamente, en Oculus Quest también podemos tocar aspectos gráficos por si el rendimiento no es el óptimo, algo que seguramente esté pensado para los usuarios de Quest 1.

En el sonido, junto a la banda sonora, quiero destacar los geniales efectos sonoros. Los gritos de los vikingos cuando golpeamos los escudos nos harán querer gritar nosotros también para animar a nuestros compañeros a remar más lejos todavía. Eso sí, es una pena que en el online no haya chat de voz, aunque al menos nos podemos comunicar por medio de emojis que activamos con un tambor especial, así que algo es algo.

Ragnarock

Conclusión

Los chicos de WanadevStudio lo han bordado con Ragnarock, que se convierte automáticamente en uno de los mejores juegos musicales para la Realidad Virtual. Las mecánicas son sencillas, pero muy efectivas. La música es genial, y gracias a la soberbia ambientación vikinga, el conjunto pasa de ser notable a sobresaliente.

Absolutamente todo funciona a las mil maravillas para motivarnos a darlo todo en cada canción, a gritar como un vikingo para llegar un solo metro más, y sobre todo, a pasarlo en grande mientras movemos los brazos como si no hubiera un mañana.

La creciente comunidad con sus propias canciones, el prometido soporte del estudio y lo rematadamente divertido que es actualmente Ragnarock hace que solo pueda decir: ¡A por el Valhalla del Rock & Roll!

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Nos consolamos con:

  • Increíble ambientación que ayuda a que aumente la inmersión una barbaridad
  • Presentación muy original que lo diferencia de los demás juegos musicales
  • Genial selección musical con temas metaleros y rockeros al máximo
  • Multijugador y soporte para canciones de la comunidad de lanzamiento

Nos desconsolamos con:

  • Completamente en inglés
  • Si no os gusta el género musical, por muy buenos que sean los demás elementos, no os terminará de convencer
  • La falta de chat de voz en el multijugador

Análisis realizado gracias a una copia descargada desde la Oculus Store y una copia comprada en Steam durante el Early Access.

Ficha

  • Desarrollo: WanadevStudio
  • Distribución: WanadevStudio
  • Lanzamiento: 15/07/2021
  • Idioma: Textos en Inglés
  • Precio: 24,99 €

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