¡Enhorabuena! Acabáis de ganar las elecciones en un archipiélago de lo más variopinto. ¿El problema? Que están totalmente vacías, por lo que nos tocará diseñar la ciudad de nuestros sueños. Esta es la genial premisa de Little Cities, que fue el primer simulador de ciudades anunciado para VR. Curiosamente, también se anunció poco después Cities VR, donde hay claramente un nombre más reconocible. La típica historia de «David vs Goliath» en el género, vamos.
Así que, tras construir grandes ciudades, toca cambiar el chip para otro tipo de propuesta. Además, se trata de una obra mucho más independiente, al estar desarrollado por Purple Yonder y ser el primer juego publicado por nDreams. Preparad vuestras manitas para tirar carreteras y llevar estas islas a lo más alto.
El placer de romper burbujas
Lo primero que notaremos al jugar a Little Cities es lo muchísimo que se ha pensado para VR. Absolutamente todo es táctil. ¿Cómo entrar a cada una de las islas desbloqueadas? Apuntando y tocando una isla en el mapamundi. ¿El menú con las opciones? Una serie de burbujas que debemos romper con nuestro dedito. El «pium» de reventar una burbuja, junto a la vibración del mando, hacen que sea una delicia moverse de una opción a otra.
Es cierto que estamos ante un simulador más sencillo que Cities VR, el juego con el que puedo compararlo al ser el único que había probado de antemano del género. No hay que manejar los impuestos que pagan los ciudadanos, ni gestionar el tráfico, ni dirigir la electricidad o el agua a cada zona habitable. Eso ayuda a que este menú funcione tan sumamente bien.
Todo está literalmente a mano, bien dividido y no hace falta más. ¿El menú de estado? Presente en cualquier momento en nuestro reloj de muñeca. Nuevamente, una acción física sencilla e intuitiva, pero que vamos a estar haciendo constantemente. Incluso el movimiento se basa en un movimiento físico, al tener que «agarrar» el suelo y arrastrarnos. Aquí echo algo de menos poder teletransportarnos o movernos con el stick, pero es algo que claramente funcionará de maravillas cuando introduzcan el tracking de manos en verano.
Tirando carreteras que es gerundio
Como en otros juegos del género, las carreteras serán las venas de nuestras ciudades. Siempre arrancaremos en el puerto, del cual surgirán las excavadoras para construir en las regiones que marquemos. Tendremos tres tipos de regiones: industriales, residenciales y comerciales. Habrá una demanda distinta según las necesidades de nuestros ciudadanos, ya que en efecto, nuestro objetivo en Little Cities consiste en crear las mejores ciudades posibles.
Las zonas residenciales no podrán estar cerca de las industriales por la contaminación, así que la zona comercial puede servir de «escudo» para separar ambas zonas. Lo mismo con las diferentes estructuras esenciales para el correcto funcionamiento de la ciudad, como las turbinas eólicas o las torres de agua. Sí, todo energía renovable, porque estas islas hay que protegerlas y aprovechar lo que la propia naturaleza nos da.
Aunque la ciudad vaya creciendo y tengamos que tener en cuenta más elementos, Little Cities nunca nos va a llegar a abrumar. Todo se mantiene relativamente sencillo, pero siempre entretenido a más no poder. Es cierto que, por lo general, estamos ante un juego sencillo. Nunca he tenido problemas de dinero, y los ciudadanos siempre estaban más bien contentos.
Aun así, siempre me picaba para seguir completando cada isla. Es la complejidad justa para mantenernos entretenidos incluso a los que no somos fans del género, como es mi caso. Simplemente ver cómo crece nuestra ciudad tan cuqui es una verdadera delicia. Es como si nuestra maqueta fuera aumentando poco a poco, de una forma relajada y tranquila, pero siempre constante.
De isla a isla y tiro porque para algo soy el alcalde
Otro elemento muy bien pensado de Little Cities es el de la progresión global. A medida que lleguen ciudadanos y mejoremos las instalaciones de la ciudad, ésta irá subiendo de nivel. Así se desbloquearán más regiones del mapa, y cómo no, nuevas infraestructuras para cubrir las crecientes necesidades de los habitantes de la isla. ¿Nuestro objetivo global? Llegar a desbloquear el ayuntamiento, dando por «finalizada» ese nivel. Hay un total de 6 islas, divididas en 3 entornos.
El tropical es el genérico, sin ningún tipo de elemento geográfico destacado a navegar. En el desierto, las tormentas de arena serán un problema, lo que nos obligará a colocar vegetación para contrarrestarla. ¿En las regiones volcánicas? Más nos vale estar preparados para las erupciones, que destruirán edificios o los incendiarán sin que podamos evitarlo.
Cada nueva isla ofrece nuevos retos, al ofrecernos regiones separadas que debemos interconectar mediante puentes, o añadir algunos de estos elementos naturales. Así se nos obliga a tirar carreteras teniendo en cuenta los elementos que contrarrestan estos problemas. Además, habrá estructuras únicas para cada región, como las que aprovechan el océano para obtener más agua, o las que usan la energía de los géiser de diferente forma.
Los atascos incluso molestan en las islas paradisiacas
Completar todas las islas nos llevará fácilmente unas 6-8 horas. En cualquier momento podremos borrar las ciudades de nuestras islas para volver a tirar carreteras y hacer ciudades nuevas. Aun así, claramente la rejugabilidad es algo menor que en otros juegos del género. No hay muchos elementos con los que decorar la ciudad, y como todo va por cuadrículas, no podremos crear estructuras radicalmente diferentes.
¿El otro problema? Tener que esperar por culpa de los atascos. Las excavadoras son las que hacen que las zonas en obras pasen a ser edificios, pero éstas pueden quedarse «atrapadas» por culpa del tráfico. Al no poder avanzar el tiempo, igual nos tiramos un rato esperando sin que la demanda o los habitantes puedan aumentar. Es fácilmente el aspecto que menos me ha gustado de Little Cities, y aquí habría varias soluciones. O bien evitar estos atascos (puede que sea por mi nula capacidad de construcción), o dar la opción de aumentar el tiempo.
Esto contrasta con otros momentos en los que el nivel de la ciudad sube a un ritmo rapidísimo. Cuando se pone al fin el aeropuerto (sirviendo como nuevo punto de entrada de excavadoras a la isla), este problema se reduce notablemente, con que algo es algo.
La maqueta de la que me enamoré
¿El siguiente aspecto positivo de Little Cities? Su apartado técnico y artístico. De nuevo, en comparación con Cities VR, aquí nos encontramos ante un juego muy atractivo en lo visual. No se busca el realismo en ningún momento, sino que se tira del minimalismo y el encanto. Los edificios son muy cuadriculados, pero se diferencian rápidamente entre las tres zonas habitables.
A medida que la ciudad vaya creciendo, habrá más elementos visuales decorativos. Ballenas con sus hijas por el océano. Ala deltas desde las montañas de la isla. Globos, aviones o incluso OVNIs sobrevolando los cielos. Nunca veremos humanos, pero sí coches, llamas, las tormentas de arena y otros efectos más. El salto del mapamundi a cada isla es instantáneo, e incluso veremos a nuestro alrededor las demás islas que hayamos desbloqueado. De nuevo, muchos detalles que ayudan a dar ese toque de maqueta viviente a la ciudad, y que todo resulte muy atractivo.
El sonido no se queda atrás para nada. Hay temas diferentes para cada una de las tres temáticas, y son bastante buenos… Pero pueden ser algo escasos tras varias horas. Todos se basan en algo relajado, que pega mucho con los escenarios. Los efectos también ayudan a dar vida a estas maquetas.
Conclusión
Little Cities no busca estresarnos ni nada. Casi le falta servirnos una piña colada mientras nos masajea los brazos y vemos crecer cada ciudad. Eso lo aleja mucho de su competencia directa, y también lo hace mejor incluso para los que no somos fans del género.
Las ciudades parecen maquetas llenas de vida, siendo una verdadera delicia cómo pasamos de islas vacías a urbes donde todo se mueve como un reloj suizo. Algunas con circuitos para atraer el comercio. Otras con parques acuáticos para divertir a nuestros habitantes. Y cómo no, algunas equipadas para sobrevivir a las erupciones volcánicas.
Pese a no gustarme las obras de construcción de ciudades, Little Cities me ha dado paz y me ha enganchado a partes iguales. Su gran diseño con todo pensado claramente para la VR y su gran aspecto hacen que brille con luz propia. De esta forma, se convierte en otro juego increíblemente recomendable para los usuarios de la Realidad virtual.
Nos consolamos con:
- Un menú totalmente táctil e increíblemente bien pensado para la VR
- Un aspecto artístico minimalista pero muy atractivo
- Buena progresión a nivel global para tener retos nuevos en cada isla
- El equilibrio entre sencillez y complejidad para enganchar incluso a los no amantes del género
Nos desconsolamos con:
- Los atascos que ralentizan la creación de edificios
- No poder movernos con el stick o teletransportarnos, como opción extra al movimiento actual
- La rejugabilidad es menor al no haber tanta complejidad en las estructuras a crear
- No le habría venido un poco más de música
Análisis realizado gracias a un código para Meta Quest 2 proporcionada por Redner PR.
Ficha
- Desarrollo: Purple Yonder
- Distribución: nDreams
- Lanzamiento: 12/05/2022
- Idioma: Textos en Castellano
- Precio: 19'99 €
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