Los folklores de diferentes regiones pueden dar pie a grandes experiencias. Y cuando encima se combinan con leyendas urbanas, las posibilidades aumentan exponencialmente. Esta fue la idea original de Ghostwire: Tokyo, el nuevo juego de Tango Gameworks, autores de los geniales The Evil Within. Tras ofrecernos una experiencia que bebía claramente de Resident Evil, el equipo quería cambiar tanto de aires como de perspectiva.
Con la cultura otaku en pleno apogeo, es el momento perfecto para un juego como Ghostwire: Tokyo. ¿La premisa? Hacer frente a espíritus, yokais y leyendas urbanas en una Tokio desolada por un malo malísimo. El título ya nos dejó unas muy buenas impresiones tras probar sus dos primeros capítulos, pero es el momento de la verdad. ¿Estaremos ante otra joya del estudio, o es mejor que llamemos a un cazafantasmas?
¡Ropa gratis en Shibuya!
A nivel argumental, seguiremos al joven Akito. Tras un accidente de tráfico, está al borde de la muerte, pero es traído a la vida gracias al espíritu del detective paranormal KK. A partir de ese momento, tendrán que compartir cuerpo mientras hacen frente a un villano enmascarado que ha liberado una mortal niebla por toda Shibuya. Todo el que la toque acaba muriendo, dejando su ropa atrás, al igual que los perros y los gatos.
Ambos tendrán el mismo objetivo, ya que el villano ha secuestrado a la hermana de Akito para hacer un peligroso ritual que pondrá en jaque a todo el mundo. La premisa como tal me encanta, al igual que la dinámica entre Akito y KK. Constantemente van a hablar entre ellos, con chascarrillos, tiras y aflojas, etc. Es, de lejos, lo mejor de la parte narrativa de Ghostwire: Tokyo, y lo que nos motivará a seguir jugando.
¿El problema? Que la historia como tal está muy mal contada. Apenas se desarrolla al villano, ni al equipo de KK que nos apoyará desde fuera y dentro de Shibuya, ni a los demás personajes relevantes para la trama. Incluso el dúo protagonista queda en un segundo plano durante casi toda la aventura. Finalmente conoceremos más de ellos al final, de forma muy apresurada, en vez de dejar que todo fluya de una forma más natural.
Es cierto que contamos con una Visual Novel gratuita que sirve de precuela y nos cuenta algo fundamental para la trama de Ghostwire: Tokyo… ¿Pero y si no lo jugamos? Que todo eso se cuenta rápidamente en alguna nota de texto, o se exploran ligerísimamente las ramificaciones en ciertas misiones secundarias. Así que nos quedaremos sin empatizar con ciertos personajes, o incluso sin llegar a entender muy bien qué ocurre.
Abrazando el folklore japonés, pero sin excesos
Esto es un problema, porque la narrativa del juego claramente deja mucho, mucho que desear. El ritmo de lo que ocurre es un desastre debido al diseño de mundo abierto, sin sentir la urgencia de los hechos ni por un momento. Al menos, hay algo en lo que Ghostwire: Tokyo sí logra clavarlo: el uso del folklore japonés. Absolutamente todo se basa en las clásicas leyendas japonesas, o la propia cultura.
Es un auténtico placer aprender más sobre la propia Shibuya o el país a través de los coleccionables del título. Porque sí, todo se basa en esta cultura, pero no por ello nos lo tirarán a la cara. Si nos queremos empapar del tema de los espíritus, los yokais o la parte más sobrenatural de Japón, ahí están los numerosos textos que iremos desbloqueando. Como poco, sí notaremos ese toque tan oriental en todo lo que hagamos, lo cual es increíble para los que somos algo otakus.
¿Se podría haber ahondado más en ciertos aspectos? Desde luego, y aquí la mayor pega está en los yokais. Al final, serán meros coleccionables que conseguir, sin darles personalidad alguna o explorar de alguna forma sus orígenes. Por ejemplo, no sabía que los Oni realmente no son monstruos violentos, sino todo lo contrario. Bueno, pues esto sólo da pie a cómo los conseguiremos, pero nada más. Claramente había potencial para algo más, y habría sido genial que estuvieran más involucrados en la trama global.
¿Has oído hablar de la chica de la curva?
Un poco se puede decir lo mismo de las leyendas urbanas. Hay decenas de ellas, y también han servido como inspiración para las numerosas misiones secundarias del juego. Esto es genial, para acompañar al aire de terror y mal rollo que desprende el juego desde el primer momento. Al fin y al cabo, ¿quién no quiere explorar mitos que llevan al suicidio a todo el que se adentra en un edificio? ¿O por qué están desapareciendo niños que se ponen a jugar al escondite?
La premisa es fantástica, pero Ghostwire: Tokyo no termina de aprovecharlo del todo. Algunas de estas misiones sí están medianamente bien, al dejarnos explorar al ente que ha acabado provocando esta leyenda. En el proceso, habrá algún elemento visual más que interesante, además de una pequeña zona aislada muy interesante casi a la altura de lo visto en las misiones principales.
¿El problema? Que esto se da en casos muy, muy concretos. La gran mayoría de misiones acaban resultando en «Pues hay corrupción. Límpiala y todo arreglado». De nuevo, una base muy buena, pero que podría haberse aprovechado más para ofrecer contenido secundario de calidad.

La mejor recreación de Shibuya en un videojuego
Todo esto nos lleva a hablar del mundo abierto, que es el eje central de Ghostwire: Tokyo. Desde Tango Gameworks han decidido abrazar al máximo el diseño de mundo abierto que desde el primer momento nos recordará a las obras de Ubisoft. Esto, por un lado, significa que tenemos una recreación de Shibuya sencillamente fantástica. Esa es la mejor parte del juego, siendo una delicia explorar hasta el último rincón de la ciudad.
El nivel de detalle del entorno es enfermizo, desprendiendo una atmósfera soberbia. Ya no sólo por la parte sobrenatural, los espectros, la corrupción o demás elementos, sino por la ciudad en sí misma. Cada callejón suena diferente, cada lugar emblemático está representado (con su descripción incluida en caso de querer leerla), y simplemente por explorar Shibuya merece la pena Ghostwire: Tokyo.
Además, la ciudad no está sólo representada en el plano horizontal, sino también en el vertical. Nos podremos perder en la estación principal de Shibuya, para luego ir a las azoteas que rodean el famoso cruce peatonal, o adentrarnos en el distrito comercial o de neón. Es casi como estar en un Yakuza, pero ahora en primera persona e incluso con un mayor nivel de detalle. Sencillamente increíble.
Iconos... Iconos por todas partes
¿El problema de este mundo abierto? Que se usa para un diseño de un sandbox muy, muy típico. Así que, tenemos atalayas en forma de Puertas Torii. Coleccionables por todos lados para no dejar ni un rincón sin explorar. Además de misiones secundarias a tutiplén de las que he hablado anteriormente.
Inicialmente, el diseño de este mundo abierto me parecía muy acertado. Ghostwire: Tokyo no quiere abrumarnos con un espacio inmenso, ofreciendo un mapa de tamaño más o menos reducido, pero lleno de actividades. De hecho, el mapa estará inicialmente bloqueado por la niebla, teniendo que ir desbloqueando las Puertas Torii poco a poco. Así vamos desbloqueando poco a poco tanto el mapa como el contenido secundario, lo cual no está mal.
Por desgracia, el juego termina por centrarse demasiado en este mundo abierto, lo que tiene varias consecuencias. Por un lado, se diluye la narrativa, además de restar importancia a lo que está ocurriendo. Por el otro, se introducen demasiadas misiones «de relleno», que o bien deberían ser opcionales, o directamente tendrían que haberse quedado como secundarias. Para que os hagáis una idea, gran parte de varios capítulos consistirá en ir desbloqueando las mencionadas Puertas Torii.
Si no hiciéramos el contenido secundario, Ghostwire: Tokyo sería un juego bastante corto. Así que parece que han metido todas estas tareas opcionales para aumentar artificialmente la duración del título. Si todo esto fuera de gran calidad, entonces me importaría menos, pero como he ido comentando, no es así.
¿Deja de ser adictivo? Ni mucho menos. Uno de los muchos coleccionables son las más de 200 mil almas separadas de los cuerpos de los habitantes de Shibuya por la niebla. Al final, serán como los orbes de Crackdown, animándonos constantemente a movernos por las azoteas o por cualquier parte para obtenerlos todos. Reconozco que me he tirado muchísimo tiempo recogiendo espíritus, porque en cierto aspecto, es divertido. Al menos, hasta cierto punto. Cuando llevaba más de 120 mil almas, ya perdí interés, porque además, ya había alcanzado tal nivel de experiencia, que no me hacía falta.
En cuanto a la duración, Ghostwire: Tokyo me ha durado unas 15 horas, tras haber completado unas 40 misiones secundarias. Si hiciéramos todo al 100%, entonces el juego podría dar unas cuantas horas más. Al menos, es una duración adecuada para el juego, ya que pese a dar demasiado énfasis al contenido opcional, no dura tanto como para terminar por hacerse pesado.

Aire, fuego, agua para luchar contra los Visitantes
Me he centrado mucho en el contenido a nivel global, ¿pero cómo se juega a Ghostwire: Tokyo? Básicamente, como un FPS mezclado con un hack and slash. Nuestras «armas» son los hechizos de aire, fuego y agua, que serían equivalencias de una pistola, fusil de francotirador/lanzagranadas y escopeta respectivamente. Por suerte, las sensaciones al «disparar» son muy diferentes, al usar diferentes gestos con las manos, haciendo los combates todo un espectáculo de técnicas ninjutsu de Naruto.
Nuestros enemigos serán los espíritus conocidos como «Visitantes», que toman formas conocidas para los humanos. Así tendremos ante nosotros hombres trajeados, estudiantes de instituto, azafatas de vuelo, niños pequeños con chubasquero, hombres ricos y muchos más.
Cada enemigo tiene diversos patrones de ataque, obligándonos a no parar de movernos para evitar que nos rodeen. Junto al movimiento, tendremos que usar bien los bloqueos e incluso realizar parries. ¿La gracia? Que podremos matar a los enemigos con daño directo, o romper su cascarón para exponer su núcleo. Esto los noqueará un tiempo, pudiendo extraer varios núcleos de golpe, para además recuperar un poco de salud en el proceso.
Los combates son realmente divertidos, y a medida que avanza el juego, van ganando en profundidad. La variedad de enemigos es la justa para que siempre tengamos que ir replanteando nuestras tácticas, y aunque no se llegue a la intensidad de DOOM Eternal, vaya si no es divertido ir priorizando enemigos en cada encuentro.
El uso del sigilo también funciona bastante bien. Muchas veces, podremos evitar a los Visitantes, o ir aniquilándolos poco a poco por la espalda. Así iremos reduciendo su número para cuando empiece el combate, dejando las cosas a nuestro favor. Las animaciones en todas las ejecuciones, junto a los ruidos espectrales que sueltan los enemigos, hacen que todo sea increíblemente satisfactorio, e incluso único, pese a estar realizando cosas típicas de muchos otros FPS.
Ahora bien, también se podría haber hecho un poco más en el combate de Ghostwire: Tokyo.Sólo hay 3 hechizos que desbloquearemos muy pronto, y con las diversas mejoras a desbloquear «sólo» aumentaremos su cadencia, amplitud o potencia. Es cierto que hay otras herramientas, como talismanes (el equivalente a granadas de diverso tipo) o un arco… Pero casi nunca los acabaremos usando. Algún hechizo terrestre, o poder combinar estados elementales, habría terminado por darnos más opciones todavía en los combates. Aunque al menos, esta es una pega pequeña en un apartado que el juego hace realmente bien.

Una atmósfera brillante en todos los sentidos
Pasando a los aspectos técnicos, Tango Gameworks ha hecho un trabajo fantástico a más no poder. Que el juego sea exclusivo de PS5 tiene sentido dado el enfermizo nivel de detalle que comentaba antes. Además, tenemos 6 modos gráficos para seleccionar. De forma resumida, son:
- Calidad. Se activa el Ray Tracing en los numerosos charcos, mejorando la presentación global al máximo. A cambio, se capa el juego a 30 FPS
- Rendimiento. La calidad gráfica se reduce, se desactiva el RT, pero a cambio, podremos jugar a 60 FPS
- Modos de Calidad y Rendimiento con alta tasa de refresco. Son un modo intermedio, pero que no recomiendo debido al increíble tearing que produce
- Modos de Calidad y Rendimiento con alta tasa de refresco y V-Sync. Este modo Calidad es el que recomiendo, al mantener el RT casi al mismo nivel, rendimiento cercano a los 60 FPS (hay alguna caída, pero nada problemático), pero sin alcanzar los 4K
Dejando de lado el puro músculo técnico de Ghostwire: Tokyo, lo que hace que todo brille todavía más es el apartado artístico. La atmósfera que desprende la ciudad por sí misma, junto a los elementos sobrenaturales, nos hacen estar ante un juego único. El diseño de las criaturas es soberbio, pero sobre todo, destacan las modificaciones de los escenarios.
Como si de FEAR se tratase, habrá muchos momentos donde el escenario empezará a cambiar ante nuestros ojos para provocarnos algún susto o aumentar el mal rollo general. Aquí nos encontraremos ante algunos de los momentos más espectaculares de todo Ghostwire: Tokyo, dejándome constantemente con la boca abierta. Algunos de los escenarios que nos muestran son de los mejores que he visto en cualquier videojuego, y es algo que me hacía desear que hubiera incluso más misiones principales (o secundarias) de este estilo.
El sonido es otro elemento clave en esta increíble atmósfera que rezuma el juego. Escucharemos una estática al acercarnos a los enemigos, por lo que incluso al acercarnos a su espalda, estaremos increíblemente tensos. La música que sale de los bares de los callejones o de las propias casas. Todo es un elemento más que Tango Gameworks usa a las mil maravillas para hacernos creer que estamos en este Shibuya fantasmagórico.
El doblaje al castellano es otro elemento digno de elogio. Como siempre, Bethesda Softworks nos ofrece una localización impecable. Los actores hacen un trabajo estupendo, y si lo deseamos, podemos usar las voces japonesas para mantenernos en la ambientación oriental. La banda sonora es también excelente, con que a nivel técnico, estamos ante un título impecable.
Conclusión
Hay juegos que, inicialmente, te atrapan y les pides mantenerse a ese nivel. Esto es lo que me ha pasado con Ghostwire: Tokyo. El inicio me fascinó. Me tenía totalmente atrapado, y cada cosa que veía, me enganchaba todavía más. Por desgracia, ese nivel se pierde bastante, al abandonar el énfasis narrativo inicial para centrarse casi por completo en un mundo abierto bien hecho, pero muy estándar.
La ciudad de Shibuya se ha recreado increíblemente bien, y se ha llenado de contenido opcional… Pero en su mayoría muy típico sin demasiada chicha. Siempre nos lo pasaremos bien gracias a las increíbles y satisfactorias mecánicas de combate, pero no dejaremos de pensar que se podría haber hecho más. Se podrían haber aprovechado las leyendas urbanas para misiones con un empaque narrativo más logrado. El folklore podrá ser usado para contextualizar todo, pero los yokais acaban convirtiéndose en un coleccionable de tantos. Todo acaba afectando a la narrativa, siendo muy mejorable pese a querer contarnos una historia la mar de interesante.
Así que, como primer acercamiento al mundo abierto más puro por parte de Tango Gameworks, Ghostwire: Tokyo no está nada mal. Ahora bien, espero que estemos ante otro caso como el de The Evil Within: una primera entrega divertida, pero con un potencial que acabó por alcanzarse en una secuela magnífica. Porque sí, estamos ante un juego que logra atraparte con su atmósfera y su combate, con que hay muchas piezas que «sólo» deben terminar de pulirse para convertirse en leyenda de los videojuegos.
Nos consolamos con:
- Un combate increíblemente divertido
- La dinámica entre Akito y KK
- Una atmósfera increíble gracias a los apartados visuales y sonoros
- La mejor recreación de Shibuya en la industria de los videojuegos
- Muchos perros y gatos a los que acariciar
Nos desconsolamos con:
- Demasiado énfasis en el mundo abierto
- Contenido secundario demasiado típico y al que le falta profundidad
- Aunque la historia no está mal, la narrativa deja mucho que desear
- Pocas misiones que realmente parezcan principales
Análisis realizado gracias a una clave para PS5 proporcionada por Ziran.
Ficha
- Desarrollo: Tango Gameworks
- Distribución: Bethesda Softworks/Koch Media
- Lanzamiento: 25/03/2022
- Idioma: Voces y Textos en Castellano
- Precio: 69'99 €
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