El ser humano es cotilla por naturaleza. Nos encanta enterarnos de todos los embolaos de la oficina. Ver qué está haciendo el vecino. Esa persona sentada junto a nosotros en el metro… ¿qué estará viendo en el móvil? Algún vistazo hemos echado todos, no lo neguéis. Por eso, un simulador de maruja o de cotilla máximo era algo que tenía que funcionar sí o sí. En especial si se hace con mucho mimo y cuidado, como pasó con Do Not Feed the Monkeys de Fictiorama Studios.
Ya observamos a los primates y los «alimentamos» al inmiscuirnos en sus vidas, con que sólo queda mirar al futuro. Literalmente, ya que eso es lo que nos plantea Do Not Feed the Monkeys 2099. Si ya había locuras en el presente, sumad ahora la presencia de aliens, IAs y mucho más. Preparad una buena bolsa de ganchitos, que se viene otra sesión de estar anclado a la pantalla mientras no nos perdemos nada de nada de la vida de estos monetes.
Bienvenido al Club de Observación de Primates
Como en el original, la premisa de Do Not Feed the Monkeys 2099 es muy sencilla. Nos hemos unido al Club de Observación de Primates, quienes nos dan acceso a una serie de «jaulas», o dicho de otra manera, cámaras de seguridad que obviamente invaden la privacidad de la gente. Nuestra tarea es simplemente observar. Ver qué ocurre en cada una de las jaulas, al mismo tiempo que mostramos nuestra valía comprando más jaulas, para así subir escalafones en el club. ¿La única norma real además de mantener esto en secreto? No alimentar a los monos. O dicho de otra forma, no meternos en lo que está ocurriendo. Ser observadores pasivos… Pero claro, la curiosidad mató al gato, o en este caso, alimentó al mono.
Será totalmente imposible no querer inmiscuirse en lo que estamos viendo. Un ejemplo perfecto es la primera jaula de todas. En ella veremos a una psiquiatra tratando a una famosa, usando un método de hipnosis que la deja en completo estado de trance. ¿Y si nosotros pudiéramos también poner en trance a la famosa para que hiciera lo que quisiéramos?
Este es el punto fuerte de Do Not Feed the Monkeys 2099, ya que cada jaula tiene su propia historia que ir descubriendo por nosotros mismos. Lo que vemos nos dará algo de contexto, resaltando palabras clave o objetos para luego buscarlos en el internet propio del título. Los términos de búsqueda a veces son un poco restrictivos, pero bueno, es la parte más «puzzle» del juego. Así podremos sacar más información, como detectives caseros, descubriendo noticias adicionales, o llegando a encontrar teléfonos de contacto, direcciones de correo, etc. Es así como podremos empezar a participar activamente en estas historias, dando lugar a conclusiones tan diversas como disparatadas.
En este sentido, «nada» ha cambiado respecto al original en lo que a narrativa se refiere, pero ahora todo está adornado con un toque de ciencia ficción. Veremos a aliens de toda clase en vez de «simples» humanos, además de tecnologías futuristas que añaden más locura si cabe a lo que vemos en pantalla. ¿Una casa con autonomía propia que parece salida del especial de Halloween de Los Simpson? Por supuesto. ¿Una pitonisa que hace su programa en streaming recibiendo holo-llamadas? Podéis contar con ello.
Ah, que también hay que vivir
Es fácil engancharse a las jaulas. A buscar información. Interconectarla para sacar conexiones. Dar con más y más datos que nos den una visión completa de lo que está ocurriendo. Así podemos empezar a jugar, y las horas se pasarán volando. Es curioso, porque de esto va también la parte más «jugable» y de gestión de Do Not Feed the Monkeys 2099.
No estamos ante una Visual Novel donde ver cada historia y ya. Somos una persona (¿o igual un alien?) que tiene ciertas necesidades básicas, como dormir, comer, o ese inconveniente conocido como pagar el alquiler. Cuando vienen a por el dinero cada pocos días unos lagartos alienígenas que parecen capaces de matarnos de un bocado, como que apetece no deberles nada de nada.
Así que, mientras estamos enganchados a esto de observar primates, tendremos que abrir la puerta cuando nos llamen (siempre lo harán en lo más emocionante, siguiendo la Ley de Murphy) para entregar paquetes, preocuparnos de dormir para no desfallecer, cuidar nuestra dieta para no ponernos enfermos, etc. ¿Y para el dinero? Pues toca apuntarnos a trabajos temporales, o ir respondiendo de manera correcta a las preguntas que nos lanzan desde el Club de cuando en cuando. Eso si no tenemos mentalidad de tiburón y nos metemos en la bolsa a invertir.
Ambas partes del juego, la de observar y gestionar los recursos, están totalmente relacionadas. Cada semana tenemos que llegar a un número determinado de jaulas, o nos echarán del Club. Pero claro, necesitamos el dinero para comprar comida o pagar el alquiler. Esto nos obliga a trabajar, o si estamos muy cansados, a echar una cabezadita. Los monetes, mientras tanto, seguirán con sus vidas. Recordemos que somos observadores, no los titiriteros de sus vidas, por lo que no nos esperarán.
Esto nos obliga a ir apuntando los horarios ingame de cada una de las jaulas para saber cuándo ocurrirá algo interesante a observar. En el tiempo «libre», a currar para poder subsistir. Es un ciclo jugable que resulta increíblemente adictivo, y lo dicho, se me pasaron las horas volando cuando empecé a jugar. Estaba tan absorto en querer saber más de cada jaula, que me dieron las tantas de la madrugada… Descuidando los horarios de sueño tanto ingame como en la vida real por el simple hecho de cotillear. ¡Toma meta-momento! Toda esta gestión puede hacerse más liviana en uno de los modos extra de juego, aunque es una lástima que este «Modo Fácil» esté bloqueado hasta una segunda vuelta, ya que viene de perlas para los que se quieren centrar más en la narrativa y no tanto en el estrés de gestionar absolutamente todo.
Esta es una de las grandes bazas de Do Not Feed the Monkeys 2099, adaptándose el juego notablemente a lo que vayamos haciendo. En función de nuestras interacciones cada historia individual podrá acabar de diversas maneras, además de poder notar los efectos en las noticias, diálogos con otros personajes, etc. Todo es muy reactivo, animándonos a jugar otra vez desde un día anterior para cambiar los resultados. Dicho esto, si vamos a tiro hecho, en unas 3-4 horas podremos llegar a ver todas las jaulas, necesitando bastante más si queremos verlo absolutamente todo.
Viva el píxel-art
Uno de los motivos por los que Do Not Feed the Monkeys 2099 engancha tanto es por lo rematadamente bien que se ve. Fictiorama Studios vuelve a apostar por un cuidadísimo píxel-art, ofreciendo montones y montones de sprites entre las jaulas, las noticias diarias o nuestra propia casa. Todo resulta atractivo y legible, algo clave para poder gestionar tantas cámaras y aun así saber qué ocurre en cada una de ellas de un vistazo rápido.
El sonido también es genial, con diversos efectos para añadir atmósfera al mundo (como tráfico matutino a primera hora de la mañana, sirenas de policía ocasionales, etc), y así notar que no sólo estamos viendo una pantalla, sino que estamos en nuestro piso de mala muerte. Eso sin olvidar la importancia a nivel de la jugabilidad, con sonidos distintivos para cuando hay algo importante en una de las jaulas, recibimos una llamada de nuestro holo-asistente, etc.
Que todo sea jugable simplemente con un ratón hace que el título sea muy fácil de controlar. De hecho, en Steam Deck se puede jugar de maravilla usando el trackpad junto a la pantalla táctil, que es como he jugado para hacer el análisis. Sí, estar en la cama tumbado y jugando hace que sea más fácil que se pasen volando las horas.
Conclusión
Fictiorama Studios vuelve a engancharnos de lo lindo a esto de observar primates con Do Not Feed the Monkeys 2099. ¿Cambia la fórmula del original? No demasiado, pero tampoco lo necesitaba para atraparnos de nuevo. Más jaulas, más locura gracias a la ciencia ficción, más posibilidades de interacción, diálogos desternillantes y unas ganas irrefrenables de alimentar a los primates.
Si os gustó la primera parte, os encantará esta secuela. Si no os llegó a convencer, no os hará cambiar la idea. Es la típica de secuela de más y mejor. Un «simulador de cotilla» que hará las delicias de cualquiera que se ha puesto a imaginar las vidas de aquellos a quienes observamos.
Nos consolamos con:
- Increíblemente adictivo
- Píxel-art de mucha calidad
- Historias de lo más variadas e interesantes
- Gestionar los recursos es estresante en su justa medida
Nos desconsolamos con:
- Tener acceso al «Modo Fácil» de inicio para centrarnos en la narrativa no estaría mal
- Muchas de las jaulas siguen siendo más de relleno que otra cosa
- Búsquedas en internet un poco restrictivas en ocasiones
Análisis realizado gracias a una clave para Steam proporcionada por Fictiorama Studios.
Ficha
- Desarrollo: Fictiorama Studios
- Distribución: Fictiorama Studios
- Lanzamiento: 25/05/2023
- Idioma: Textos en Castellano
- Precio: 19'99 €
Deja una respuesta