Zombis. A punta pala. Pero también, a punta machete, espada, fusil, granada, bomba incendiaria, llave inglesa, tijera, metralleta, sierra, tablón, escoba, carrito de supermercado, pistola de agua… ¡Vamos! Una inmensa lista de opciones a nuestra disposición. Y si nos sabe a poco, siempre tendremos la oportunidad de hacerlos besar el parachoques de nuestros vehículos y atropellarlos cuál mosquitos en la noche.
Vuelve Dead Rising y vuelve a lo grande. De la mano de Capcom en exclusiva para Xbox One, es el más grande, y con creces, de los títulos de la saga. En vez de apostar por el aspecto gráfico, que es más que decente, a potencia de la nueva consola se ha destinado a poner el máximo número de zombis en las calles de Los Perdidos, una ficticia ciudad californiana que se ha visto invadida por las hordas de los muertos andantes. Tendremos a cientos de zombis en la pantalla, dispuestos a ser derribados por nuestra destrucción creativa usando armas a cada cuál más absurda.
La ciudad de Los Perdidos se divide en varios barrios conectados entre sí por rotas carreteras llenas de obstáculos y, sobretodo zombis. Pero estos están por todos los lados. Siendo un mundo abierto, tenemos mucha más libertad que, por ejemplo, en el centro comercial donde se centra el anterior Dead Rising. Algo que también se agradece es el dejar atrás esas frenéticas misiones contra reloj por una única cuenta atrás global para toda la partida principal. Tenemos seis días -virtuales- para superar el juego ya que Los Perdidos es un objetivo militar para una bomba nuclear con el objetivo de exterminar a todos los zombis de un plumazo. A los zombis, pero también a Nick Ramos, el personaje principal, y a otros humanos -ciertamente, «perdidos» y, ya de paso, «pringados»- que se han visto atrapados en la ciudad.
Así pues, mientras avanzamos por nuestro periplo zombil, tendremos la oportunidad de ir rescatando a otra gente de bien de las manos -o lo que queda de ellas- de los no muertos. Algunos de ellos puede que decidan ayudarnos, estando a nuestra disposición si así lo deseamos. Esto es realmente útil como soporte, y les podemos dar armas y comida para que recuperen su vida. No desestiméis el poder de estos compatriotas.
Pero no todo ser viviente en Los Perdidos es «bueno», en el sentido que está más o menos bien de la cabeza. Como ya hemos visto en otros Dead Rising, vuelven los Psychos, enemigos supondrán un reto mayor de vez en cuando. Eso sí, a cada cuál más topicazo, como la policía tetuda, por ejemplo, pero suponen un buen cambio de ritmo y, a veces, la excusa para volver atrás y mejorar nuestro peronaje.
Uno de los puntos principales de Dead Rising es la posibilidad de combinar armas para crear temibles objetos de destrucción de zombis. ¿Un osito con metralleta? ¿Por qué no? O una espada flameante, o bombas de ácido… más de cien combinaciones que desbloquearemos encontrando sus respectivos planos por el mapa. Aunque los llamados «combos» no se limitan simplemente al armamento, también podemos combinar la gran variedad de vehículos para crear máquinas de destrucción masiva. Nada como ir de un barrio a otro lanzando cañonazos desde nuestro «tanque», por llamarlo de alguna forma.
Cada vez que ganemos experiencia, la podemos destinar a canales específicos, como la mejora del inventario o la agilidad con sus nuevos movimientos, o a cosas como mejorar la capacidad para combinar armas. De esta forma, podemos adaptar a nuestro gusto la mejora de Nick Ramos.
Diversión, risas y -especialmente- desmembramientos para decenas de horas
Tanto zombi puede hacer pensar que este título es casi imposible, si tenemos en cuenta la dificultad de las dos precuelas, pero eso no es cierto. Probablemente, el modo normal de la Historia sea el más asequible hasta la fecha, probablemente gracias a la miríada de armas y opciones a nuestra disposición. Para los más valientes, existe el modo Pesadilla, más fiel a los títulos anteriores, donde los tiempos de las misiones son más cortos y as posibilidades de guardar el progreso limitados a varios puntos -sí, siempre podemos guardar la partida en una letrina.
No tenemos por qué escapar solos de Los Perdidos. Lo podemos hacer de la mano de un compañero online, sea conocido o no. Algo que en el modo online con desconocidos es que podemos escoger nuestro perfil de juego. Por ejemplo, podemos marcanos como complecionistas o como que nos gusta ir al grano, de manera que la persona que se una a nuestra partida tenga un modo de jugar lo más parecido posible.
Como todo juego de Xbox One, Dead Rising 3 hace un ligero uso de Kinect, aunque para aspectos que no afectan notablemente la jugabilidad. Simplemente, podemos gritar para llamar la atención de zombis cercanos, aunque eso no es algo que recomiendo hacer en plena noche cuando tu mujer e hijos -si es que es tu caso, claro- se encuentren durmiendo placidamente en sus camas.
Si el uso de Kinect no supone gran cosa, algo que sí que me ha sorprendido gratamente es el uso de Smart Glass, la posibilidad de usar una tablet o móvil para conectarse a la Xbox One. Para el caso de Dead Rising 3, podemos usar la tablet para solicitar soporte inmediato -algo muy útil-, y también para cosas como tener siempre un mapa a mano o conseguir ayuda y consejos adicionales. La única pega es tener que preparar tantos dispositivos antes de jugar, pero una vez superada la pereza, la experiencia es completa.
Conclusión
Dead Rising 3 es un excelente título para Xbox One que despierta una necesidad insaciable de eliminar zombis a diestro y siniestro de las formas más absurdas posibles. Siendo la principal novedad el gran número de ellos y un mundo abierto lleno de posibilidades creativas. Dead Rising no busca aquellos jugadores que simplemente quieran recorrer su historia de principio a fin, Dead Rising se saborea entreteniéndonos en encontrar nuevas maneras de causar muerte -uhm, aunque ya estén muertos- y destrucción. Diversión, risas y -especialmente- desmembramientos para decenas de horas.
Ficha
- Desarrollo: Capcom
- Distribución: Microsoft Studios
- Lanzamiento: 22/11/2013
- Idioma: Castellano
- Precio: 64,95 €
Buen análisis !